A cure for wellness
Año:
2017
Fecha de estreno:
24 de marzo de 2017
Duración:
146 min
País:
Estados Unidos
Director:
Gore Verbinski
Reparto:
Dane DeHaan, Mia Goth, Jason Isaacs, Celia Imrie, Susanne Wuest, Carl Lumbly, Adrian Schiller, Lisa Banes, Ivo Nandi
Distribuidora:
Fox
Cuando un proyecto tan arriesgado –
por varios motivos que iremos revelando más adelante – como el
nuevo trabajo de Gore Verbinski consigue un estreno comercial, nos
sorprende y nos alegra. Sorprende por ser una obra de género
personal, impregnada del aroma de los clásicos de serie B, con, a
priori, libertad creativa dentro de un gran presupuesto. Y nos alegra
saber que aún se apuesta por este tipo de propuestas más en vías
de extinción dentro de una cartelera cada vez más homogénea. Eso
sí, otra cosa son lo resultados. Verbinski habrá conseguido un
vehículo de expresión artística pero a costa de un batacazo
comercial – que no creo que le importe lo más mínimo. Y es que,
además del sello personal a nivel visual, otros hándicaps para el
gran público son la duración (146 minutos) y la maraña en la
historia.
La cura del bienestar presenta
cómo un joven ejecutivo tiene que viajar a un balneario en Suiza
para traer de vuelta al CEO de su empresa y así evitar la
bancarrota. Pero no cuenta con que todo el que entra en el balneario,
no quiere salir de allí por propia voluntar. Descubrirá una trama
oscura, llena de secretos y revelaciones, de actitudes extrañas y un
toque gore. Todo al servicio de una obra heredera del horror clásico,
entre el thriller psicológico y el terror gótico, donde prima lo
siniestro sobre los golpes de sonido y los golpes de efecto. Un
secreto, uno hecho macabros del pasado sobre el lugar donde se ubica
el balneario y una musiquilla intrigante – vaya banda sonora más
escalofriante – hacen fuerza para impactar.
Pero
el mayor impacto de La cura del bienestar reside
en su acabado visual. La fotografía enrarecida, oscura y lúgubre
hace de la película una rara avis del
terror contemporáneo - ¿prima de La cumbre escarlata? -
basada en la ambientación y la construcción detallada del entorno.
La intensidad, la impronta visual prevalece sobre la construcción
del guión que va virando hacia derroteros cuestionables. Y es que el
metraje se siente dilatado para la historia contada, como dando
vueltas sobre la misma idea y con poca sutilidad en los detalles para
poder anticipar una resolución.
Ese
gusto por el detalle, por pormenorizar y resaltar ciertos elementos
importantes para la trama, además de esa ausencia de sutilidad, la
aprovecha Verbinski para dar rienda suelta a ráfagas visuales,
flashes de pocos minutos tenebrosos y sugestivos – incluido algo de
gore y escenas asquerosas – para infundir desconcierto, inquietud y
pavor. Todo esto mientras el espectador acompaña a Dane DeHaan, el
protagonista, en su búsqueda de respuestas pues es el único
personaje que cuestiona lo sucedido en el balneario, que siente que
hay gato encerrado, sobre todo cuando establece relación con la
única adolescente del lugar (Mia Goth y su extraño físico) entre
tanto vejestorio.
Quizá
ese sea otro acierto: dejar al espectador viajar del mano de DeHaan
para juntar las piezas del rompecabezas muy poco a poco para así
conseguir el compromiso del público y evitar sentir el posible sopor
de sus casi dos horas y media de duración. Desde luego, Verbinski,
un viejo conocido del género -recordemos su remake de The
Ring -, realiza una aproximación
al terror de un talante menos comercial. Un punto de partida
interesante, tratando con el tema de lo podrido de la
sociedad de la riqueza material, se diluye en una resolución mucho
más macabra y relacionada sólo en lo psicológico, en la psique de
los "enfermos". Además de desenlace pirotécnico y abrupto y, por tanto, poco
acorde con el resto del relato. No obstante, en general, Verbinski
presenta una obra de disfrute sensorial con un continente mejor
elaborado que el contenido, en un proyecto arriesgadado que ni es del
todo autoral ni tampoco para el gran público. La personalidad del
director queda reflejada en La cura del bienestar,
una película incomprendida en estos tiempos "cinéfilos"
que corren y que con el tiempo -quizá- podría ganarse el estatus de
culto.
6/10
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