viernes, 4 de abril de 2014

Crónicas diplomáticas (Quai d'Orsay). El discurso del Stabilo Boss.

Título original:
Quai d'Orsay
Año:
2013
Fecha de estreno:
04 de Abril de 2014
Duración:
113 min
País:
Francia
Director:
Bertrand Tavernier
Reparto:
Thierry Lhermitte, Raphaël Personnaz, Niels Arestrup, Bruno Raffaelli, Julie Gayet, Anaïs Demoustier, Thomas Chabrol
Distribuidora:
Golem


El mundo de la política y sus entresijos nunca me ha llamado especialmente. Lo veo muy frío, impersonal y con muchos tejemanejes de intereses de por medio que me repelen bastante. Por ello, una película que retratara con comicidad y satirizara este mundo me creaba curiosidad. Y es que, si algunos políticos ya son de chiste, la vida de un gabinete como el ministerio de asuntos exteriores debía dar mucho juego. Y lo cierto es que lo da, aunque personalmente no me haya seducido como a la mayoría de la crítica.

Basada en la primera parte de la novela gráfica homónima (y con la ayuda de sus autores para la adaptación a la gran pantalla), Quai d'Orsay sigue los pasos de Arthur Vlaminck, que es contratado por el ministro Alexandre Taillard de Worms (inspirado en la figura del ministro francés Dominique de Villepin ) para que se encargue de distintos discursos que deba dar Taillard. Una vez dentro del ministerio, comprobará que el estrés, la ambición y las puñaladas traperas están a la orden del día.


Bertrand Tavernier es el encargado de insuflar vida a las páginas de la novela gráfica. El autor de Hoy empieza todo, La muerte en directo, Ley 627 o La pequeña Lola, apuesta por un estilo directo y ágil, con chispa e ingenio en algunos tramos, sobre todo cuando se deja llevar por el portento del personaje de Thierry Lhermitte (La cena de los idiotas). Lhermitte consigue un Taillard hilarante y cautivador, de esos personajes que da gusto ver en pantalla. Sus entradas triunfantes haciendo volar los papeles o su discurso sobre la importante del Stabilo amarillo, son sin duda uno de los grandes alicientes para recomendar su visionado. El problema es que el resto de personajes no luzcan tanto y se pierda esa reparto coral. Niels Arestrup (que pudimos ver en Un profeta) es un buen contrapunto al personaje de Taillard, ya que es todo lo contrario, contención pura, pero el resto pasan demasiado desapercibidos. Incluso el protagonista, Raphaël Personnaz, cumple pero queda eclipsado cada vez que comparte pantalla con Lhermitte.

Para mi gusto, la división por episodios (introducidos siempre por frases de Heráclito) mata el ritmo, ya que los hay más chispeantes o menos lúcidos, y acaba pareciendo más larga de lo que es. También hecho en falta más mala leche, llevar el humor un paso más allá y no conformarse con el simple humor complaciente, sino cargar las tintas cuando la situación lo requiere. Y es que, aunque en la teoría, Quai d'Orsay sea más descarada, la verdad es que en la práctica, una película como Bienvenido Mr. Chance, que supuestamente es más complaciente, acaba resultado ser más despiadada en su discurso hacia el sistema dirigente.


La verdad es que, aunque no me haya reído como esperase y me quede cierto poso agridulce de lo que prometía y no consiguió, esas chispas de genialidad que comentaba hacen que el recuerdo tampoco sea negativo. Y es que si al menos de esta manera podemos decir que un ministro nos ha dado una alegría, quizás merezca la pena.

5,5/10

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