martes, 4 de abril de 2017

Power Rangers. Espectáculo sin entrañas.

Título original:
Power Rangers
Año:
2017
Fecha de estreno:
7 de Abril de 201
Duración:
124 min
País:
Estados Unidos
Director:
Dean Israelite
Reparto:
Dacre Montgomery, RJ Cyler, Naomi Scott, Ludi Lin, Becky G., Elizabeth Banks, Bryan Cranston
Distribuidora:
eOne


La resurrección depende plenamente de la fe. Actualmente los grandes estudios de cine apelan a nuestro deseo de creer en que cualquier tiempo pasado fue mejor, que no merece la pena crear nuevos personajes memorables cuando se cuenta con éxitos contrastados. El principal problema de ese razonamiento es que lo que funcionó hace medio siglo o incluso hace dos décadas no tiene por qué impactar hoy en día. Por eso se trata de calcar el producto original como un niño apoyado en la ventana con un dibujo, y al mismo tiempo se introducen elementos que ejerzan de desengrasantes de los mecanismos obsoletos. El reboot de Power Rangers es feligrés y víctima de esta tendencia, ya que busca recuperar un encanto ya evaporado y pierde la personalidad por el camino.


No nos vamos a engañar, la serie original de Power Rangers era hija de la extravagancia de los noventa. De los efectos especiales de dudosa calidad y los colores tan vistosos como excesivos. Un entretenimiento maravilloso ante los ojos de un chaval, que se ha ido refinando con el paso del tiempo. En cambio, la nueva película, como es comprensible, nace del molde actual del blockbuster. Un molde tan desgastado que no asegura el acierto, y en el caso de Power Rangers la recepción de cada espectador dependerá de la tolerancia que se tenga de esa casi homogénea factura. Sus protagonistas componen un grupo genérico, tanto racial como emocionalmente, al igual que sucedía en la serie original, que parece salido de un focus group amante de El Club de los Cinco. Pero al final lo que cuenta es que las dinámicas entre los cinco personajes funcionen, que encajen entre ellos; algo que aquí sucede con una regularidad poco consistente.

Dentro del quinteto destaca RJ Cyler (aka el ranger azul), por las mismas razones que le llevaron a desmarcarse en Me and Earl and the Dying Girl. Un carisma propio de estrella de cine en ciernes, parcialmente minado en Power Rangers por un guion poco inspirado, repleto de referencias a elementos de moda introducidas con calzador. También llama la atención el trabajo de Elizabeth Banks como Rita Repulsa, la villana, ya que a pesar de su estridencia no se encuentra nunca fuera de lugar. Un reto difícil de superar debido a la sobreactuación inherente al personaje, pero que Banks resuelve con clase. El resto de rangers tienen carácter y un atisbo de personalidad, pero es tan mínimo que podrían haber salido de cualquier serie aleatoria de adolescentes.

En cuanto a la estructura de la película, es evidente que la mayor parte de los recursos se reservaron para el tercer acto, la batalla final. Durante la presentación y el nudo pasamos un gran tiempo con los personajes, con una cantidad de efectos especiales bastante reducida para lo que estamos acostumbrados. Se optimizaron los recursos para que el final fuera lo más explosivo posible, y se nota cuando el ritmo decae a lo largo de prácticamente 90 minutos de metraje, que es lo que se tarda en incluir la verdadera acción en la cinta. En ese declive influyen notablemente decisiones de cámara poco acertadas por parte del director, Dean Israelite, que repetidamente generan un ambiente enrarecido, causado por ejemplo por rotaciones aberrantes.


En definitiva, Power Rangers no es más que un entretenimiento ligero dirigido exclusivamente a adolescentes. El factor de la nostalgia no se aprovecha con ingenio, ya que las referencias a la serie original son comedidas, y cuando se da rienda suelta no se capta la esencia de aquel grupo que vivía entre lo hortera y lo fascinante. Por ejemplo, durante un momento supuestamente apoteósico de la cinta se introduce con timidez la canción original de la serie, para un minuto después subir los decibelios con un archiconocido tema de Kanye West. Un gran esfuerzo por contentar a todo el mundo, que fracasa al prescindir del atrevimiento que debía motivar los actos de sus protagonistas y nuestra atracción por ellos. No es dañina y en general exhibe capacidad de entretener, pero carece de una solidez que invite a creer en la resurreción de la franquicia.

5/10

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