Título original:
Tutti i santi giorni
Año:
2012
Duración:
102 min
País:
Italia
Director:
Paolo Virzì
Reparto:
Luca Marinelli, Thony, Katie McGovern, Robin Mugnaini, Donatella Barzini, Fabio Gismondi
Distribuidora:
Sherlock Films
Tres años después (realmente dos, pero ya se sabe que muchas películas de estas “minoritarias” suelen llegarnos a España con retraso, si es que llegan) de La prima cosa bella, que fue enviada por Italia para que les representase en los Oscars, y ahora Paolo Virzì continúa la comedia pero aparca un poco el tono dramático para centrarse en el romance, casi fabulesco, de Guido y Antonia.
Todo el santo día
cuenta la romántica relación
de Guido, un chaval tímido, reservado y diplomático, que trabaja
como portero de noche de un hotel; y Antonia, una mujer pasional,
inquieta e impulsiva, que compone canciones y canta en pubs donde a
veces se oye más las discusiones de los clientes que su voz. Se vez
prácticamente solo por la mañana, cuando Guido regresa de su
trabajo, despierta a Antonia trayéndole el desayuno y hacen el amor,
pero forman una unidad sólida, dos polos opuestos que complementan
al otro. Pero su deseo de tener un hijo les llevará a más de un
problema que deberán resolver.
Su
falta de pretensiones y marcado carácter cómico y dicharachero, con
toques fantasiosos en ciertos tramos, hacen ameno su visionado, que
seguramente sea de los pocos objetivos que se marca Virzì en la
película. Un romántico (y podría decirse ingenuo, pero no en el
mal sentido) sobre las relaciones de pareja que tiene como baza
principal sus dos protagonistas, que caen en gracia, sobre todo
Guido.
Guido
es el superhombre del Siglo XXI, el 'Übermensch' del que hablaba
Nietzsche en Así habló Zaratustra. Un hombre culto y cultivado, amante del latín, la historia y las
palabras, que consigue todo con buenos modales y con el don de la
palabra y el saber estar.
Sin duda, lo mejor de la película. La pega es que parece irrealista (por
desgracia) lo que resta autenticidad. Esto no sería problema en una
película con un tono fantasioso más marcado, pero pese a que la
comedia impregne buena parte del guión y el onirismo se asome de vez
en cuando, los personajes y las situaciones están tratados de forma
realista, para que el mensaje de Virzì se sienta más auténtico y
no quede como cuento moral simplemente.
Por
ello quizás también no hubiera estado de más mostrar algún
detalle en la relación de Guido y Antonia que nos lleve a pensar que
estos personajes no podían estar de otra manera más que juntos.
Sabemos de aquello de que los polos opuestos se atraen, pero en
ciertos tramos cuesta creer que estas dos personas tan distintas
puedan llevar una relación de seis años como llevan y parece más
fruto del azar.
Al
igual, quitando a la pareja protagonista, no se perfila demasiado a
los demás personajes, dejando que algunos interesantes como los
vecinos de la pareja queden anecdóticos en el relato.
Es
una pena, porque la falta de pretensiones no está reñida con un
mayor esfuerzo en el guión, y si pese a estos fallos que comento y
que a veces parece que la película se vuelve una excusa para
promocionar a Thony (cantante desconocida descubierta por el propio
Virzì que interpreta a Antonia y la banda sonora de la película)
dada la proliferación de escenas y canciones, la película aún es
capaz de dejar un halo buenrollista y complaciente al espectador que
pasará un buen rato viendo las situaciones rocambolescas a las que
se ve sometida la pareja y cómo se enfrentarán a ellas.
Una
comedia liviana que si bien no dejará quizás demasiada huella, nos
hará pasar un buen rato con esa extraña pero confortable pareja que
forman Guido y Antonia.
6,5/10
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