Título original:
Les garçons et Guillaume, à table!
Año:
2013
Duración:
85 min
País:
Francia / Bélgica
Director:
Guillaume Gallienne
Reparto:
Guillaume Gallienne, Françoise Fabian, André Marcon, Diane Kruger, Nanou Garcia, Charlie Anson, Pierre Derenne, Renaud Cestre
Distribuidora:
A Contracorriente
Dicen
que para hacer una película hacen falta una mujer y un revólver.
Pues, en mi película, a la mujer la interpreta un hombre, y el
revólver es un edredón. Pero también dicen que para hacer una
película hay que hablar de lo que se conoce. Y yo conozco a un
hombre que, armado con un edredón, puede ser una mujer muy bonita.
¿Verdad, mamá?
Guillaume
Gallienne
Guillaume
Gallienne, un actor que sobre todo se ha dedicado al teatro y a
papeles secundarios en el cine, en 2008 decidió hacer de su historia
personal una obra de teatro. De su infancia y su educación y el
trauma que le supuso y que le llevó a una depresión a los doce años
y asistir a un psicoanalista y un foniatra durante cuatro años. Y
todo esto porque su madre no le trataba de igual manera que a sus dos
otros hermanos, lo que le llevó a pensar que no era un niño como
ellos, y empezó a comportarse como una chica, emulando
principalmente el comportamiento y gestos de su madre. Pero lejos de
presentar su historia con rencor o visión dramática, lo hace desde
el cariño que sigue profesando a su madre y con humor, sacando el
lado cómico a la situación. La obra de teatro estuvo
representándose durante tres años seguidos, donde Guillaume
interpretaba todos los papeles. Obtuvo muy buenas críticas y premios
y mostraba el gérmen que había llevado a Guillaume a convertirse en
actor. Pero seguía con la necesidad de seguir contando aquello que
le ha acompañado tanto tiempo en sus adentros. Es ahí cuando decide
llevar su obra de teatro a la gran pantalla.
Escrita,
dirigida (su primera película) e interpretada por él (tanto el
papel de sí mismo como el de su madre, como llevaba tanto tiempo
interpretando...), Guillaume y los chicos ¡a la mesa! Es una
visión intimista, fantástica y humorística de su propia visión de
los hechos. Una mezcla de imaginación y realidad, al menos la
realidad subjetiva que tiene Guillaume en su cabeza, brota con viveza
y sin pudor alguno a la pantalla.
Un
niño que pasa de comportarse como una niña e incluso intentar ser
un homosexual, a encontrar su propia identidad, más allá de los
estándares donde le han catalogado siempre. Y esa es la esencia de
Guillaume, la búsqueda de uno mismo, el recorrido hasta conocerse y
encontrarse dentro de sí mismo.
Pero
lejos de marcarse una película moralista o didáctica, busca más un
realismo mágico, un tono desenfadado e inocente como el propio
Guillaume, donde un Guillaume-madre se pasea casi omnipresente por
los distintos paisajes que recorre Guillaume-hijo.
Hay
escenas para rememorar, como el baile sevillano que se marca en La
línea de la Concepción, la evasión del servicio militar, su viaje
a Baviera (con breve aparición de Diane Kruger) o la conversación
final entre madre e hijo.
Las
risas se escapan aunque no quieras, es de ese humor que nace de
contraponer el drama ante la visión ingenua e inocente y cómo
enfrenta las diferentes situaciones rocambolescas que le ocurren.
Y
no se puede obviar la actuación del propio Guillaume Gallienne, que
consigue algo que puede sonar más sencillo de lo que es: hacer pasar
a un hombre de cuarenta años por un adolescente y que el espectador
no se extrañe en absoluto. Y es que quizás será siempre en parte
ese adolescente queriendo emular a su madre.
Ya
mirando la película fuera de la perspectiva de su protagonista, no
es difícil ver un profundo amor hacia el género femenino. Esos
detalles nimios en principio pero que hacen únicos a cada mujer y
que Guillaume observaba con meticulosa atención para formar su
propia identidad femenina constituyen un reconocimiento hermoso a la
personalidad y el carácter del individuo. Tics, manías y gestos que
se convierten en el sello personal de cada uno.
Y
para rematar esa dulce y genuinamente adorable visión cómica de un
, un acompañamiento musical acorde al relato fantasioso. Clásicos
de Verdi o Wagner con canciones de Supertramp, Kings of Leon o una
versión coral de 'We are the champions', junto a la partitura de
Marie-Jeanne Serero ayudan a la historia a crear ese clima entre lo
real y lo imaginario.
Una
película con alma y encantadoramente graciosa que ya ha seducido a
tres millones de espectadores franceses, recaudado más de siete
millones, ganado dos premios en Cannes y nominada a diez premios
César (que seguramente se lleve unos cuantos antes de que se estrene
en España).
Ojalá
logre llegar al público español como ya ha hecho con el francés y
con un servidor.
7,5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario