Título original:
Kaze Tachinu (The wind rises)
Año:
2013
Fecha de estreno:
25 de abril de 2014
Duración:
126 min
País:
Japón
Director:
Hayao Miyazaki
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Vértigo Films
Dice Miyazaki que El viento se levanta será su última película. El mayor genio en la animación contemporánea pretende dejarnos huérfanos pero como no es la primera vez que anuncia su retirada, esperamos en los próximos años una nueva película y, en caso de que El viento se levanta sea de hecho la definitiva, su legado no podría ser más maravilloso. Desde el pillo ladrón de guante blanco Lupin (con quien muchos crecimos), o su reivindicación naturalista en Nausicaä del valle del viento hasta la revisión del cuento de La sirenita de Ponyo en el acantilado, pasando por los increíbles universos de El castillo ambulante, La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro, Miyazaki es un creador que nos ha hecho soñar. Por eso, si al final resultara cierto su retiro, el último trabajo del director nipón supone todo un homenaje a los soñadores.
El viento se levanta se focaliza en el personaje de Jiro, desde su infancia hasta su juventud. La historia, situada en Japón, comienza a mediados de 1910, con un Jiro de niño y sus sueños frustrados de ser piloto a causa de su miopía. En un sueño, el diseñador de aviones italiano Caproni le aleccionará para que siga vinculado al mundo:-) aeronáutico. Unos años después, Jiro es un estudiante de ingenieria aeronáutica en el Tokyo devastado de entreguerras inconsciente aún de que se convertirá en uno de los mejores ingenieros a nivel mundial. Además, en su juventud también conocerá a Nahoko cuando la ayude tras un terremoto y juntos, muchos años después, vivirán una intensa historia de amor.
Quizá, junto a Porco Rosso, ésta sea la película más personal e introspecitva de Miyazaki quien vuelve a dar rienda suelta a su conocida obsesión por volar. El japonés deja de lado los universos fantasiosos y épicos para centrarse en el complejo drama de dos jóvenes con ansias de crecer, de madurar y, sobre todo, de vivir a pesar del caos reinante en la sociedad pobre y demacrada que les rodea. Tomando prestados los versos del poeta Paul Valéry "El viento se levanta, hay que intentar vivir", Miyazaki compone un sentido canto a soñar, a la lucha vital. No habrá elementos fantásticos (sí fantasiosos) en el film, en cambio, tenemos una poderosa mezcla de la realidad con el mundo onírico de nuestro protagonista para reforzar ese mensaje esperanzador. Además, la película se complementa con una emocionante historia de amor y otra de pacifismo. ¿Por qué los aviones tienen que ser máquinas de destrucción?, se pregunta Jiro.
Maravillosa animación de trazo perfecto acompañada de una exquisita banda sonora compuesta por Joe Hisaishi que subraya la acción e, incluso en algunos momentos, nos recuerda a una película muda (la escena de ambos jugando desde el balcón con el avión de papel). Todo un placer sensorial esta metáfora de la persecución de los sueños con la cual el estudio Ghibli nos vuelve a regalar momentos mágicos marca de la casa. Para el recuerdo quedarán escenas tan preciosistas como la del beso con el viento, divertidas como la de la boda o la grisácea reconstrucción del gran terremoto de 1923. Si de verdad ésta es la última película de Miyazaki sólo nos queda decirle "Gracias maestro por compartir tu desbordante imaginación con nosotros".
7,5/10
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