mother!
Año:
2017
Fecha de estreno:
29 de septiembre de 2017
Duración:
120 min
País:
Estados Unidos
Director:
Darren Aronofsky
Reparto:
Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer, Domhnall Gleeson, Brian Gleeson, Kristen Wiig
Distribuidora:
Paramount
Venía haciendo ruido la
nueva de Aronofsky tras su paso por festivales, pero más por ser
polémica que por ser buena o mala película. Al menos yo he tenido
esa sensación y es bastante ilustrativo, porque mis conclusiones
tras verla y reposarla es que es una película que busca incomodar,
llamar la atención y el impacto visual como reclamo, antes incluso
que una historia coherente o los múltiples simbolismos y metáforas
que impregnan la obra. Es decir, el transgredir por el mero gusto de
transgredir, algo de lo que se enorgullecería el amigo Von Trier.
Madre! (con
exclamación incluida, según el propio Aronofsky, para representar
ya el caos que se nos vendrá encima en los últimos 30 min. del
film) se la podría emparentar con La fuente de la vida, tanto
moralmente como en cierta estructura narrativa empleada. Ambas son
películas en esencia, más enfocadas a simbologías y metáforas que
a una historia corriente. Normalmente existe en este tipo de
películas una primera capa donde transcurre una historia,
denominémosla convencional, que oculta una subcapa donde yace
realmente el interés mayor del director y de la película. Para ser
una buena película, ambas capas deberían estar igual de bien
trabajadas de modo que si tan solo te quedas en la primera, la
película pueda entenderse y disfrutarse por sí misma.
Lamentablemente en el caso de Madre! esta primera capa es
bastante dispersa y poco trabajada. Se nota que a Aronofsky tan sólo
le interesa la segunda y la primera ha sido plasmada con meros
esbozos y cierta desgana.
Esto dificulta a la
mayoría de espectadores el acceder a la segunda capa, que
prácticamente se fusiona con la primera en esa exclamatoria parte
final, bizarra y no exenta de escenas gore incluso, que hacen del
conjunto una película confusa. Y confusa no porque cueste entender
las intenciones e ideas de su director, las cuales considero bastante
(e incluso demasiado) evidentes. No hay que estar muy avispado para
pillar varias de las muchas cuestiones religiosas que impregnan la
obra. De hecho, esta falta de sutileza es para mi gusto uno de los
grandes peros en la película. Confusa en términos narrativos,
porque no nos ofrece realmente una historia, sino ideas deslavazadas,
unas más potentes que otras, pero sin una cohesión interna.
Sería injusto por mi
parte quedarme solo en esto, puesto que la película, a pesar de
ello, tiene interés y nunca llega (al menos en mi caso) a
disgustarme o enervarme. En todo caso, frustra el qué pudo ser y no
fue, pero al menos esparce e irradia cierta fuerza en ciertos tramos
como para decir que, a pesar de todo, el visionado de la película no
es tiempo perdido. Entiendo la opción de grabar la película cámara
en mano, sobre todo porque el tramo final es inviable de otro modo,
pero me llega a cansar en sus primeros compases, y los personajes
(que no actuaciones) tanto de J. Lawrence como J. Bardem no tienen la
fuerza que sí puede tener, por ejemplo, el entorno. Esa casa está
más viva que los demás personajes que la pueblan. Quizás,
pensándolo bien, sea hasta idea del propio Aronofsky esto, pero el
caso es que todo esto hace que el primer contacto y los primeros
compases de la película sean para el espectador algo bastante flojo.
Después, con la aparición de Ed Harris y luego Michelle Pfeiffer,
la película se rompe. Pierde profundidad pero gana intensidad. Y a
partir de ahí, hacia el caos y el surrealismo. Es una película para
ir preparado a su encuentro. No es una película de terror como la
están vendiendo (en España al menos) con los trailers, aunque
contenga elementos inquietantes. Es un cuento moral, podría decirse,
sobre la religión, con ideas y puesta en escena de gran impacto y
buscando la incomodidad y la controversia. Y con esto, que cada cual
se adentre o no en su visionado.
6,5/10
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