Kono sekai no katasumi ni
Año:
2016
Fecha de estreno:
30 de Junio de 2017
Duración:
128 min
País:
Japón
Director:
Sunao Katabuchi
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Selecta Visión
La animación japonesa consigue prácticamente siempre funcionar como cápsula de la idiosincrasia de su país. El folklore, las tradiciones, el estado de ánimo… Todos los elementos que hacen únicos a los nipones se incluyen a base de trazos que huyen de los procesos de animación estadounidenses. Aquí no hay tridimensionalidad ni personajes cuya única función sea ser adorables, sino que se persigue reflexionar sobre eventos concretos y desarrollar las dinámicas, normalmente familiares o sentimentales, entre personajes delicadamente humanos. En este rincón del mundo cumple con esas características, ya que refleja una de las etapas más complejas por las que ha pasado Japón en la historia reciente sin traicionar los valores inherentes a su cultura.
Concretamente, esa horquilla de
tiempo es la que separó a Japón de la tranquilidad rural a la destrucción
masiva, es decir, la Segunda Guerra Mundial, que llegó a su ocaso con la
explosión de sendas bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki en 1945. Esa
exhibición de inhumanidad por parte de Estados Unidos, rival de Japón en la
contienda, dejó unas secuelas indelebles en terreno nipón, pero la película de
Sunao Katabuchi centra su mirada en todo lo que sucedió previamente. Suzu, una
tímida joven de Hiroshima, contrae matrimonio con un chico que vive en la
costa, donde se traslada la protagonista una vez sellado el casamiento. En ese
nuevo entorno, Suzu debe ejercer como motor de la casa de sus suegros, donde
desempeña a duras penas todas las labores de la casa.
Ese desplazamiento se produce ya
entrada la guerra, y poco a poco se van exhibiendo los estragos que fue
provocando el conflicto en la sociedad japonesa. La comida comenzó a escasear,
las familias quedaban fracturadas por la muerte de uno o varios de sus
integrantes, los jóvenes debían acudir al frente… El filme muestra esa realidad
que vimos detallada de una forma más extrema en La tumba de las luciérnagas, pero En este rincón del mundo no alcanza las cotas de emotividad de
aquella, aunque el buen humor de Suzu y las pinceladas artísticas y fantásticas
doten de una personalidad inigualable a la cinta. Estamos ante otra gran
muestra de la capacidad que tienen los japoneses de recuperar la belleza del
pasado, al mismo tiempo que son lo suficientemente inteligentes como para no
frivolizar con sus tiempos más oscuros y complicados.
7/10
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