Sabotage
Año:
2014
Fecha de estreno:
11 de julio de 2014
Duración:
109 min
País:
Estados Unidos
Director:
David Ayer
Reparto:
Arnold Schwarzenegger, Sam Worthington, Olivia Williams, Mireille Enos, Joe Manganiello, Josh Holloway, Terrence Howard, Max Martini
Distribuidora:
VerCine e Inopia Films
Nos parece genial que los viejos
rockeros nunca mueran pero, a veces, es necesario savia nueva. Arnold
Schwarzenegger ya está mayor y luce cansado para continuar en su
sempiterno rol de machote de acción, como queda patente en su última
película, Sabotage. Bien es
cierto que esta producción no abusa de la acción adrenalítica -y
así el Chuache no desentona tanto- más allá de unas espectaculares
persecuciones por las calles de Atlanta y se centra en crear una
intriga en torno a un grupo de agentes encubiertos expertos en
redadas contra el tráfico de drogas. En plena misión, los agentes
roban diez millones de dólares para uso propio. Sin embargo, ese
botín desaparece y los agentes acaban siendo investigados por
Asuntos Internos. Seis meses después, al no poder imputarles delito
alguno, la brigada vuelve al trabajo pero el fantasma de aquel robo
fallido planea sobre ellos cuando comienzan a morir uno a uno. ¿Quién
se esconde detrás de estos asesinatos?
La
premisa tiene cierto interés sobre todo al conocer que detrás está
David Ayer conocido por la extrema veracidad imprimida en sus
películas. En general, sus tramas tienen como protagonistas a
agentes de la ley en situaciones límite como por ejemplo los guiones
de Training Day o A
todo gas y también cuando se
encuentra tras las cámaras como en Sin tregua, Dueños de
la calle o Vidas al
límite. Sabotage no constituye
una excepción y está protagonizada por un cuerpo de élite de la
brigada antidroga, un grupo unido como una familia que, tras tantos
meses de inactividad, verá como esa unión se resquebraja sin
remedio. Ayer confiere un carácter crudo y muy explícito, no apto
para estómagos sensibles, traspasando la barrera del gore en casi
todos los asesinatos. Ya sabemos que este estilo es marca de la casa
pero, aún así, en Sabotage
resulta desmedida e innecesaria esa violencia tajante. Otro elemento
obstaculizador para disfrutar del cine de Ayer es su ejercicio de
estilo innovador, tan original como aberrante, como por ejemplo
cuando pone la cámara al nivel de la pistola en uno de los tiroteos.
En
cuanto a la trama en sí, camina por lugares comunes e incluye
tópicos molestos anclados al género. Por un lado, tenemos el
romance interesado poco creíble -no existe química- entre Arnie y
la agente de homicidios encargada de investigar los asesinatos de los
susodichos agentes y, por otro lado, se tontea con el pasado
traumático buscando la intensidad emocional en el personaje
principal. Y emoción les falta a casi todos los actores pues el
plano interpretativo destaca por su mediocridad. A la ya comentada
fatiga de Schwarznegger, que con su sólo nombre ya servirá de
reclamo para los amantes de la acción, se une la incapacidad del
resto del reparto por ofrecer una interpretación siquiera decente.
Meras comparsas de una trama llena de lagunas, los secundarios
tropiezan con la piedra del esperpento, en especial, la pobre
Mireille Enos, en un personaje femenino dibujado con mal gusto e
interpretado con desidia.
De
Sabotage esperábamos
una flipada de acción trepidante a raudales pero nos ofrece un
thriller de acción con un elaborado, a priori, guión de traiciones
y dobles juegos. Y decimos “a priori” porque, una vez estamos
sumergidos en la película, nos encontramos con una maraña de
ideas, de giros sorpresivos y ciertos elementos ridículos. El guión
se compone de una sucesión insustancial de sin sentidos que
agujerean la coherencia argumental de la historia. Así, conforme
avanza la trama, el espectador se pierde en los constantes tumbos
que da el guión, escrito por el propio Ayer en colaboración con
Skip Woods (Operación Swordfish, La jungla 5: Un buen día
para morir). No queremos contar
más de la cuenta ya que Sabotage
se basa, precisamente, en un infructuoso intento de sorprender al
público con revelaciones “sustanciales” a pesar de su
topiquismo constitutivo.
4/10
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