Título original:
Nebraska
Año:
2013
Duración:
115 min
País:
EE.UU
Director:
Alexander Payne
Reparto:
Bruce Dern, Will Forte, Stacy Keach, Bob Odenkirk, June Squibb, Missy Doty, Kevin Kunkel, Angela McEwan, Melinda Simonsen
Distribuidora:
Vértigo Films
Si
todas las esperas recibieran estas recompensas, la gente aprendería
a no ser tan impaciente. Y es que el guión de Bob Nelson (quien hace
un cameo, por cierto) inspirado en su padre y en sus viviencias, cayó
en manos de Alexander Payne cuando iba a rodar Entre copas y
hasta ahora no vio la luz.
Poseía
todo lo que le gusta a Payne y transmiten sus películas, esa
cercanía con los personajes, esa visión medio cómica medio
dramática de la vida, la sencillez y naturalidad de sus proyectos.
Sin duda, era un guión perfecto para él, tanto que ni tuvo que
meter mano, el primero en el que no participa de sus películas y el
segundo que no adapta una novela.
Es
importante centrarse en el guión en las películas de Payne, sobre
todo porque de sus seis películas, incluyendo Nebraska,
cuatro han sido nominados al Oscar, dos lo consiguieron (Los
descendientes y Entre
copas) y Nebraska
aún podría conseguirlo, entre otras
5 nominaciones a otros apartados (incluyendo mejor películas).
Un pilar fundamental en sus películas, un buen contador de
historias. Y es que, por sencillas que las haga, no dejan de ser
menos profundas o elaboradas.
Payne,
que antes de graduarse en la UCLA como cineasta estudió Historia y
Literatura Española en Stanford (lo que le llevó a pasar por la
Universidad de Salamanca para reforzar su español), se ha convertido
en todo un director de actores. Todos los que han trabajado con él
coinciden en que da gusto trabajar con él, les inspira confianza y
sabe crear el clima familiar necesario para que los sentimientos que
busca en sus personajes fluyan con naturalidad hacia sus películas.
El arte de sacar zumo sin necesidad de estrujar las naranjas.
Y
los resultados saltan a la vista. No hay más que echar la vista
atrás entre sus proyectos para ver que sus personajes SON la
historia, desde Jim McAllister y Tracy Flick en Election,
Warren
Schmidt en A
propósito de Schmidt,
Miles, Jack y Maya en Entre
copas, la
familia King en Los
descendientes o
ahora Woody y David Grant en Nebraska.
De hecho, siete actores han sido nominados al Oscar por sus papeles
en trabajos de Payne, lo que demuestra cuál es su especialidad.
Nebraska
es una road movie que nos lleva desde la vejez a la juventud, un
camino que deben compartir un padre alcohólico y su hijo para lograr
la comprensión mutua que no han tenido hasta ahora. Un viaje no de
descubrimiento personal, sino de conocer a esa figura paterna que
tanto ha dejado que desear estos años y entender su vida, ya que sin
conocimiento no puede haber entendimiento alguno.
Woody
Grant es un viejo desilusionado ya de todo, algo olvidadizo y dado a
la bebida desde que volvió de Corea. No ha sido un gran referente
para sus hijos y eso lo sabe. Quizás es por eso que cuando le llega
una de esas cartas-timo de una empresa de marketing anunciándole
“ganador” de un millón de dólares, verá una nueva meta (quizás
la última) en su anquilosada vida. Un McGuffin para iniciar esta road movie.
Es
tal su empeño en ir a Lincoln, Nebraska, que su hijo David al final
acabará accediendo a llevarle, pese a saber que allí no le aguarda
ningún premio metálico. Lo ve como la excusa perfecta para
compartir ese momento que no ha tenido con su padre desde hace tanto
tiempo y que, aunque en su mente una parte le recrimine su
alcoholismo y dejadez, la otra le dice que su vida está ligada a él
y cada día da un paso más que le lleva al mismo camino que su padre
(incluso en el vestuario se puede observar este dato).
Un
camino que les lleva a hacer un parón a la ciudad natal de Woody,
sacando a relucir viejas amistades y otros buitres al acecho de una
parte de esa jugosa recompensa económica que creen le ha tocado al
viejo Grant.
Bruce
Dern, alejado de su personaje habitual de villano o rebelde, ha
encontrado la sensibilidad adecuada para el papel de Woody Grant (que
recibió su premio en Cannes). Áspero y huraño, pero a la vez
tierno y débil debido a sus años y problemas con la memoria, una
mezcla similar al tono de la película, cómica y dramática casi a
la par, muy de las películas de Payne y muy natural. Will Forte
aporta ese elemento necesario para involucrar de lleno al espectador
en la película, con el que se identificará.
June
Squibb hace de la mujer de Woody, una mujer directa, sin pelos en la
lengua y que pone a todos en su sitio. Su carácter se ha vuelto un
tanto mezquino por soportar tantos años el alcoholismo de su marido,
pero sabe que ante todo estará su familia y se volcará con ella. Y
dentro de los viejos amigos de Woody aparece el personaje de Ed
Pegram, viejo socio suyo interpretado por Stacy Keach. Lo curioso es
que Ed y Woody hace cuarenta años que no se ven y los propios Bruce
y Stacy hacía treinta que tampoco se veían, lo que les aportaba
autenticidad a sus personajes. Pegram será uno de esos buitres que
intenten sacar tajada del supuesto premio, pero lo hace de una forma
que, aunque sea un personaje odioso, tiene su carisma y gracia, como
cuando canta In
the Guetto
en el karaoke.
Un
gran elenco actoral plasmado en una buena fotografía en blanco y
negro, acorde a ese viaje intimista de sus protagonistas, como si la
propia película viajara también en el tiempo a los 50/60, teniendo
como referente en su apartado fotográfico a la película de
Bogdanovich La
última película. Esta
fotografía desprovista de colores hace que la visión del espectador
no tenga tantas distracciones y se centre más en los personajes y su
viaje emocional.
Payne
se caracteriza también por elegir minuciosamente los lugares de sus
rodajes, y aquí no fue una excepción. Plainview hizo las veces de
Hawthorne, el pueblo donde vivió Woody y sucede la mayoría de la
acción y con éste ya son cuatro de los seis largometrajes de Payne
que rueda en Nebraska, de dodne él es natural.
Y
para acompañar magistralmente la fotografía, la banda sonora de Tin
Hat Trio, compuesta por su componente Mark Orton, destacando el tema
Their
pie, con
su mezcla de blues y folk, creando climas íntimos y cercanos.
Un
gran trabajo hecho con ese mimo hacia la historia y sus personaje,
con cuidados detalles y que permite al espectador hacer, desde su
butaca y a la vez que Woody y David, su propio viaje emocional, que
te deja con un gran pensamiento en mente: recomendarlo
encarecidamente al siguiente que se cruce en tu camino.
8/10
Verdaderamente con la crítica que has hecho de esta película, creo que no hay que perdérsela.
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