Título original:
Alien: Covenant
Año:
2017
Fecha de estreno:
12 de Mayo de 2017
Duración:
123 min
País:
Estados Unidos
Director:
Ridley Scott
Reparto:
Katherine Waterston, Michael Fassbender, Demián Bichir, Danny McBride, Billy Crudup, Carmen Ejogo, Jussie Smollett, Amy Seimetz, Callie Hernandez
Distribuidora:
Fox
Ridley Scott volvió en
2012 con Prometheus, al mundo que le dio una de sus dos
películas que aún le sirven hoy en día para ser considerado un
director de renombre en la ciencia ficción, el universo de Alien.
El problema, quizás, fue que Alien era más terror que
ciencia-ficción, realmente, y Prometheus tiraba más hacia el otro
costado, con un guión que daba más palos de ciego que otra cosa
(viendo las escenas eliminadas de aquella, esta sensación se
acentúa), sin tener muy claro, o al menos sin mostarlo al
espectador, la idea general y su conexión directa con Alien.
Quiero decir, sí se vislumbraba algo, pero enmarañado entre otras
tantas ideas fuera de este mundo propio (toda la parte de los
ingenieros, por ejemplo). A mí personalmente no me desagrada, ojo,
me parece genial como expande el universo limitado de Alien hacia
algo más pretencioso, sí, pero también mucho más ciencia ficción.
Quizás el problema era esa conexión autoimpuesta con la famosa
saga, amén de
algunas salidas de tono del guión, pero mostrar el origen de estos como una sustancia creada por una raza alienígena como arma biológica (idea que siempre ha estado presente en la saga, realmente), tiene sentido.
Ahora, diez años después
del final de Prometheus, Covenant recoge el testigo
para, ya olvidándose de seguir expandiendo, establecer una especie
de película-puente para cohesionar mejor ambos mundos.
Esto queda muy patente
viendo la estructura de la película, ya que su primera mitad tiene
en claro referente a Prometheus, mientras que ya la segunda
parte es medio homenaje, medio revisión de Alien, el octavo
pasajero, emulando la línea y tendencia actual nostálgica que
ya han aprovechando otras sagas recientemente como Star Wars,
como factor de éxito más o menos asegurado. Desde luego, a Scott,
tras las críticas que le llovieron en 2012, tampoco le quedaban
muchas salidas para seguir continuando la estirpe de Prometheus sin volver a recibir otra lluvia de quejas. Y ese paso venía por irla acercando más al tono del primer Alien de 1979 ofreciendo más acción y más xenomorfos. Puro fan service que
promete seguir adelante con una tercera película, titulada de
momento Alien: Awakening, que finalizaría esta nueva
trilogía.
Covenant ofrece
una mayor consistencia argumental que Prometheus. Ya
habiendo dejando claro el papel de los ingenieros, éstos pasan a un
segundo plano, para centrar su atención en David, el androide
superviviente de la anterior película, desvelándose un personaje
clave para el universo de los xenomorfos. Los androides han sido
personajes importantes en Alien, el octavo pasajero y Aliens: el regreso y aquí el personaje de Michael Fassbender es, de lejos, la
mejor aportación que nos han dado las últimas dos películas de
Ridley Scott. Y ya no sólo porque el actor germano-irlandés esté,
una vez más, espléndido, sino porque su personaje reúne los
elementos que definen en sí misma la ciencia ficción como género.
Los dilemas existenciales y los límites de la ciencia. La dicotomía
de la creación y el sentido de la vida, temas que ya había
Prometheus, pero que
nos los traslada y desarrolla mejor el personaje de David, y, además,
sirven para dar profundidad a su personaje y como germen de la saga inicial.
En el ambiente, H. G. Wells y su doctor Moreau.
De
nuevo, esta película, al igual que la anterior, no escapa de ciertas
licencias argumentales típicas de este tipo de películas (explorar
un mundo nuevo sin traje de protección alguna), y escenas de acción
poco claras visualmente limitan a una primera parte más funcional
que otra cosa. La película va cogiendo tono y va madurando,
justamente cuando empezamos a ver al personaje de Daniels (Katherine Waterston en un papel más agraciado que el de Noomi Rapace en Prometheus) como una
Ripley de nueva generación. Muchos desde luego, inconscientemente
esperarán ver un nuevo Jonesy (en vano). Y se puede decir que
Covenant, realmente,
no aporta nada novedoso y, de hecho, ninguna escena es lo suficiente
memorable para sobrevivir en el recuerdo colectivo, pero sabe
conjugar las virtudes de Prometheus
y la demanda del fan de la saga que los espectadores echaron en falta
en aquélla para levantar una película disfrutable dentro del mundo
Alien. A lo mejor
puede quedar una sensación leve de frustración, de poco
atrevimiento, pero aporta detalles clave para la saga, que sumados a
la eficacia narrativa para mantener la atención del espectador, la
mayor espectacularidad de la acción (subiendo la restricción por
edades de la película) y la condescendencia con que será vista por
los fans, hacen de ella una película digna y entretenida dentro del
universo al que pertenece.
7/10
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