Título original:
Ein Atem (One Breath)
Año:
2015
Fecha de estreno:
29 de Enero de 2016
Duración:
110 min
País:
Alemania
Director:
Christian Zübert
Reparto:
Jördis Triebel, Chara Mata Giannatou, Benjamin Sadler, Apostolis Totsikas, Nike Maria Vassil, Pinelopi Sergounioti, Mary Nanou, Akilas Karazisis, Richard van Weyden
Distribuidora:
Karma Films
Sexto trabajo del
director alemán Christian Zübert, aunque por nuestras tierras un
completo desconocido. Posiblemente lo más cerca que haya estado de
llegarnos una obra suya fue en 2002 en el Festival Cinema Jove de
Valencia, su ópera prima, Lammbock, de la cual curiosamente
se encuentra filmando su secuela. Por tanto casi es una suerte que
nos llegue su actual película, Respira (One breath), gracias
a la difusión del Festival de Toronto (su premiere mundial) y en el
de Gijón, que fue la encargada de clausurar su 53ª edición. En
cualquier caso, una grata sorpresa, pero que conviene ir mejor
informado de lo que nos vende su cartel español o el trailer.
Si atendemos al cartel
internacional y al nacional (en FilmAffinity
podéis ver ambos, vemos rápidamente la diferencia: El original
parece más bien un drama intimista mientras que el segundo, un
thriller. Sus taglines (frases promocionales) van por dos
géneros distintos: “Dos mujeres, un niño perdido, un viaje”
frente a “hay situaciones vitales que te dejan sin aliento”. En
una se apela a al enfrentamiento y dualidad de las dos mujeres, que
compartirán destino, frente al segundo que sigue apelando al
misterio y suspense, sin personalizar nada. A mí me gustaría que la
gente tuviera más presente el primero, el original, porque me parece
más fiel al espíritu de la película y lleva menos a engaño frente
a las expectativas que pueda traer el espectador de casa.
Vender Respira
como un thriller sólo porque en cierto tramo de la película haya un
elemento de suspense supone quitar protagonismo a lo verdaderamente
interesante: las dos madres, sus distintas maternidades (en distintos
estados) y las alegorías con la Europa rica y la pobre. Ese giro
argumental es más bien un macguffin, la excusa para ver las dos
caras de la moneda y desarrollar tanto la historia de Elena como la
visión de Tessa. Lo importante son ellas, no tanto el hecho que les
acontece.
Tanto Elena como Tessa
representan un timo de maternidad y un tipo de sociedad: Elena, una
madre en ciernes, en el comienzo de su embarazo, y que viene de
Grecia, un país muy afectado por la crisis y con pocas posibilidades
de prosperar. En cambio, Tessa en una madre ya reincorporada al
trabajo, de Alemania, un país rico donde tanto el marido y la mujer
trabajan y viven desahogadamente. Pero ambas tienen sus propias
dificultades, si bien Elena emigra por la falta de recursos y la
sanidad deficiente, Tessa sufre para compaginar el trabajo con su
maternidad, la incompatibilidad de horarios. Y, detalle importante,
ambas encuentran poca solidaridad por parte de la figura masculina,
dando reflejo así el director de la falta de apoyo a la madre tanto
por la sociedad como por el ámbito más familiar.
Pero aparte de este
retrato social sobre la maternidad, Christian Zübert también
reflexiona sobre el contraste de ambas Europas, la rica y la pobre.
Por eso, en un momento dado, también es Tessa la que se verá
obligada a viajar a Grecia, y ver “el otro lado de la tortilla”.
Así el viaje se completa en ambos sentidos. Las conclusiones del
director al finalizar la película son obvias a mi entender,
simplemente hay que seguir el símil que hace con ambos personajes y
su situación.
Una obra que ofrece
detalles muy interesantes y que ofrece mucho más en donde rascar que
un “simple thriller”.
7/10
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