Título original:
Moonlight
Año:
2016
Fecha de estreno:
10 de febrero de 2017
Duración:
111 min
País:
Estados Unidos
Director:
Barry Jenkins
Reparto:
Trevante Rhodes, André Holland, Janelle Monáe, Ashton Sanders, Alex Hibbert, Jharrel Jerome, Naomie Harris, Mahershala Ali, Shariff Earp, Duan Sanderson
Distribuidora:
Diamond Films
Si bien La la land es
la gran favorita de cara a la 89º edición de los Oscars, Moonlight
ha ido cogiendo fuerza como la “alternativa”,
la opción B para romper quinielas. Pero lejos de resignarla a tan
poco agraciado papel secundario, y por mucho que los prejuicios
puedan llevarte a pensar siquiera un instante que se trata de un
drama más sobre negros en barrios chungos, la película de Barry
Jenkins es una formidable película merecedora de tanta atención y
reconocimiento.
Recordando
al cacareado Boyhood
de Linklater en su más pura esencia, en Moonlight
seguimos la vida del joven Chiron, chaval de 10 años que vive en el
conflictivo barrio de Liberty City en Miami, en tres etapas:
infancia, adolescencia y madurez; interpretado en cada una de ellas,
en contraposición a la película del director tejano, por tres
actores distintos. Alex Hibbert (debutando en esta película) como
Little (el apodo de pequeño de Chiron), Ashton Sanders como el
Chiron adolescente y Trevante Rhodes como Black (el sobrenombre de
Chiron en su etapa adulta). Los tres actores recogen la vida del
mismo personaje durante 16 años, dividida en estas tres etapas y
haciendo gala el director de un ejemplar uso de las elipsis para no
detener la película más de lo necesario, lo primero que sorprende
es que estos tres actores, que no coincidieron nunca en el rodaje,
hayan conseguido ese grado de sinfonía, aportando la misma mirada
triste al personaje y haciendo parecer que realmente haya crecido y
no que estemos viendo a tres personas distintas. Desde luego también
ayuda que Barry Jenkins haya rodado Moonlight
con especial sensibilidad y mimo hacia el personaje central, sobre el
que gira todo.
Los
secundarios están solamente para complementar al personaje
principal, lo que hace que no estén tan definidos como éste. Esto no quita que, aunque menos profundos, tengan carisma, como Janelle Monáe haciendo de Teresa, la madre "adoptiva" de Chiron o André Holland en el personaje de Kevin de mayor. Pero es justamente Mahershala Ali en los pocos minutos que está en pantalla, quien coge el personaje de
Juan y te marca tanto como a Chiron, lo que hace que, como espectador,
sientas la misma admiración que el joven protagonista siente por
este antihéroe, una buena persona atrapada en una vida que le ha
llevado a ser narcotraficante. Maravilloso trabajo del actor y de Jenkins en el guión. Ojalá el personaje de Naomie Harris,
la madre de Chiron, hubiera tenido esa misma fuerza, ya que la actriz
es la única que repite en los tres segmentos. Por suerte, la
actuación de Harris, para mi gusto mejor que Viola Davis en Fences
(ambas nominadas en la misma categoría) saca un personaje emotivo a
la par que palpable, cuando el riesgo de caer en el cliclé fácil
era muy grande. Supongo que aquí la mano de Jenkins en la dirección
y el guión habrá ayudado bastante, ya que en su infancia, la madre
del director también sufrió adicción a las drogas como el
personaje de Harris. De hecho, Moonlight,
basada en la obra de teatro autobiográfica de Tarell Alvin McCraney,
“In Moonlight Black Boys Look Blue”, debe tocar de manera
especial al director, ya que tanto él como McCraney crecieron en
Liberty City, barrio donde crece el protagonista de la película. Y
esa implicación emocional se siente y logra trasladarla al
celuloide, un cariño y dedicación que consigue atraparnos durante
dos horas sin soltarnos, sorteando tópicos con pasmosa habilidad de
gran narrador, creando poesía sobre el ser humano, un relato
universal donde el espectador puede ahondar y bucear en los detalles
que se esconden bajo Moonlight.
Y
es que la película no trata tanto de un romance homosexual en un
barrio chungo de Miami como sí nos habla de la búsqueda de la
propia identidad y de encontrar y asumir la fuerza necesaria para ser
uno mismo en un mundo que constantemente te está obligando a ser y
aparentar ser quien no eres. Little, Chiron y Black. Un personaje con
tres nombres, tres máscaras que le ayudan a esconderse del mundo, a
refugiarse en su interior, por el miedo a exteriorizar sus
sentimientos. Esos complejos emocionales que arrastra el personaje,
que le hacen ver en Juan y posteriormente en Kevin, un modelo y un
apoyo, esa figura masculina y paternal que no ha tenido dentro de su
familia.
Tras
crearse un nombre en el panorama independiente estadounidense con
Medicine for melancholy
en 2008, Barry Jenkins consigue con Moonlight
traspasar fronteras y darse a conocer en todo el mundo, con un
trabajo sencillo, cuidado al milímetro, alejando a sus personajes
del retrato fácil y dándoles humanidad, rezumando ese encanto de un trabajo tan sentido. Un director al que no es difícil augurarle más
prometedores proyectos en el futuro.
8/10
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