Ya había mono de los
Coen. Es lo que pasa cuando nos tienen malacostumbrados haciendo
tantas películas (muy disfrutables, además) sin casi descanso entre
una y otra. Así que a la ya de por sí expectación que despiertan
sus proyectos, estaba el añadido de los 3 años que nos habían
hecho esperar, tras su última película, el remake Valor de ley.
Y si en aquella nos descubrieron el talento de Hailee Steinfeld,
ahora hacen lo propio con Oscar Isaac, que merecidamente está
acaparando la atención gracias a su papel de Llewyn Davis. Bien es
cierto que Oscar ya había participado en películas como Red de
mentiras, Ágora,
El legado de Bourne o
Drive (en la cual ya compartía
relación sentimental en pantalla con Carey Mulligan), pero sin duda
el papel que le han ofrecido los Coen disparará su popularidad
notoriamente.
Oscar
Isaac ya tenía nociones de guitarra (desde los 12 años) y había
demostrado sus dotes musicales en otras de sus películas como 10
Years, Won't Back Down
o Sucker Punch. De
hecho, tras una dura búsqueda por parte de los Coen para el papel
protagonista, fue esta cualidad musical la que los hizo suspirar
aliviados de haber encontrado al actor adecuado, esa mezcla de actor
y músico que cumple perfectamente en ambos papeles. Y Oscar, que
había leído por revistas del próximo proyecto de los Coen y se
moría de ganas por el papel, vio emocionado como se cumplía su
deseo.
Pero
aunque acapare la mayor atención, Oscar no está solo, sino que le
acompañan grandes secundarios con papeles muy destacados que
enriquecen el relato. Carey Mulligan y Justin Timberlake son Jean y
Jim, una pareja artística y sentimental que ayudan a Llewyn y son
sus mejores amigos. Ethan Phillips y Robin Bartlett como los Gorfein,
esa familia que están ahí cuando todos fallan, John Goodman como un
curioso músico de jazz y su chófer Johnny Five interpretado por
Garrett Hedlund. Y Jerry Grayson (que hace del mánager de Llewyn
Davis) del cual, ironías del destino, éste fue su último papel y
se dice en la película que está muchas veces fuera de la oficina
asistiendo a funerales.
A propósito de Llewyn
Davis nos habla de un cantante
de folk que deambula entre el Gaslight Poetry Cafe y el sofá de los
amigos que buenamente le prestan para pasar las frías noches de
invierno. Con su guitarra a cuestas perennemente, el espíritu de
este cantante pretende ser la visión de un estilo de vida de muchos
artistas de los años 60 que luchaban por ganarse la vida con la
música folk. Una visión tragicómica de un artista que pasa una
crisis existencial sumada a las trabas de una vida poco afortunada,
asociada a la del gato Ulises (grandioso “personaje” secundario),
con el cual se forma un curioso paralelismo con la vida del
protagonista y La Odisea
del Ulises de Homero, volviendo a casa a pesar de las dificultades de
su viaje.
Pero
si nos ponemos a buscar referencias o influencias al personaje de
Oscar Isaac hay que hacerlo dentro del folk de los 60. Llewyn Davis
es un personaje ficticio aunque tiene cierta base en el cantante Dave
Van Ronk, del cual los Coen leyeron sus memorias, 'The
Mayor of MacDougal Street' (el
cual era también su apodo), y recrean muchos de los clubs y pasajes
(el Greenwich
Village)
donde tocó este músico. Incluso tiene un disco llamado Inside
Dave Van Ronk (clara referencia
en el título original de la película: Inside Llewyn
Davis) y su portada es emulada en un disco de Llewyn Davis. Este artista que no
llegó a cosechar nunca el gran éxito que debiera, sin embargo fue una
inspiración y ayuda para muchos artistas posteriormente reconocidos
como Bob Dylan (al final de la película se muestra un personaje que
ineludiblemente asociamos a él), Tom Paxton, Patrick Sky, Phil Ochs,
Ramblin' Jack Elliott o Joni Mitchell. Pero el objetivo no es
focalizar la atención en cierto personaje sino en lo que representa,
lo que significaba ser músico en aquella época, por eso no se
centran en una sola referencia, sino que se busca revivir una época
y un lugar al completo.
Otra
referencia (a menor escala, claro), podría decirse que es la portada
de The Freewheelin'
(segundo disco de estudio de Bob Dylan) nos recuerda al póster de A
propósito de Llewyn Davis y a
su vez sirvió como idea para Bruno Delbonnel para trabajar en el
apartado fotográfico. Delbonnel sustituyó al habitual director de
fotografía de los Coen, Roger Deakins, porque se encontraba
trabajando en Skyfall.
Su trabajo es (re)conocido sobre todo por su exquisita fotografía en
Amèlie (el cual le otorgó una de las 3 nominaciones al Oscar que
ostenta su trabajo) y ya trabajó con los Coen en su cortometraje
para la película París, je t'aime. Aunque
en esta ocasión nadie se hubiera extrañado que se hubiera usado el
blanco y negro para la película, lo cierto es que el tono empleado
va muy en sintonía con el espíritu folk de los 60 y es otro de los
apartados donde destaca la película y así se lo reconoció la NBR
otorgándole un premio junto a su guión e incluyéndola en su top
ten particular del año.
La
película no escapa a los toques de humor propios de los hermanos
Coen, de hecho, Oscar siempre tuvo en mente a Buster Keaton mientras
interpretaba a su personaje, creando un ser impasible y de rostro
inmutable, de melancólico carácter pero que justamente por su
actitud ante las dificultades que lo sobrevienen sacan la risa
(triste) en cada situación. Un buen toque de comedia viene en los
ensayos de la canción 'Please,
Mr. Kennedy' (canción que representa una de las tres
nominaciones a los Globos
de Oro), lo que nos lleva al tercer pilar destacado de la
película.
Tras la interpretación y la fotografía, la banda sonora
forma el otro gran atractivo, interpretada en su mayoría por el
propio Oscar Isaac. T-Bone Burnett (responsable de la música) posee
un Oscar por su trabajo en Corazón Rebelde y ya
había trabajado con los Coen en O' Brother!.
Justamente como en aquélla, la BSO de A propósito de
Llewyn Davis, podría prevalecer
fuera del contexto de la película y disfrutarse plenamente. Es lo
que tiene la música folk, que parece que siempre suena igual, a ya
escuchado, pero que acaba por conquistarte de igual manera. Y de la
misma manera funciona A propósito de Llewyn Davis,
que se instala como quien no quiere la cosa, con la parsimonia de un
gato que pide a ronroneos un par de arrumacos.
Una
película de carácter intimista, como los garitos que visita Llewyn,
y premiada en festivales afines a este tipo de películas como Cannes
o los
Gotham. De las que gana según se la recuerda, como los discos
que necesitan varias escuchas para saborearlos mejor.
7,5/10
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