Título original:
Get Out
Año:
2017
Fecha de estreno:
19 de Mayo de 2017
Duración:
103 min
País:
Estados Unidos
Director:
Jordan Peele
Reparto:
Daniel Kaluuya, Bradley Whitford, Allison Williams, Catherine Keener, Betty Gabriel,Caleb Landry Jones, Lyle Brocato, Ashley LeConte Campbell
Distribuidora:
Universal
Sabemos que la era
iniciada en Estados Unidos post victoria de Donald Trump, ha hecho que ciertos
temas eleven su nivel de sensibilidad al máximo. Siendo uno de ellos el tema
racial, el fenómeno de crítica y de taquilla que se convirtió aquella
tímidamente promocionada ópera prima de Jordan Peele, que asomó la cabeza en
cartelera a finales de Febrero, bien podía estar algo viciada por la coyuntura.
El post-Trumpismo en la industria norteamericana nos ha dado alegrías (como la victoria
de la mejor ganadora del Oscar en años, Moonlight, que no podría haber ganado
en un contexto diferente) y bastantes tristezas, como la proliferación de
productos desechables portadores de críticas gruesas y no exentas de campañas
políticas de por medio (pienso en el documental 13th de Netflix, por ejemplo).
Sin embargo, “Déjame Salir” es otra de las inmensas alegrías y no sólo por la
fresca forma que encuentra de transmitir una severa crítica social, sino por
otros aspectos que iremos analizando paso a paso que nos demostrarán que Peele
puede ser un gran nombre para el género en los años venideros.
Déjame Salir es un
thriller excelentemente construido y nadie lo niega, sin embargo durante gran
parte de su desarrollo, el humor se apodera del relato. Todo el primer acto,
antes que las cosas se empiecen a poner feas, nos presentan la incomodidad
social que sufre el protagonista mientras pasa unos días en casa de los blancos
padres de su novia; todo ello puesto en pantalla con una relajación tonal que le hace escapar acertadamente
de la solemnidad y la grandilocuencia con la que muchas películas deciden
trabajar el tema, y a la vez nos saca varias carcajadas. La relajación del tono
sin embargo, no afecta la lucidez con que se ponen en escena los comportamientos
de la clase alta blanca americana hacia las personas de raza negra con las que,
en el mejor de los casos, se siente obligada a ser condescendiente. Así, y
aunque la novia insista en que sus padres no son racistas, asistiremos a la
puesta en manifiesto de la brecha racial a través de comentarios, indirectas y
comportamientos incómodos que las más de las veces presenciaremos con vergüenza
ajena. La naturalidad de los actores, la empatía con la actuación del magnífico
Daniel Kaluuya y la excentricidad del entorno en general era material
suficiente para una comedia divertida a la vez que audaz. Pero todo se tenía
que ir al diablo y cuando lo hace, Peele demuestra que no está aquí sólo por el
sermón sobre el racismo.
Sobre la comicidad
inicial se van acumulando elementos que enrarecen el asunto y proponen el
suspense: un móvil que nunca acaba de cargarse, el extraño contraste de una
servidumbre negra en un barrio blanco, el comportamiento de la propia servidumbre,
los desvaríos de su amigo Rod (espectacular Lylel Howery). Así, el segundo acto
se mete directo en el terreno del terror mostrando todo el virtuosismo que el
director tiene para ello: hay varios planos para enmarcar; una secuencia en un
sótano que me transportó directamente a las divagaciones de una versión
americana de “En el Sótano” de Ulrich Seidl; y algunos elementos extravagantes
y enigmáticos que Peele parece poner allí para adornar la mitología de un film
que pretende trascender la coyuntura racial. Estoy muy seguro que dentro de
varios años seguiremos hablando de esta película y sobre todo de lo que pasa en
el sótano.
Pese a que los
derroteros en que la cinta se mueve la vuelve casi siempre predecible y que no
todas las decisiones de guion son felices del todo; la tensión del último
tramo, sumado a ese delicioso sabor de revanchismo racial que adquieren algunos
de los giros, hacen que la experiencia sea 100% redituable. Lo que hace grande
al final de “Déjame Salir” es posiblemente un spoiler demasiado importante como
para nombrarlo aquí; mejor me conformo con decir que Peele ha encontrado el
equilibrio entre el cine como herramienta de evasión y el cine como generador
los conocimientos necesarios para transformar la realidad que se vive. Es también
ideológicamente revoltosa en un aspecto fundamental, pero es un aspecto que el
lector deberá descubrir por sí mismo.
7/10
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