Título original:
La vénus a la fourrure (Venus in Fur)
Año:
2013
Duración:
96 min
País:
Francia / Polonia
Director:
Roman Polanski
Reparto:
Mathieu Amalric, Emmanuelle Seigner
Distribuidora:
Wanda Vision
La
Venus de las pieles es una obra literaria que data de 1870
escrita por el austriaco Leopold von Sacher-Masoch. Esta obra
pretendía formar parte de una saga llamada El legado de Caín,
que constaría de seis libros, con seis historias diferentes en cada
uno divididas en seis temáticas: el amor, la propiedad, el estado,
la guerra, el trabajo y la muerte. Realmente Sacher-Masoch sólo
completó dos de los seis libros (el amor y la propiedad), dejando de
los otros cuatro meros esbozos. La Venus de las pieles es
la quinta historia del libro dedicado al amor, donde se cuenta la
relación del protagonista, Severin von Kusiemski, con Wanda von
Dunajew donde se relata a todo detalle varias prácticas que harían
palidecer a las 50 sombras de Grey:
hacerse atar, azotar y humillar por una mujer corpulenta vestida con
pieles, firmar un contrato como esclavo e incluso la incorporación
de un tercer amante. Se convirtió al mismo tiempo en un escándalo y
en un éxito en Francia por sus descripciones del tipo de apetencias
y deseos que han inmortalizado el apellido de este autor, derivando
de ahí la palabra 'masoquismo'.
Después
de esta breve clase de literatura, conectemos el tema con la película
de Polanski.
Inspirado
en este libro, el dramaturgo David Ives escribió una obra para
teatro llamada Venus in Fur
(Venus en pieles), una obra para sólo dos intérpretes, Thomas
Novachek sería en director-escritor de una obra de teatro sobre La
Venus de las pieles de
Sacher-Masoch y Vanda Jordan sería una actriz algo inusual, que
llega tarde a la audición para el papel de Wanda von Dunayev y le
ruega a Thomas que le haga la prueba. Al final accede pero poco a
poco se verá que Vanda parece ser perfecta para el papel,
convirtiendo la obra en una réplica-contraréplica donde es difícil
saber quien lleva la batuta de esta orquestal sinfonía del amor, la
sumisión y la perversión del alma.
Y
esta obra de teatro es la que adapta a la gran pantalla Roman
Polanski, similar a lo que ya hizo con Un
Dios salvaje hace
un par de años.
Dos
actores, un escenario y una hora y media de comedia negra la mar de
entretenida. Ahora mismo solo me viene a la mente una película una
película de un planteamiento similar con grandes resultados: La
huella
de Mankiewicz.
Para
que una película así funcione, aparte de hacer un buen trabajo de
cámara para evitar la sensación de telefim u obra de teatro
filmada, hay que conseguir un gran trabajo actoral, ya que en buena
medida son el sustento de la película.
Y
ahí ha estado fino Polanski con Mathieu Amalric y Emmanuelle
Seigner.
Desde
luego, de haber optado por Louis Garrel para el papel de Thomas
Novachek, como se pensó al principio, creo que no habría sido tan
intensa la película.
Amalric
y Seigner ya habían coincidido juntos en La
escafandra y la mariposa
y Emmanuelle, esposa actual de Polanski, ya había colaborado en
otras tres ocasiones cinematográficamente (Frenético, Lunas de hiel
y La novena puerta).
Roman,
al haber actuado desde los 14 años, sabe perfectamente cómo hablar
a sus actores para sacar de ellos lo deseado y crea un clima único
en la película. La tensión entre ambos crece por momentos según
avanza la trama, sin dejar de lado nunca el toque mordaz de la obra
de teatro. Los roles de dominante-dominador se van intercambiando
constantemente en la película, despistando al propio espectador
incluso, sin saber del todo, al menos al principio, quien lleva las
riendas. A su gran trabajo, hay que añadir el matiz de que
físicamente Amalric nos recuerda al joven Polanski, lo que imprime
una capa más a la película. De hecho, hay varias capas que hacen
muy atractivo su visionado, más allá del toma-daca actoral. Desde
la temática amorosa, el paralelismo con su director y referencia a
anteriores obras suyas (que mejor no nombrar para una mayor sorpresa)
o todo el tema del masoquismo y la sumisión como otra forma de
placer.
Una
obra más inteligente de lo que puede parecer en un primer vistazo,
completada por una buena fotografía de Pawel Edelman, nominado al
Oscar por El
Pianista,
la primera de las hasta ahora cinco colaboraciones con el polaco.
Edelman centra sobre todo sus esfuerzos en la lograda iluminación,
logrando que nos olvidemos que todo ocurre en un teatro otorgándole
un aura fantasioso y ambiguo a la trama. Un buen ejemplo del gran
trabajo realizado por Edelman sería una de las escenas finales, la
del baile, de una extraña fuerza y belleza, apoyada muy bien por
otro de los grandes, Alexandre Desplat, que compone la banda sonora.
La
música en La
Venus de las pieles está
presente en casi toda la película, y tiene la misión de enfatizar a
los personajes otorgando la perspectiva oculta, la cara que no vemos
de ellos, la del doble juego. Ya en el plano general que nos lleva de
esa calle lluviosa al teatro, la música sabe introducirnos en el
tono general de la película. Nos pone en situación antes incluso de
que veamos a los personajes.
Al
igual que la iluminación, confiere un aire de ensoñación para que
los personajes salgan de ese espacio tan cerrado, para que su
historia no quede anclada a una situación en concreto y adquiera
mayor perspectiva.
Por
ello, que la trama pueda parecer previsible es un mal menor, no es el
interés central de la película el cómo acabará todo, sino los
“recados” que van dejando por el camino, el viaje que realiza
cada personaje y las extrapolaciones que pueda hacer el espectador de
los temas que salen a la palestra.
Un
Polanski ácido y fresco, quizás no tanto como su anterior película
pero que sin duda merece la pena.
7,5/10
Gracias por tu crítica. Me ha encantado toda la información que diste sobre la peli. Tengo una duda... Cuando la vi, creí que Vanda encarnaba a la auténtica diosa Venus...y que había bajado al mundo terrenal para jugar con Thomas. :P
ResponderEliminarYo creo que no vas desencaminada con tu visión, aunque Polanski deja abierto a libres interpretaciones. No he comentado nada en la crítica porque intento meterme cuanto menos en el argumento, para influencia cuanto menos y dejar que la gente vaya libre de prejuicios a su visionado y saque sus propias conclusiones.
EliminarGracias, por compartir tus impresiones, Mercedes!