Título original:
L'image manquante
Año:
2013
Fecha de estreno:
11 de abril de 2014
Duración:
90 min
País:
Camboya / Francia
Director:
Rithy Panh
Reparto:
Documental
Distribuidora:
Abordar Casa de Películas
Campos
de trabajos forzados en los que uno no puede ni quejarse si pretende
seguir con vida. Se suprime la individualidad en todos sus aspectos;
nada de representaciones artísticas, nada de efectos personales,
nada de una conciencia propia. Trajes de negro para todos. La tortura
como medio de instrucción, de control y de represión. Infancias
arrancadas de raíz. Centenares, miles, millones de muertos en un
lapso de cuatro años, el tiempo que duró en el poder el gobierno
totalitario de Pol Pot en Camboya desde que tomara el país en 1975.
Avalado
por la nominación al Óscar y el premio en la sección Un Certain
Regard del festival de Cannes, el documental La imagen perdida recrea, mediante figuras de
arcilla talladas a mano, ese episodio trágico de la historia
reciente. Pero no se trata de juzgar los hechos, si no de recordar el
daño sufrido y conseguir que todas esas personas inocentes, muertas
por la crueldad de un régimen absurdo, permanezcan en la memoria
colectiva. Rithy Panh, director del documental, era tan sólo un niño
cuando Pol Pot y los Jemeres Rojos entraron en Phnom Penh. Esta
película supone una adaptación de la autobiografía del propio Panh
La eliminación, que
narra la historia de su familia durante esos años dolorosos.
El
régimen totalitario de Pol Pot destruyó las ciudades y mandó a la
población a vivir a zonas agrarias, controlando con mano dura a
través de los militares que sus órdenes se cumplían. Las imágenes
de esos años no existen o se han perdido. A pesar del esfuerzo de
los políticos en ocultar este tipo de actos, en destruir los
archivos, no han contado con una poderosa cámara fotográfica: la
memoria. El director ejercita la imaginación completiva del
espectador a través de una reconstrucción estática de sus
recuerdos, intercalados con imágenes de archivo en movimiento, para formar el relato. Las pequeñas figuras de arcilla representan
todas esas imágenes perdidas a las que el título hace alusión.
Sin
embargo, con las figuritas no se logra el mismo impacto que con
imágenes reales. No es sólo que no puedan transmitir sentimientos
de la misma manera que una mirada, el lastre proviene también de la
voz en off que cuenta la historia. El monótono tono de voz del
narrador, carente de cualquier tipo de emoción, lastra la dureza y
crueldad de la película, que se queda en un original y necesario
intento de acercar al mundo un relato tan espeluznante, por
desgracia, de ritmo aburrido.
La
imagen perdida forma junto a
Duch, el maestro de las forjas del infierno y
S21: La máquina roja de matar
el tríptico con el cual Rithy Panh rinde homenaje al genocidio del
pueblo camboyano, del cual él mismo fue protagonista pues perdió a
sus padres a causa del hambre, la precariedad del estilo de vida y
las condiciones infrahumanas de los trabajos forzados. Este
documental es quizá el trabajo cinematográfico más personal de
Panh -tanto en forma como en contenido- y con él pretende hacer algo
más que una reconstrucción para que la masacre de su pueblo no
caiga en el olvido. El problema es que nos emociona más la historia
subyacente, por la atrocidad implícita de los hechos, que la forma
en la cual el director nos la hace llegar.
6/10
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