jueves, 9 de marzo de 2017

Land of mine (Bajo la arena). El monstruo que todos llevamos dentro.


Título original:
Under sandet (Land of Mine)
Año:
2015
Fecha de estreno:
10 de marzo de 2017 
Duración:
100 min
País:
Dinamarca
Director:
Martin Zandvliet
Reparto:
Roland Møller, Louis Hofmann, Mikkel Boe Følsgaard, Laura Bro, Joel Basman, Oskar Bökelmann, Emil Buschow, Oskar Buschow, Leon Seidel
Distribuidora:
A contracorriente / Sherlock films


El cine bélico nos ha dado grandes obras desde que el cines es cine, pero en pocas ocasiones la mirada se ha puesto desde el lado de los soldados nazis sin que sea para hacer una crítica. Jugada arriesgada la de Martin Zandvliet, que explora un tema tabú en su Dinamarca natal como es la desactivación de minas tras la rendición de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, usando a los propios soldados alemanes para tal evento, violando la Convención de Ginebra de 1929. La película al final ha sido todo un éxito, premiada y laureada en varios festivales y las puertas de Hollywood ya han llamado a la puerta del director, pues parece que su próximo film será producido en América.

La película será estrenada en España acompañada del cortometraje East Ramadi de la directora Kristen Gerweck. La conexión entre cortometraje y largometraje es obvia: el conflicto bélico (aunque no se trate del mismo). Realmente como introducción e parece flojo, porque es bastante maniqueo, es como coger la apertura de El francotirador de Clint Eastwood y aislarlo de toda reflexión posterior. Pero al menos introduce, o quiere introducir, el factor humano durante una guerra, factor sobre el que versará Land of mine (Bajo la arena).


La película nos sitúa en la Dinamarca de 1945, recién firmada la paz con Alemania. Han sido cinco años de ocupación nazi en tierras danesas, y ahora sus playas están llenas de infinidad de minas terrestres. Los mandos británicos sugirieron a Dinamarca usar prisioneros alemanes para eliminar las minas, cosa que podría considerarse un crimen de guerra al romper con la Convención de Ginebra de 1929 en donde se prohibía que los prisioneros de guerra desempeñaran trabajos forzados o de naturaleza peligrosa. Pero tanto los mandos británicos como daneses mandos británicos o daneses cambiaron deliberadamente la expresión del texto “prisioneros de guerra” por la de “personal enemigo rendido voluntariamente” y miraron hacia otro lado. El resultado fue que los prisioneros de guerra alemanes no recibieron apenas instrucción ni equipo para esa labor, y muchos pertenecían a la llamada Volkssturm, una milicia nacional creada por Hitler hacia el final de la guerra para reclutar a aquéllos que todavía no servían en las filas del ejército alemán, por lo que la mayoría eran chavales jóvenes entre los quince y los dieciocho años. Como era de esperar, estos grupos de prisioneros no eran tratados por la población danesa con muchos miramientos tras cinco años de ocupación, y la escasez de alimentos general hacía que los últimos de la cola fueran los prisioneros alemanes.
Al final, fueron 5 meses desactivando minas, y aunque hay discrepancia en los datos oficiales, se estima que de unos 2600 hombres que se obligó a trabajar, la mitad murió o resultó gravemente herido. Se quitaron más de un millón de minas.


La película es consciente de lo complicado que es, incluso hoy en día, poder empatizar con un soldado alemán de la Segunda Guerra Mundial, por eso nos sitúa en la mirada del sargento Rasmussen, de la Brigada Danesa, quien en la primera escena se encuentra arremetiendo contra la oleada de soldados nazis retirándose tras la derrota de la guerra. Este sargento será el encargado luego de instruir y vigilar al grupo de improvisados artificieros. Poco a poco la película nos llevará junto a Rasmussen a olvidarnos de bandos y etiquetas, y ver a las personas, a la identificación con el enemigo y ese complicado proceso de la venganza a la redención y el perdón. La humanidad por encima de la guerra. Este drama bélico, además, posee unas angustiosas escenas de tensión que harán a más de un espectador sudar. Tanto si es como denuncia de una injusticia, como drama psicológico o como película de suspense, Land of mine posee varios motivos por los que justificar la entrada.

7/10

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