Logan
Año:
2017
Fecha de estreno:
3 de Marzo de 2017
Duración:
137 min
País:
Estados Unidos
Director:
James Mangold
Reparto:
Hugh Jackman, Dafne Keen, Patrick Stewart, Boyd Holbrook, Stephen Merchant, Richard E. Grant
Distribuidora:
Fox
Una niña mexicana debe cruzar
Estados Unidos y atravesar la frontera con Canadá para escapar de las fuerzas
xenófobas que la persiguen. Para mi sorpresa, Logan es una sólida alegoría de la conflictiva y absurda realidad
liderada por Donald Trump. La tercera película en solitario de Lobezno es la
mejor despedida que uno se podría imaginar para este legendario personaje.
Después de dos irregulares entregas, con una cierta mejora presente en Lobezno inmortal, Hugh Jackman tiene por
fin la oportunidad de lucirse como actor con el papel que le ha acompañado a lo
largo de toda su carrera. Al australiano le da alas un guion que es toda una rara avis en el actual subgénero de
superhéroes, ya que la atención no se divide entre decenas de personajes ni hay
amenazas superiores a lo terráqueo. Logan
es el broche ideal para terminar una etapa e invitar a confiar en el futuro
inmediato, y Deadpool y el público
que desea algo diferente tienen mucha culpa de ello.
Si X-Men: Apocalipsis fue un revoltijo de mutantes sin demasiado
sentido, más allá de seguir haciendo películas de la franquicia, Logan es todo lo contrario. Las
películas individuales de Lobezno siempre han buscado diferenciarse del resto
del sistema solar de Marvel, mavericks
en un entorno demasiado homogeneizado. A pesar de ese valor diferencial,
posibilitado por la enorme popularidad del personaje, su primera entrega fue
una decepción y las aventuras niponas en Lobezno
inmortal no fueron del todo satisfactorias, pero James Mangold (responsable
de las dos últimas producciones) ha aprovechado la oportunidad que le quedaba
para hacerle justicia a su protagonista, tanto al gran actor como al rabioso personaje.
Logan comparte con su predecesora
el papel de Lobezno como protector, en este caso de una silente niña de origen
desconocido. En esta ocasión ambos se embarcan en una trepidante road movie, acompañados por el
deteriorado Charles Xavier. También se asemeja en su exposición del antihéroe
como personaje profundamente atormentado y frágil, con más acierto gracias al
menguante control de sus poderes. Desde la primera escena Mangold saca el
violento jugo de la calificación para adultos, desmembrando enemigos sin pudor
y sin trucos de cámara que eviten la lógica sangría. Logan ha tocado fondo,
conocedor de los actos pasados que le reconcomen y del destino al que se dirige.
La llegada de la misteriosa niña reduce la densidad en el ambiente, oscuro,
pero no pesado, que si tiene ciertos flashes de humor no se pierde en la moda
de compensar el drama con una proporción equiparable de comedia. Ahí reside el éxito
de la película, en haber encontrado su público -adulto, por supuesto- desde el comienzo del metraje,
sin traicionarle en las siguientes dos horas.
Tampoco apuñala por la espalda a sus
personajes, ya que la carga dramática se desarrolla con una coherencia pasmosa.
Irónicamente, los bloques de acción son los menos llamativos de la cinta, ya
que no son lo suficientemente innovadores o espectaculares como para estar a la
altura del ritmo con el que avanzan Lobezno y sus acompañantes en el estrato
emocional. Las heridas superficiales que infligen a Lobezno tardan más tiempo
de lo normal en sanarse, y la metáfora está servida. Su epidermis, ora
inquebrantable, ora debilitada, es el evidente reflejo de su tejido emocional,
dañado por amores perdidos y heridas incurables. Mangold también hace evidente
su amor por George Stevens y le toma prestada una secuencia como leitmotiv referencial
para su película, en ella reside su espíritu y el del personaje. La violencia
que ha caracterizado siempre a Lobezno, a pesar de contar como objetivo último
con la justicia, tiene un precio.
Esa imagen de Lobezno como
personaje con más aristas permite a Hugh Jackman brindar su mejor
interpretación dentro de la saga. Junto a él, destaca la debutante Dafne Creek,
que en su primera película encarna con brillantez a la niña salvaje que se
enfrenta a las costumbres y contradicciones de un mundo desconocido. Patrick Stewart también
juega un papel fundamental en el desarrollo de los dos personajes anteriores,
pero su personaje está más al servicio de la historia que de sí mismo. Algo
similar sucede en el bando contrario con Boyd Holbrook, un villano con una
primera escena maravillosa, pero cuyo papel está supeditado a las necesidades
de urgencia del guionista en cada etapa del relato. Clichés que son los únicos
residuos presentes en una película por lo demás bastante refrescante y
entretenida.
La relación entre Lobezno y su
protegida esconde la necesidad de transición en la franquicia, pero de manera
más orgánica que en X-Men: Apocalipsis.
Jackman y Mangold han creado algo especial, de principio a fin, para decir
adiós a un personaje en una lucha constante contra sí mismo. Logan es la película de superhéroes que
necesitábamos, sin héroes grandilocuentes ni chistosos por obligación, sino con
un protagonista consciente del enfrentamiento entre sus luces y sombras.
7,5/10
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