The wolf of Wall Street
Año:
2013
Duración:
179 min
País:
EE.UU
Director:
Martin Scorsese
Reparto:
Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Matthew McConaughey, Jean Dujardin, Kyle Chandler, Rob Reiner, Jon Bernthal, Jon Favreau, Ethan Suplee, Margot Robbie, Cristin Milioti, Katarina Cas, Joanna Lumley
Distribuidora:
Universal
Desde
que en 2007 cayese en las manos de Leonardo DiCaprio la autobiografía
de Jordan Belfort, estaba obsesionado con llevar la depravación de
este hombre a la gran pantalla. Y quien mejor que su amigo Scorsese,
al que convenció para embarcarse en un proyecto de difícil
financiación por las altas dosis de contenido sexual que contendría,
lo que les llevó a financiarla fuera de las mayors de
Hollywood (y, por supuesto, meter sus propias productoras: Sikelia
Productions, de Scorsese, y Appian Way, de DiCaprio, en el ajo), a
pesar de contar con un presupuesto de gran producción: unos 100
millones de dólares.
Este
proyecto, que ha supuesto la quinta colaboración entre el actor y el
director tras Gangs of New York (2002), El Aviador
(2004), Infiltrados (2006) y Shutter Island (2010); no
ha estado exento de polémica, desde el tema tratado (las prácticas
ilegales de un corredor de bolsa), el propio Jordan Belfort, una
especie de Calígula moderno dado a los excesos de drogas y alcohol,
como por el hecho de que el mismo Belfort se llevará su parte como
adaptación de su libro (aunque el estado le obliga a devolver el 50%
de los beneficios a las víctimas de sus fraudes y él asegura que
donará el 100%, pero como para fiarse de este tipo visto lo
visto...) y las acusaciones de cierta crítica especializada a la
película por, según ellos, dar una visión atractiva de este
personaje y no juzgar lo suficiente la figura de este broker que
llegó a ganar unos 36 millones de euros al año durante su época de
apogeo. Ilegalmente, claro.
El
real Belfort pasó apenas unos dos años preso y ahora se gana la
vida (con mucho éxito, por cierto) dando cursos de motivación a los
actuales “lobos de Wall Street”. La rueda que no cesa, vamos.
Pero
dejando de lado los temas morales para la reflexión personal de cada
uno, vayamos a lo que nos interesa aquí: el cine. Y en ese aspecto,
Scorsese sabe cómo hacer buen cine.
No
sería justo pensar que Scorsese llegó y besó el santo y que
siempre tuvo el éxito comercial que merece. De hecho, una de sus
películas emblema como es Taxi Driver
fue un fracaso en taquilla, y Martin tuvo que aprender a combinar
ciertos proyectos más atractivos para Hollywood con otros más
personales para poder disfrutar de la libertad económica de no
rendir cuentas y coartar su visión de la película. Y aunque ha
podido hacer de El lobo de Wall Street la
banacal de desenfreno y locura que reflejan las memorias de Belfort,
aún los estudios y la MPAA (la organización encargada de calificar
moralmente las películas en su estreno en Estados Unidos) han hecho
que de las cuatro horas pretendidas en un principio por el
italoamericano, al final sean 179 minutos. Eso sí, tres horas que al
espectador se le pasan en un suspiro.
Como
si el mismo guionista estuviera hasta las cejas de las famosas
Quaaludes que salen en
la película, la historia, con un tono de comedia negra, y al mejor estilo de sus famosas películas
de la mafia, nos cuenta el ascenso, apogeo y posterior caída del
excéntrico Jordan Belfort, y lo hace empapándose de su visión,
llegando incluso a usar distintas lentes de cámara para cuando está
sobrio, drogado o la grandiosa escena entre DiCaprio y Jonah Hill y
el bocado de jamón york. Un espléndido trabajo de Rodrigo Prieto
que, desde luego, mete de lleno al espectador en la película y que
merecía mayor reconocimiento de la academia de cine.
El
que sí ha conseguido una de las cinco
nominaciones a los Oscar es Leonardo DiCaprio (su cuarta
nominación ya), amo y señor absoluto de la película. Otro gran
trabajo de este actor que cada día va dando más motivos a sus fans
de que su atractivo físico no va reñido con su gran talento. Y lo
mejor es que, con tan sólo 39 años, aún podemos esperar de él
proyectos e interpretaciones a la altura de su “Lobo” de Wall
Street. Pero si tiene mérito lo suyo, tampoco hay que desmerecer el
gran trabajo de Jonah Hill, que sabe no quedarse a la sombra de
DiCaprio y saca brillo a su personaje. Destacado también en su breve
papel un inconmensurable Matthew McConaughey, quien no sabemos si se
ha mermado su papel por esos recortes en el montaje, pero sin duda
era un personaje que prometía mucho y, de nuevo, una muestra más de
que McConaughey es un actor a (re)descubrir, más allá de sus
papeles en comedias románticas facilonas. Deseosos estamos de verle
en Dallas
Buyers Club.
Y
aún hay más sorpresas en el reparto aparte del papel del
actor/director Jean Dujardin (el oscarizado George Valentin de The
artist)
pues Scorsese ha contado con nada menos que otros tres grandes
directores para papeles secundarios en su película: Rob Reiner (que
hace del padre de Belfort), John Favreau (el abogado de
Belfrot) y Spike Jonze (que hace un pequeño papel sin acreditar).
Hasta Scorsese y el propio Jordan Belfort hacen sendas apariciones
estelares, el director prestando su voz al primer cliente de Jordan;
y el ex-broker,
hacia el final del film, en la escena que DiCaprio da su speech
motivante. Quizás, dentro del apartado interpretativo, el personaje
del FBI interpretado por Kyle Chandler se podría haber explotado
mucho más y mejor. Desaprovechado sería la palabra, pero ¿quién
va a echarle en falta estando DiCaprio en pantalla?
Otro
de los elementos que confieren a la película de Scorsese ese
endiablado ritmo necesario es la gran banda sonora de Howard Shore y
los temas de Theodore Shapiro, Cannonball Adderley, Billy Joel, Bo
Diddley, Cypress Hill o hasta Foo Fighters, Umberto Tozzi o The
Lemonheads versionando el famoso tema de Simon and Garfunkel. Una
mezcla de blues y éxitos europeos que funciona perfectamente con
cada una de las situaciones que acompañan.
Un
viaje sin cinturón de seguridad hacia la lujuria, el exceso, la
misoginia y el poder del dinero en la sociedad, porque, aunque se
centre en el mundo de Wall Street, ya se encarga el propio personaje
de DiCaprio de evitar meterse en temas económicos para centrarse en
algo más global. La visión de una sociedad pervertida hasta la
médula y sin aparente remedio alguno.
¿Que
quizás a veces parece no evolucionar el asunto y más que crear se
recrea? En absoluto. Si parece que, llegados a cierto tramo, se
estanque y vuelva sobre lo mismo es porque la vida de este señor
pasaba por los mismos paisajes una y otra vez.
Y,
como he dicho, que las reflexiones morales y debates intelectuales
que pueden sacarse, los haga cada uno por su cuenta, Scorsese
simplemente muestra los hechos para dar el pistoletazo de salida.
8/10
Muy interesante película de Scorsese, no sé si pueda existir tanto exceso en la vida real, supongo que sí. Bueno, las actuaciones de Di Caprio fenomenales y aunque no estuvo mucho tiempo Thomas Middleditch valió la pena su escena, ahora sólo verlo en Silicon Valley.
ResponderEliminarY aunque ha podido hacer de El lobo de Wall Street la banacal de desenfreno y locura que reflejan las memorias de Belfort, aún los estudios y la MPAA (la organización encargada de calificar moralmente las películas en su estreno en Estados Unidos) han hecho que de las cuatro horas pretendidas en un principio por el italoamericano, al final sean 179 minutos. Eso sí, tres horas que al espectador se le pasan en un suspiro.
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y las acusaciones de cierta crítica especializada a la película por, según ellos, dar una visión atractiva de este personaje y no juzgar lo suficiente la figura de este broker que llegó a ganar unos 36 millones de euros al año durante su época de apogeo. Ilegalmente, claro.
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