viernes, 4 de abril de 2014

Noé. Moja pero no empapa.



Título original:
Noah
Año:
2014
Fecha de estreno:
04 de Abril de 2014
Duración:
137 min
País:
Estados Unidos
Director:
Darren Aronofsky
Reparto: 
Russell Crowe, Jennifer Connelly, Ray Winstone, Emma Watson, Logan Lerman, Douglas Booth, Anthony Hopkins
Distribuidora:
Paramount

Ya no se hace cine épico como antaño, dado lo costoso de las producciones, además de que generalmente son películas largas, cosa que horroriza a muchas productoras, por lo que, cada vez que se aventura un nuevo director/productor a emprender un proyecto de tal envergadura, sea cual sea el resultado final, ya lo miro con cierta condescendencia. Y, si algo no podemos negarle a Noé de Aronofsky, es la majestuosidad del proyecto.

No sólo me refiero a lo arriesgado en cuanto a la temática, que ya sabemos que cualquier tema relacionado con la religión acaba casi siempre en controversia, sino la implicación para con el proyecto, intentando dar una visión nueva del tema bíblico pero sin ofender a los creyentes y, siempre que se pueda, ser lo más fiel posible a las escrituras; intentar captar a las nuevas generaciones y a su vez queriendo tener un estilo propio y personal; apostar por un realismo inaudito (crear el arca tal como se la describe sin ser recreada por ordenador, pero permitiéndose criaturas digitales... Y salir bien parado de todo esto. Desde luego que huevos le ha echado en el proyecto, y no se puede decir que le haya quedado mal del todo, pero, desgraciadamente, tampoco podemos decir que ha quedado bien del todo.
Lo primero de todo será dejar las posturas claras, para que todos nos entendamos mejor. No soy creyente ni estoy muy puesto en la biblia, pero tampoco hace falta ser muy entendido para saber que Aronofsky se toma ciertas licencias personales que distan un tanto de la historia popular. Así que quien no esté dispuesto a pasar por alto que se haga una adaptación libre y se exprese una visión diferente de un hecho tan famoso, que tan siquiera se acerque a la película. Supongo que del sector más conservador le caerá algún que otro palo. Para los creyentes con mayor amplitud de miras, creo que se respeta la esencia general del mensaje que intenta transmitirse con la historia de Noé y el arca, y para los no creyentes, creo que pueden tomársela perfectamente como una película de aventuras con cierto trasfondo moral, más allá de la religiosidad, siempre que acepten ciertos ellos inexplicables, mágicos o divinos que acontecen.


La película empieza casi como si estuviéramos en un spin-off de El señor de los anillos, con un Noé que reparte sin cortarse un pelo cuando hace falta, parajes casi post-apocalípticos, gigantes de piedra (posteriormente se explica, al menos, su procedencia), un Matusalén que parece un cruce entre un mago y un viejo chocheante, mareas de descendientes de Caín, como si fuesen orcos... Y debo reconocer que todo esto al principio me estaba asustando y temiendo lo peor. Por suerte, no sé si es que el espectador se acaba acostumbrando, si la cosa se relaja un poco y, quizás, un poco de ambas cosas, pero el caso es que al rato le pillas cierto gustillo al asunto, sobre todo con la escena del diluvio, muy conseguida, por cierto. Posteriormente sigue otra escena potente, cuando Noé relata la creación, una de las pocas veces donde vemos el sello autoral de Aronofsky en la película. Pero poco a poco, una vez nos adentramos de lleno en el arca, la aventura se vuelve un drama familiar, con cierto interés, pero con la insuficiente fuerza como para colmar al espectador.


De hecho, es una de las principales pegas que le pongo en su conjunto, que semejante epopeya carezca de impacto y garra no es de recibo. Es como presentar un coche a una carrera con tan sólo la mitad del tanque de gasolina lleno.
Esto mismo es aplicable a sus protagonistas, especialmente el desaprovechado Anthony Hopkins como Matusalén, que aún mi cabeza intenta darle una explicación para que mereciese la pena incluirle en la película. La pareja Russell Crowe-Jennifer Connelly, por fortuna están mejor que en Cuento de invierno pero no logran despertar la suficiente química para una pareja que, en teoría, lleva cientos de años junta. Peor están los dos chavales más importantes (el tercero está un tanto de relleno), Logan Lerman al nivel de Percy Jackson y Douglas Booth bastante intrascendente. En cambio Emma Watson, en las pocas ocasiones que tiene para lucirse, cumple correctamente. Ray Winstone como el malo de turno... pues poco que hacer, la verdad, con un personaje tan poco perfilado y tópico. Intentan darle al final cierto trasfondo, pero no llega a cuajar del todo.


Sí es interesante esa visión humana de la fe, centrándose en el hombre más que en la divinidad, en cómo el ser humano afronta un hecho tan importante como un mensaje divino. También se intenta hacer hincapié en lo bueno y malo del ser humano, la culpa y el amor, si somos incapaces de separar de nuestro cuerpo y alma lo malo de lo bueno o sí, por el contrario, estamos destinados a convivir con ambas partes. Es lo bueno de tener detrás de una superproducción a un director como Aronofsky, y es que no le saldrá el típico blockbuster de usar y tirar, sino que intentará darle cierto trasfondo. La pena es que, personalmente, no acabo congeniar ni con el trasfondo ni con la parte meramente evasiva. Se queda a medio camino en ambas haciendo que la vea una película simplemente correcta, lo que suena un tanto pobre viniendo de semejante proyecto.

6/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...