Título original:
Oslo, 31. August
Año:
2011
Duración:
95 min
País:
Noruega
Director:
Joachim Trier
Reparto:
Anders Danielsen Lie, Hans Olav Brenner, Ingrid Olava, Øystein Røger, Tone Beate Mostraum, Kjærsti Odden Skjeldal
Distribuidora:
Abordar
Eres
joven, aún no llegas a la treintena. Provienes de una familia
acomodada, tienes un buen trabajo en una revista y de vez en cuando
sales de juerga con tu mejor amigo Thomas. Tienes una novia que te
quiere. Te vas a comer el mundo. Thomas y tú tonteáis con las
drogas. Iselin, tu novia, empieza a mosquearse. Tu hermana te pide
que dejes ese camino. Tú lo ves normal, una evasión a una vida
monótona. Hasta que es demasiado tarde. Estás enganchado, eres un
drogadicto. Tu estilo de vida ideal se desmorona, como el mítico
edificio Philips de tu ciudad. Entras a una cura de desintoxicación;
no hay otra salida. Anders, el protagonista de Oslo, 31 de agosto,
tiene 34 años. Como parte de su
programa de desintoxicación, consigue en su último día de
internamiento un permiso para acudir a una entrevista de trabajo. De
paso, visitará a su amigo de juventud e intentará contactar con su
ex novia y con su hermana. Recuerdos, oportunidades perdidas... una
vida pasada que le produce un dolor inmenso, por cómo cayó en
picado.
Basado
libremente en la novela El
fuego fatuo del
francés La Rochelle, en Oslo,
31 de agosto Joachim
Trier nos relata de manera sobria el primer día del resto de la vida
de Anders, encarnado con sobriedad por Anders Danielsen Lie. Trier
retrata una fría, melancólica y sombría Oslo durante el último
día de agosto; una fecha que servirá como punto de inflexión ya
que supone, literalmente, el final de la época estival en Noruega.
Con su multipremiada anterior película Reprise,
Trier
consiguió reconocimiento fuera de sus fronteras. Ahora con Oslo,
31 de agosto
se consolida como un director a tener en cuenta. La construcción de
una historia tan devastadora y oscura en una sociedad idílica, nos
destroza por dentro. Su estilo íntimo, que deja gran espacio a su
actor principal para lucirse, va acompañado de momentos
inspiradamente poéticos como los paseos por la urbe, el viaje
nocturno a lo Nouvelle
Vague
en bicicleta o la desenfocada escena del bar donde Anders oye las
conversaciones de los otros clientes pero se siente un extraño, como
un espíritu en un mundo siniestro.
Que
el protagonista se sienta desubicado, cual fantasma, no es casual
pues sabe que rehacerse después de su adicción será complicado. Su
juventud se ha escapado ante sus ojos, es consciente de la finitud de
la vida y por eso coquetea con el suicidio. Cuando visita a Thomas,
éste está casado y con hijos. La sincera charla que mantienen en un
banco del parque será crucial para buscarle un sentido a todo. Sobre
todo cuando a posteriori tratará de quedar con su hermana y esta se
niega a enfrentarse a él, a las oscuras sombras del pasado. Anders
Danielsen Lie da vida un personaje creíble y complejo, perdido en su
soledad y sin muchas aspiraciones de futuro a pesar de que la noche
le dé una posibilidad de redención cuando conoce a una joven. Oslo,
31 de agosto
es de esas películas que, aún siendo técnicamente bellas, su
núcleo central tan duro te golpea como un bofetón y acabas con una
sensación entre deprimido y maravillado. Este es el doloroso retrato
del devenir de un ex drogadicto cuya existencia transcurre por
trágicos caminos.
7'5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario