Título original:
En man som heter Ove
Año:
2015
Fecha de estreno:
24 de Marzo de 2017
Duración:
116 min
País:
Suecia
Director:
Hannes Holm
Reparto:
Rolf Lassgård, Bahar Pars, Filip Berg, Ida Engvoll, Tobias Almborg, Klas Wiljergård,Chatarina Larsson, Börje Lundberg, Stefan Gödicke
Distribuidora:
Emon
Películas como “Un
hombre llamado Ove”, son generalmente las más difíciles de encarar cuando tu
objetivo es escribir unos cuantos párrafos sobre ella. Son películas cuya
corrección roza cierta monotonía: nada te enoja, nada te sorprende, nada te
emociona en demasía; en definitiva, nada te motiva a escribir. Llevo varios
dándole vueltas y no me sale nada más sincero que ‘Es buena. Hay que verla”. Y
quizá lo más sensato fuese terminar la crítica ahí, sin embargo bien podemos
dedicar un minuto a reflexionar el por qué un drama cuyo desarrollo conocemos
desde el minuto 1, cuya historia hemos visto millones de veces y cuyo final
resulta demasiado predecible, logra ser tan universalmente aclamado, incluso
por aquellos (me incluyo) que encaramos siempre estas historias con exagerado escepticismo.
Creo que son tres los puntos fundamentales que hacen de la última película de Hannes
Holm una película tan disfrutable y nos vamos a dedicar a explicarlos en los
próximos párrafos.
Indudablemente lo
primero que vamos a notar al comenzar la proyección es lo bien que luce. La
obra entra por los ojos. Y lo hace desde los primeros minutos de metraje, tanto
por los colores que presenta su bella fotografía como la puesta en escena y los
encuadres que convierten el barrio en que nuestro protagonista habita en un
espacio muy especial. La pulcritud del escenario exterior actúa como cruel
contraste al desastre interior que vive Ove, pues parece más una escena donde
ocurre un cuento de hadas que un lugar que resguarda a un anciano depresivo con
tendencias suicidas. Pero más allá de la carga simbólica del paisaje, el
aspecto visual de la película es un rasgo distintivo único y el primer punto
por el cual acabarás destacando la cinta sobre muchas otras iguales.
La segunda razón por la que Ove roba nuestro corazón es por el excelente humor. Si bien es cierto que la comedia se maneja muchas veces dentro de un territorio seguro y predecible, la dualidad de un relato que elije alternar el presente con el doloroso pasado hace que muchas veces el humor mute en forma de unas ironías con alto grado de crueldad, hasta el punto en que algunas situaciones son dignas de los Hnos Coen, ese par de maestros en el arte de maltratar a sus personajes. La mirada al pasado de Ove nos recuerda que la vida está repleta de dolor y que lo peor es lo inoportuno que es éste a veces, un tema que tratado desde el humor bien podría ser un desastre y sin embargo resulta satisfactorio.
Pero quizá el fundamental
motivo por el que te vas a acordar de la vida de Ove es porque la narración te
lleva de la mano. Estamos demasiado acostumbrados a estos dramones de viejos
gruñones y enojados con la vida cuyo desarrollo muchas veces es un camino
prefabricado en donde se busca la lágrima fácil. Aquí cada episodio del
presente y el pasado de del protagonista no sólo busca que entendamos el
momento de miseria actual del personaje, sino que va delineando la personalidad
de Ove haciendo surgir al protagonista en el tramo final como un sólido y
complejo personaje. Sí, es un viejo gruñón cuya vida ha sido difícil y
aprenderá en sus últimos años que la vida no es tan mala como parece, pero
también es algo más y vale la pena recorrer el camino que Holm te impone para
conocerla.
“Un hombre llamado
Ove” no supone ningún desafío a tu mente ni a tus ambiciones como espectador e
incluso su corrección puede ser peligrosamente frustrante para quien se acerque
a ella de manera inadecuada. La queja por el cliché y lo conocido de la historia
está a la orden del día pero, ¿no deberíamos preocuparnos más por la maestría
del narrador? Porque bien podemos conocer la historia pero no tener a nadie
para narrarla, y lo que Holm ha hecho es encontrar una forma hermosa y
contundente de contarnos ese viejo cuento.
6/10
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