domingo, 6 de abril de 2014

Tren de noche a Lisboa. Las mejores intenciones.

Título original:
Night train to Lisbon
Año:
2013
Fecha de estreno:
16 de abril de 2014
Duración:
110 min
País:
Alemania / Suiza / Portugal
Director:
Bille August
Reparto:
Jeremy Irons, Jack Huston, Mélanie Laurent, Charlotte Rampling, Lena Olin, Tom Courtenay, August Diehl, Martina Gedeck
Distribuidora:
Surtsey Films


Raimund Gregorius muere poco a poco la vida. Es un aburrido profesor de lenguas antiguas en Berna, Suiza. Un lluvioso día de camino al colegio, salva la vida a una misteriosa mujer portuguesa que intentaba saltar por un puente. La llevará consigo al colegio pero ésta desaparecerá en seguida dejando tras de sí tan sólo su gabardina roja, un libro y unos billetes de tren a Lisboa. Gregorius comienza a leer con avidez el libro y lo encuentra lleno de frases que le despiertan su adormecida alma. Sin pensarlo dos veces, acaba en el tren rumbo a la capital lusa para conocer todos los secretos del escritor.
Y así, Bille August nos zambulle en una dicotomía argumental. Por un lado, tenemos a Gregorius, un profesor en búsqueda de de un nuevo sentido para su vida. Por otro lado, Amadeu de Prado, escritor de la novela, quien se nos presenta mediante flashbacks en el momento álgido de su vida cuando se encontraba en plena revolución contra el régimen de Salazar allá por los 70. De manera muy lenta, se va tejiendo la intriga de una historia con tintes filosóficos disfrazada de thriller, mientras el protagonista trata de ensamblar las pistas encontradas en su camino.


El veterano director danés exhibe unas impecables y poéticas imágenes tanto del Portugal actual como del pasado en su última película, Tren de noche a Lisboa. Y la fotografía, junto a un reparto solvente, es uno de los pocos puntos fuertes de una película irregular oscilante entre el tedio y el misterio. Los vaivenes narrativos entre las dos épocas nos muestran la incesante búsqueda de quién fue Amadeo como única respuesta de los problemas que más preocupan a Gregorius. Porque los filosóficos escritos de Amadeo obsesionan hasta la ceguera a nuestro desganado profesor, deseoso, de manera inconsciente, de cambiar su modo de vida.

El hándicap es la superficialidad de las pretendidas profundas frases que lee Gregorius a lo largo del metraje, incapaces de conectar con el espectador del mismo modo que lo consiguen con él. Quizá el best-seller de Pascal Mercier en el cual se basa Tren de noche a Lisboa sí logre desprender esa pasión por el cambio, por la autoreflexión y el giro de 180 grados que una vida puede tomar. Pero en la película, tanto las cuestiones existencialistas como el retrato psicológico, que en teoría deberían ser los protagonistas, pasan a un segundo plano en pos de la interesante historia de Amadeo cargada de amor, amistad, rebelión y lucha.


El reparto es el otro punto destacado de la película. Jeremy Irons da vida con solvencia y credibilidad al gris profesor hastiado de su rutina, arrepentido de no haber tomado decisiones arriesgadas hasta que el encuentro con la chica del puente (un atractivo mcguffin para desarrollar la trama) le ayuda a conocerse mejor a sí mismo y a salir de ese punto de no retorno. Le acompañan un elenco de secundarios bastante conocidos a nivel internacional entre ellos Mélanie Laurent, Charlotte Rampling, Christopher Lee, Tom Courtenay o Lena Olin.

Volviendo a los puntos flojos, no podemos pasar por el alto lo curioso que resulta oír a suizos y portugueses hablando en perfecto inglés. Nos hubiera gustado más un mayor rigor histórico en la cuestión idiomática. En realidad, no es algo que nos moleste en exceso. Peor es el ritmo tedioso imprimido a la narración, con tantas frases pseudo-filosóficas mediante. Tren de noche a Lisboa resulta un ejercicio de falso thriller  hecho con las mejores intenciones de su director pero fallido en su conjunto.

 

6/10

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