9 mois ferme
Año:
2013
Fecha de estreno:
11 de Abril de 2014
Duración:
85 min
País:
Francia
Director:
Albert Dupontel
Reparto:
Sandrine Kiberlain, Albert Dupontel, Philippe Uchan, Nicolas Marié, Bouli Lanners, Philippe Duquesne, Gilles Gaston-Dreyfus
Distribuidora:
Vértigo Films
La
comedia negra es un género que me gusta especialmente. Va más
acorde con mi filosofía de la vida, reírme antes que llorar,
tomarse las cosas con humor. Por ello, que se cojan temas tabú,
trágicos o polémicos y se les dote de ironía y se les
desdramatice, me gusta. Pero claro, como en otros géneros, no todo
vale y hay que tener un buen guión detrás que hilvane perfectamente
sketches con la historia central para que no se resienta la
trama ni el tono, y que se sienta un tono, una unidad pese a los
distintos puntos aislados de humor. Albert
Dupontel, quien ha fraguado su carrera tanto de director/guionista
como de actor en este tipo de comedia burlesca, con un leve poso
crítico, aquí escribe, dirige y actúa, y quizás con tanto trabajo
creo que ha descuidado un tanto el primero.
9
meses de condena nos introduce
en la vida de la solitaria y estricta jueza Ariane Felder, quien una
nochevieja, influenciada por sus compañeros, se le va la mano con el
alcohol y se desinhibe como nunca. Seis meses después descubre que
está embarazada, y todo apunta a aquella noche de la que no se
acuerda... pero para más inri, las pruebas de ADN señalar como
progenitor a Bob Nolan, alias “el globófago”, recientemente
arrestado por mutilar a un anciano y comerse sus ojos!
En
tan hilarante como prometedora premisa, ya encuentro el primer fallo
de guión. Y es que me resulta francamente difícil de creer que una
mujer tarde ¡6 meses! en descubrir que está embarazada. Detalles
fáciles de subsanar reduciendo el tiempo del flashforward
y que incomprensiblemente su director/guionista no se ha dado cuenta.
Pero realmente no es a estos fallos (que hay algún que otro más) a
los que me refería al principio, sino a uno más importante y más
difícil de pasar por alto: el ritmo y tono narrativo de la película.
La
película empieza como vemos en la sinopsis con un marcado tono negro
y satítico. Y se acentúa más con las escenas de la morgue y, mi
favorita, las diferentes recreaciones del asesinato del globófago
que tira del gore, siempre en clave de comedia. Esta última me
recordaba un poco al juego de cartas Black Stories,
donde tienes que adivinar cómo ha sucedido una muerte mediante
preguntas, y normalmente son muertes rocambolescas, un más difícil
todavía, como sucede en la película. Pero poco a poco este tono se
va disipando de cara a una comicidad más complaciente, tirando de
previsibilidad y arriesgando poco, quedando un final poco acorde a
las expectativas iniciales, demasiado blando. Quizás no se ha
atrevido Dupontel, o bien no le interesaba, pero este escenario era
ideal para marcarse con dicha historia una crítica más elaborada al
sistema judicial, cosa que aquí se rehuye un poco, y simplemente se
insinúa. De ahí que, aunque resulte simpática y la haya
disfrutando en varios tramos, en la sensación final pesa más lo que
pudo dar de sí la historia de haberse trabajado un poco más dicho
guión.
Posee
unos personajes, que si bien no tienen gran perfil psicológico
detrás, funcionan en sus roles, sobre todo en contraposición de
ambos. Enfrentar polos opuestos es algo muy recurrente en la comedia
precisamente por su eficiencia cómica. Una relación entre una jueza
y un caco ya tiene una base para desarrollar una historia divertida,
y Albert Dupontel como ese chorizo de pocas luces pero muy humano
resulta creíble, y la jueza severa e inflexible que encarna Sandrine
Kiberlain, a pesar de rozar a veces la estridencia, también
aprueba. Luego ya se podría discutir si dicha actuación se merece
el César
delante de Léa Seydoux por La
vida de Adéle o
Emmanuelle Seigner por La
Venus de las pieles, como se
llevó. Pero todo esto derivaría seguramente en intereses ocultos
y/o políticos más allá que en cinematográficos, por lo que
evitaremos, por ahora, dicha discusión.
Si
nos apetece más comentar los distintos cameos o pequeñas
apariciones estelares que tienen lugar en la película. El oscarizado
Jean Dujardin aparece como intérprete para sordos en las noticias de
la tv, Terry Gilliam (del cual Albert Dupontel es admirador y se
nota) como el preso Charlie
Meatson y Jan Kounen (director de Dobermann,
película de un estilo jocoso similar) como compañero de celda de
otro director muy reputado en Francia, Gaspar Noé. La conocida
actriz francesa Yolande Moreau (famosa sobre todo por sus papeles en
Amélie
y Séraphine)
y el músico Ray Cooper (compositor de muchas películas de Terry
Gilliam) también tienen un pequeño papel en la película.
En
general, nos queda una comedia negra simpática sin muchas más
pretensiones que la de hacernos reír un rato y alegrarnos el día. Y
en parte lo consigue, así que aunque pudiera haber sido más, lo que
consigue tampoco es poco. Así que si te van este tipo de comedias
como a mí, quizás quieras darle una oportunidad, sabiendo ya de
antemano los pros y contras.
6/10
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