viernes, 31 de enero de 2014

Guillaume y los chicos ¡a la mesa!. Salida del armario a la inversa



Título original:
Les garçons et Guillaume, à table!
Año:
2013
Duración:
85 min
País:
Francia / Bélgica
Director:
Guillaume Gallienne
Reparto:
Guillaume Gallienne, Françoise Fabian, André Marcon, Diane Kruger, Nanou Garcia, Charlie Anson, Pierre Derenne, Renaud Cestre
Distribuidora:
A Contracorriente




Dicen que para hacer una película hacen falta una mujer y un revólver. Pues, en mi película, a la mujer la interpreta un hombre, y el revólver es un edredón. Pero también dicen que para hacer una película hay que hablar de lo que se conoce. Y yo conozco a un hombre que, armado con un edredón, puede ser una mujer muy bonita. ¿Verdad, mamá?

Guillaume Gallienne


Guillaume Gallienne, un actor que sobre todo se ha dedicado al teatro y a papeles secundarios en el cine, en 2008 decidió hacer de su historia personal una obra de teatro. De su infancia y su educación y el trauma que le supuso y que le llevó a una depresión a los doce años y asistir a un psicoanalista y un foniatra durante cuatro años. Y todo esto porque su madre no le trataba de igual manera que a sus dos otros hermanos, lo que le llevó a pensar que no era un niño como ellos, y empezó a comportarse como una chica, emulando principalmente el comportamiento y gestos de su madre. Pero lejos de presentar su historia con rencor o visión dramática, lo hace desde el cariño que sigue profesando a su madre y con humor, sacando el lado cómico a la situación. La obra de teatro estuvo representándose durante tres años seguidos, donde Guillaume interpretaba todos los papeles. Obtuvo muy buenas críticas y premios y mostraba el gérmen que había llevado a Guillaume a convertirse en actor. Pero seguía con la necesidad de seguir contando aquello que le ha acompañado tanto tiempo en sus adentros. Es ahí cuando decide llevar su obra de teatro a la gran pantalla.

Escrita, dirigida (su primera película) e interpretada por él (tanto el papel de sí mismo como el de su madre, como llevaba tanto tiempo interpretando...), Guillaume y los chicos ¡a la mesa! Es una visión intimista, fantástica y humorística de su propia visión de los hechos. Una mezcla de imaginación y realidad, al menos la realidad subjetiva que tiene Guillaume en su cabeza, brota con viveza y sin pudor alguno a la pantalla.


Un niño que pasa de comportarse como una niña e incluso intentar ser un homosexual, a encontrar su propia identidad, más allá de los estándares donde le han catalogado siempre. Y esa es la esencia de Guillaume, la búsqueda de uno mismo, el recorrido hasta conocerse y encontrarse dentro de sí mismo.
Pero lejos de marcarse una película moralista o didáctica, busca más un realismo mágico, un tono desenfadado e inocente como el propio Guillaume, donde un Guillaume-madre se pasea casi omnipresente por los distintos paisajes que recorre Guillaume-hijo.

Hay escenas para rememorar, como el baile sevillano que se marca en La línea de la Concepción, la evasión del servicio militar, su viaje a Baviera (con breve aparición de Diane Kruger) o la conversación final entre madre e hijo.
Las risas se escapan aunque no quieras, es de ese humor que nace de contraponer el drama ante la visión ingenua e inocente y cómo enfrenta las diferentes situaciones rocambolescas que le ocurren.
Y no se puede obviar la actuación del propio Guillaume Gallienne, que consigue algo que puede sonar más sencillo de lo que es: hacer pasar a un hombre de cuarenta años por un adolescente y que el espectador no se extrañe en absoluto. Y es que quizás será siempre en parte ese adolescente queriendo emular a su madre.
Ya mirando la película fuera de la perspectiva de su protagonista, no es difícil ver un profundo amor hacia el género femenino. Esos detalles nimios en principio pero que hacen únicos a cada mujer y que Guillaume observaba con meticulosa atención para formar su propia identidad femenina constituyen un reconocimiento hermoso a la personalidad y el carácter del individuo. Tics, manías y gestos que se convierten en el sello personal de cada uno.


Y para rematar esa dulce y genuinamente adorable visión cómica de un , un acompañamiento musical acorde al relato fantasioso. Clásicos de Verdi o Wagner con canciones de Supertramp, Kings of Leon o una versión coral de 'We are the champions', junto a la partitura de Marie-Jeanne Serero ayudan a la historia a crear ese clima entre lo real y lo imaginario.
Una película con alma y encantadoramente graciosa que ya ha seducido a tres millones de espectadores franceses, recaudado más de siete millones, ganado dos premios en Cannes y nominada a diez premios César (que seguramente se lleve unos cuantos antes de que se estrene en España).
Ojalá logre llegar al público español como ya ha hecho con el francés y con un servidor.

7,5/10

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