domingo, 15 de junio de 2014

16º Festival de Cine Alemán. Día 5: Los hermanos negros, Wolfskinder y Love Steaks.


Llegamos al final de la 16ª edición del Festival de Cine alemán con la satisfacción de haber descubierto unas cuantas películas que, de no ser por esta iniciativa, muy difícilmente hubiéramos visto -y mucho menos en pantalla grande. Agradecemos a los organizadores el trabajo realizado y esperamos vernos en 2015 otra vez. Sin más dilación, pasamos a comentar las películas de la última jornada y, al final de todo, os dejamos nuestro ranking personal con nuestras películas favoritas del Festival. 

La primera película de la tarde de ayer fue Los hermanos negros, una cinta de corte infantil que, en su proyección matinal especial para niños del pasado jueves, aunó a más de 600 escolares en el Palafox. La última película de Xavier Koller nace del best-seller homónimo escrito por Lisa Tezner y Kurt Held. Con un toque dickensiano -es imposible no ver los ecos de Oliver Twist-, la película se ambienta en pleno siglo XIX, cuando un buscavidas -interpretado por un irreconocible Moritz Bleibtreu- compra niños a las familias pobres de las regiones rurales de Suiza para venderlos como deshollinadores en Milán. Uno de esos chicos es Giorgio quien junto a otros deshollinadores creará una asociación secreta llamada 'Los hermanos negros', nombre que surge por el color de sus caras tiznadas de hollín. Juntos, se enfrentarán a los 'Lobos' - una pandilla de chicos de la ciudad-, a sus crueles amos y al malvado buscavidas. 

Se trata de una producción cuya finalidad didáctica deja patente cuál es su público objetivo. Los enfrentamientos, la lucha contra el busvacidas y las aventurillas light de Los hermanos negros sólo buscan ensalzar el valor de la amistad, un mensaje enfocado a un público infantil poco exigente pero con el cual tampoco terminará de funcionar la película ya que adolece de falta de dinamismo y sus personajes no resultan todo lo carismáticos que requiere la situación.


Si en la anterior película los niños eran los protagonistas, en Wolfskinder también pero desde una óptica muy distinta. En Los hermanos negros se abogaba por la diversión y recuperar una infancia maltrecha mientras que en la crudísima Wolfskinder los niños ven cómo han perdido su infancia, posiblemente para siempre. La acción se sitúa en el final de la II Guerra Mundial, en territorio lituano, donde los protagonistas, dos hermanos alemanes que, tras la muerte de su madre, se verán obligados a cruzar el país en búsqueda de unos familiares. La película pone de manifiesto las consecuencias de los conflictos bélicos en la más tierna infancia. Así, vemos cómo los niños deben matar animales para sobrevivir, comer alimentos en mal estado o beber de un lodazal. Rick Ostermann no tiene reparos en mostrarnos el lado más infrahumano de las condiciones de vida a las cuales se tienen que enfrentar nuestros pequeños protagonistas. Para poder salir adelante, los niños irán uniéndose a otros niños en su misma situación. Pero ese entorno extremo de crudeza y bestialidad siempre planeará sobre sus cabezas.

Wolfskinder es una película complicada, una aproximación a las infancias robadas, a la pérdida de la inocencia y a la necesidad de madurar a base de hostias. Ostermann nos sumerge en un ambiente putrefacto mediante el uso de imágenes poéticas y bellas, un contraste enorme con el relato en sí plagado del juego de miradas tristes o de las decisiones forzosas de sus protagonistas. Y ese contraste, unido a los numerosos silencios y a un uso invisible de los recursos cinematográficos, es el que da una tregua al espectador ante tamaña obra, una obra donde sus jóvenes actores conmueven hasta el estremecimiento. Muy dura, muy atrapante y, sin duda, de lo mejor visto en este Festival.


Nos despedimos del Festival con la atípica cinta indie Love Steaks. Su historia no podría ser más simple: un chico y una chica se conocen en su lugar de trabajo y se enamoran. La suya es una relación extraña pues ella, alcohólica inconfesa, arrastra a su tímido enamorado a una espiral de locura. Lo original en esta película es cómo está tratado el romance entre ambos. Básicamente se sustenta en dos personajes. Clemens (Franz Rogowki), un retraído masajista que comienza a trabajar en el mismo balneario donde Lara (Lana Cooper) curra como cocinera. Tras un encuentro fortuito en el ascensor, empezarán a frecuentarse con muchos momentos delirantes -y surrealistas, para el pobre Clemens. 

Jakob Lass dirige y guioniza Love Steaks, una peculiar cinta que ondea con orgullo la bandera del cine independiente. Lass no se rinde a la encorsetación del género y experimenta con el aislamiento de sus personajes. Los rodea de un guión repleto de diálogos extravagantes y escenas sobreactuadas. Y así, aunque a veces consiga la risa sincera del espectador, otras veces logra la carcajada irónica de aquel que se queda en la superficie de esta historia. Love Steaks supone una mirada diferente al proceso de enamoramiento entre dos jóvenes incomprendidos, entre dos inadaptados sociales con la única necesidad de comprometerse, de sentirse amados, comprendidos, ayudados. La tosquedad del tratamiento de la imagen le da ese toque único a esta poco convencional comedia romántica que tanto nos ha gustado.

TOP 5 PERSONAL DEL FESTIVAL:
 
1. Love Steaks
2. Wolfskinder
3. Fack ju Göhte
4. Exit Marrakech
5. Ummah - Entre amigos

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