Dabba (The Lunchbox)
Año:
2013
Fecha de estreno:
30 de Abril de 2014
Duración:
104 min
País:
India / Francia / Alemania / USA
Director:
Ritesh Batra
Reparto:
Irrfan Khan, Nimrat Kaur, Nawazuddin Siddique, Denzil Smith, Bharati Achrekar, Nakul Vaid
Distribuidora:
Vértigo Films
¿Una
película hindú que dura menos de dos horas, que no es musical y no
es de Satyajit Ray? A priori cuesta de creer que esto exista por
Bollywood, pero el debutante Ritesh Batra nos ha demostrado que sí
es posible. Y con muy buenos resultados, por cierto.
Batra
venía avalado por su cortometraje Café Regular, Cairo,
que pasó por más de 40 festivales internacionales y consiguió doce
premios, entre ellos la mención especial del jurado en Tribeca y
Chicago. Pero para los que no hemos tenido la suerte aún de ver
dicho corto, The Lunchbox era
una incognita, más allá de su paso por Cannes o Toronto. Y cuando
no esperas nada y te regalan de repente una de las mayores sorpresas
personales de lo que llevamos de año cinematográfico (no contamos
El
gran hotel Budapest o Enemy,
pues a esas ya las tenía en el punto de mira hace tiempo), no puedo
hacer más que celebrarlo por todo lo alto.
Con
la sencilla apariencia de un tupperware
más elaborado de lo común, The Lunchbox esconde
dentro de sí mucho más de lo que aparenta. Revestida con apariencia
de una comedia romántica al uso, pronto se van destapando los
distintos dabbas (que
es como se denominan las fiambreras hindús) revelando un retrato más
profundo sobre la nostalgia y el paso del tiempo, la alineación y la
esperanza.
Como
introducción a la película, me parece apropiado la explicación del
director sobre los Dabbawallahs.
“Los
Dabbawallahs de Mumbai son una comunidad de 5000 repartidores de
fiambreras. Es una profesión hereditaria. Todas las mañanas los
Dabbawallahs entregan comidas calientes desde las cocinas de las amas
de casa a las oficinas de sus maridos, y luego devuelven las
fiambreras vacías de nuevo a las amas de casa por la tarde. Durante
120 años, han proporcionado a la gente de Mumbai un sabor casero en
la oficina. Navegan entre los atestados trenes y las caóticas
calles. Los Dabbawallahs son analfabetos, utilizan un sistema de
codificación compleja de colores y símbolos para entregar
fiambreras en el laberinto que es Mumbai. La Universidad de Harvard
analizó su sistema de entrega, y concluyó que sólo uno de cada
millón de fiambreras se entregaba erróneamente. The
Lunchbox es la historia de esa
fiambrera.”
Así,
jugando con las casualidades, situaciones improbables y demás
variantes del caprichoso destino, Batra teje un delicioso cuento
sobre dos personas ajenas al mundo en el que viven, nostálgicas de
las cartas y los programas de los años 80. Dos seres que desean
escapar de un mundo tan sobresaturado que les va a obligar a
descansar en tumbas verticales cuando les llegue la hora.
Pero
“muchas veces el tren equivocado terminó llevándome al lugar
correcto” se dice en la película, y en ese caso, ese tren es una
fiambrera que llegó al señor que no iba destinada.
Pero
ojo, no es la previsible moñada romántica de turno, el tema se
trata de forma adulta y seria, pese a los toques de humor constantes.
Y seguramente sea esa gran cualidad la que me encanta de The
Lunchbox, que llega sin hacer
ruido, mezcla sabiamente el realismo mágico, la nostalgia y la
reflexión con la comedia romántica y se marca una estupenda
película de las que recuerdas y recomiendas entusiasmado. Y ya se
sabe, muchas veces se disfruta más un pequeño manjar que un
ostentoso buffet. ¿La feel-good movie de la temporada? Posiblemente.
8/10
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