miércoles, 20 de febrero de 2013

Siete psicópatas: Psicoanalizando a los psicópatas



La carrera de Martin McDonagh no hace más que ir cuesta arriba. Vale que de momento sólo cuenta con dos película y un cortometraje, pero no ha dejado de despuntar en ninguno de sus trabajos.
Ya, antes de incorporarse al mundo del celuloide, Martin ha recibido varios premios Olivier  y otras tantas nominaciones a los Tony por sus trabajos en el teatro, donde ha ido curtiendo sin duda su escritura. Mantiene buena relación con varios actores que ha incorporado en sus posteriores trabajos fílmicos, aunque sea en papeles menores.
De ahí a recibir el Oscar por su cortometraje Six Shooter, el BAFTA por el guión de Escondidos en Brujas y otra nominación a los Oscar por el mismo trabajo.

Y es que si algo caracteriza los trabajos de McDonagh es su guión, lleno de matines, nueva savia y diálogos ágiles y con chispa. Sin duda, a nadie sorprende que entre sus influencias se encuentre Scorsese o Tarantino (del que también hereda el buen gusto musical). Pero también figuran gente como Lynch, que se nota en su inclusión de paisajes oníricos y enigmáticos, o Malick, en la importancia del entorno y el paisaje. Grandes referentes para el que seguramente acabará siéndolo a las futuras generaciones, y si no al tiempo.


Con su nueva película, Siete Psicópatas, se nota que ha depurado los fallos de su interesante Escondidos en Brujas, consiguiendo un ritmo más fluido, personajes más trabajados y con más enjundia, con un humor más negro si cabe.
Además, se añade un punto de interés metacinematográfico, ya que el protagonista interpretado por Colin Farrell es un guionista escribiendo un guión titulado como la película y que encima se llama también Martin, como el propio director.

La historia podría resumirse en que Martin tiene un amigo que trabaja robando perros para luego ganarse el dinero de quien de verdad los ha perdido y ofrece recompensas, pero un día roban un Shin Tzu de un mafioso y las cosas se acabarán complicando, mientras que Martin no perderá nota alguna de todo lo que sucede para su nuevo guión... pero la verdad es que la vorágine de situaciones que van ocurriendo mezclado a los pasajes correspondientes a los psicópatas que Martin se va ocurriendo para su guión son la verdadera salsa de la película.
Lo bueno es que cada personaje que sale tiene su toque particular, y detrás de ellos hay todo un gran elenco de actores que les otorgan alma. Un reparto coral con gente de la talla de Woody Harrelson, Tom Waits o Christopher Walken es bastante garantía, pero cada vez que está en pantalla, las miradas van hacia un Sam Rockwell desatado, un puro robaescenas.


No quiero una película violenta, sino de amor y paz dice Martin a través de su alter ego en la película, y es que, como ya sucediese en Escondidos en Brujas, detrás de esos matones con pistolas hay una persona con inquietudes, pensamientos, deseos y temores, y en Siete Psicópatas no iba a ser menos, y seguramente es lo que la distinga de cualquier otra comedia negra de mafiosos. Sabe tomarse lo suficientemente en serio para  salir del tópico del género pero con la suficiente sorna para que no se convierta en un experimento pedante y aburrido. De hecho, no hay cabida para el aburrimiento, es una película frenética, preocupada en lo que cuenta, en contarlo con gracia, pero sobre todo, en cómo lo cuenta.

Habrá que estar pendiente de lo que aún puede depararnos el señor McDonagh, pero, hasta entonces, Siete Psicópatas nos amenizará de buena gana la espera.

8/10

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