jueves, 2 de marzo de 2017

El viajante. Leer entre grietas.

Título original:
Forushande (The salesman)
Año:
2016
Fecha de estreno:
3 de Marzo de 201
Duración:
125 min
País:
Irán, Francia
Director:
Asghar Farhadi
Reparto:
Taraneh Alidoosti, Shahab Hosseini, Babak Karimi, Mina Sadati, Sam Valipour
Distribuidora:
Golem



Casi diez meses después de la 69ª edición del Festival de Cannes, las películas que compitieron en su sección oficial siguen llegando a España con cuentagotas. Poco a poco hemos podido degustar los nuevos e imprescindibles trabajos de Maren Ade, Jim Jarmusch, Cristian Mungiu, Andrea Arnold, Jeff Nichols, Ken Loach o Nicolas Winding Refn, pero todavía faltaba uno de los nombres más vitales del panorama cinematográfico: Asghar Farhadi. El cineasta iraní me dejó boquiabierto con Nader y Simin. Una separación y prosiguió su reveladora carrera con El pasado, dos poderosos dramas que anunciaban la llegada de un artista inigualable. Con El viajante regresa a su país de origen, tras pasar por París, y se afianza en un género que cabría bautizar como “thriller social”.



El film arranca con un joven matrimonio que debe abandonar su piso por el riesgo de derrumbe del edificio. Las grietas que quebrantan las paredes prefiguran la fractura emocional que sufrirán los protagonistas, ya que un evento traumático marcará el devenir de sus existencias. Él es profesor en un instituto y ella actriz. Ambos participan en una producción teatral de Muerte de un viajante, de Arthur Miller; clásica ficción que juega un papel clave en la expresión emocional de los personajes. La inclusión del texto de Miller provoca que las fronteras entre la realidad diegética y la interpretación en la sala de teatro se vayan diluyendo a medida que el conflicto interno se hace insostenible. Farhadi incluso se atreve a incluir a un particular William Loman entre sus personajes, enfrentando al protagonista masculino de la cinta con ese insignificante anciano de vida miserable, dedicado a su trabajo durante décadas, pero sin esperanza de trascender.


Farhadi no solo da una nueva lección de guion, sino que reafirma su habilidad para dirigir actores y mantener el ritmo idóneo para su historia. Tanto Shahab Hosseini como Taraneh Alidoosti, Emad y Rana respectivamente, hacen un trabajo tan contenido como explosivo, la combinación perfecta entre quietud e inquietud. A la hora de plantear el relato, Farhadi toma una decisión que puede resultar familiar para quien se haya acercado a los títulos que salieron de Cannes. La víctima de ese evento traumático es la mujer, pero vivimos la historia desde el punto de vista del hombre. Ella encierra el dolor y él siente como la humillación nace y se propaga, lo cual le llevará a buscar la verdad sobre lo sucedido en su nuevo piso. Planteamiento que recuerda claramente a la excelente Los exámenes, de Cristian Mungiu. Mientras que el cineasta rumano expuso una relación padre-hija dentro del marco de una sociedad corrupta, el iraní se adentra en el terreno del temor a las repercusiones de acudir a la justicia tras un acontecimiento dramático.



De esa manera configura el espíritu social de su película, que también refleja la atosigante censura que maniata a promotores culturales, como artistas y profesores, en Irán. En cuanto al ingrediente de intriga, Farhadi no lo incluye de forma abusiva ni impostada, sino que se siente de forma tan natural como la realista historia que está contando. El viajante es una película que esconde sin engañar y que desvela sin magnificar, una fórmula poco recurrente, pero realmente efectiva dentro de su sencillez.

 8,5/10

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