miércoles, 15 de enero de 2014

Oslo, 31 de agosto. La crisis existencial de un ex drogadicto.



Título original:
Oslo, 31. August
Año:
2011
Duración:
95 min
País:
Noruega
Director:
Joachim Trier
Reparto:
Anders Danielsen Lie, Hans Olav Brenner, Ingrid Olava, Øystein Røger, Tone Beate Mostraum, Kjærsti Odden Skjeldal
Distribuidora:
Abordar 


Eres joven, aún no llegas a la treintena. Provienes de una familia acomodada, tienes un buen trabajo en una revista y de vez en cuando sales de juerga con tu mejor amigo Thomas. Tienes una novia que te quiere. Te vas a comer el mundo. Thomas y tú tonteáis con las drogas. Iselin, tu novia, empieza a mosquearse. Tu hermana te pide que dejes ese camino. Tú lo ves normal, una evasión a una vida monótona. Hasta que es demasiado tarde. Estás enganchado, eres un drogadicto. Tu estilo de vida ideal se desmorona, como el mítico edificio Philips de tu ciudad. Entras a una cura de desintoxicación; no hay otra salida. Anders, el protagonista de Oslo, 31 de agosto, tiene 34 años. Como parte de su programa de desintoxicación, consigue en su último día de internamiento un permiso para acudir a una entrevista de trabajo. De paso, visitará a su amigo de juventud e intentará contactar con su ex novia y con su hermana. Recuerdos, oportunidades perdidas... una vida pasada que le produce un dolor inmenso, por cómo cayó en picado.


Basado libremente en la novela El fuego fatuo del francés La Rochelle, en Oslo, 31 de agosto Joachim Trier nos relata de manera sobria el primer día del resto de la vida de Anders, encarnado con sobriedad por Anders Danielsen Lie. Trier retrata una fría, melancólica y sombría Oslo durante el último día de agosto; una fecha que servirá como punto de inflexión ya que supone, literalmente, el final de la época estival en Noruega. Con su multipremiada anterior película Reprise, Trier consiguió reconocimiento fuera de sus fronteras. Ahora con Oslo, 31 de agosto se consolida como un director a tener en cuenta. La construcción de una historia tan devastadora y oscura en una sociedad idílica, nos destroza por dentro. Su estilo íntimo, que deja gran espacio a su actor principal para lucirse, va acompañado de momentos inspiradamente poéticos como los paseos por la urbe, el viaje nocturno a lo Nouvelle Vague en bicicleta o la desenfocada escena del bar donde Anders oye las conversaciones de los otros clientes pero se siente un extraño, como un espíritu en un mundo siniestro.


Que el protagonista se sienta desubicado, cual fantasma, no es casual pues sabe que rehacerse después de su adicción será complicado. Su juventud se ha escapado ante sus ojos, es consciente de la finitud de la vida y por eso coquetea con el suicidio. Cuando visita a Thomas, éste está casado y con hijos. La sincera charla que mantienen en un banco del parque será crucial para buscarle un sentido a todo. Sobre todo cuando a posteriori tratará de quedar con su hermana y esta se niega a enfrentarse a él, a las oscuras sombras del pasado. Anders Danielsen Lie da vida un personaje creíble y complejo, perdido en su soledad y sin muchas aspiraciones de futuro a pesar de que la noche le dé una posibilidad de redención cuando conoce a una joven. Oslo, 31 de agosto es de esas películas que, aún siendo técnicamente bellas, su núcleo central tan duro te golpea como un bofetón y acabas con una sensación entre deprimido y maravillado. Este es el doloroso retrato del devenir de un ex drogadicto cuya existencia transcurre por trágicos caminos.

7'5/10

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