Título original:
Mademoiselle C.
Año:
2013
Fecha de estreno:
19 de junio de 2014
Duración:
93 min
País:
Estados Unidos
Director:
Fabien Constant
Reparto:
Documental, Carine Roitfeld
Distribuidora:
Vértigo
Si no tienes ni idea de quién es
Carine Roitfeld, no te gusta el mundo de la moda (o no tienes ni idea
sobre él), ni su glamour, ni sus excesos ni su frivolidad, ni se te
ocurra acercarte al documental Mademoiselle C. de
Fabien Constant. Porque, tras verlo, sigo sin entender qué significa
Carine Roitfeld para la moda. Vamos, es un documental enfocado a
gente que ya la conozca, haya seguido su trabajo y pueda tener algún
tipo de interés en cómo se gestó su revista de moda. A los demás,
ese proceso, nos deja indiferentes (no puedes empatar con alguien a
quien te presentan en una línea y, hala, a ver cómo triunfa o
fracasa). Y la forma de retratarlo de Constant, mucho más.
Constant
nos explica al principio que Carine Roitfeld fue editora en jefe de
Vogue París hasta que un día decidió dejarlo para centrarse en
proyectos personales. Uno de ellos fue la creación de una ambiciosa
revista de moda. Todo el proceso de cómo buscó modelos, fotógrafos
y posteriormente decidían qué incluir en la publicación, es lo que
recoge este documental. Sin embargo, al igual que la revista, el
documental tiene un público muy selecto. Constant no se preocupa en
adornar su discurso con abrigos de colores llamativos, si no que opta
por un trabajo frívolo, vestido con pieles de mercadillo en cuanto a
interés cinematográfico se refiere.
Mademoiselle C. es
una película que sigue el muy manido esquema de cabezas parlantes en
el cual, la propia Roitfeld cobra gran protagonismo hablando sobre sí
misma, sobre las dificultades de sacar adelante un proyecto de gran
embergadura. El problema es que la presentan como una mujer rica,
exclusiva, intocable... un tipo de persona con un perfil poco
atractivo para el espectador medio (a menos que te guste ver cómo
otros nadan en la abundancia y su mayor preocupación es eliminar una
simple foto de una publicación o escoger qué falda pega más con
esta camiseta). Es cierto que te intentan mostrar el lado más humano
de Roitfeld apelando a la familia y a su primeriza abuelidad. Pero,
en un discurso tan lejano, esa intención mezquina de lograr
cercanía, causa la sensación opuesta. Parece que Roitfeld es una mujer simpática
por cómo se comporta con sus empleados pero, tal y como está rodado
el documental (parece que ella misma lo haya pedido, como un
making of), dudamos de la
fiabilidad de estos hechos.
Ese
making of sobre la
vida de una mujer muy atareada con una superficial revista de moda,
unido al poco tirón del tema en sí entre los neofitos, provocan que
Mademoiselle C. se
acabe convirtiendo en un discurso difícil de digerir que, encima,
incurre en el peor de los defectos para una película: aburrir al
espectador. Y marearle con las fiestas, desfiles y el "supuesto" glamour del mundillo. Constant ha afirmado que su objetivo era dar a conocer
las claves de por qué los entendidos en la materia adoran a
Roitfeld. Sin embargo, lo único que ha logrado es que los enamorados
de esta señora lo sigan estando y que los demás -sobre todo quiénes
no la conocíamos- nos quedemos en la superficie pues no profundiza
en los porqués de ese enamoramiento, sólo nos muestra cómo se crea
un proyecto de cero cuando eres una eminencia en tu sector. Y claro,
¿qué mérito / interés tiene eso para nosotros si encima eres
incapaz de hacerlo atractivo?
3/10
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