Poco queda de esa irreverencia,
socarronería, desparpajo y frescura con que nos sorprendió en 2009
Ruben Fleischer con Bienvenidos a Zombieland. Ya se encargó de
ponernos los pies en la tierra con la infame 30 minutos o menos, y,
aunque Gangster Squad, supere, cosa fácil, el nivel que aquella,
sigue haciéndonos pensar que lo de 2009 fue flor de un día.
Y ojo, la cosa no empieza tan mal, todo
apunta a que quería hacer una especie de homenaje al cine de
gangsters con el estilo de Fleischer, en plan serial policíaco de
los 70/80 que la chulería y los métodos poco rudimentarios les
valían a los policías para derrotar a los malos. Y si hubiera
mantenido ese tono cómico y no se hubiera tomado tan en serio,
gustándose tanto a sí mismo, hubiera sido un divertimento sano al
menos.
El caso es que aunque aquí se llamen
John O’Mara y Mickey Cohen , todo nos recuerda a Eliot Ness y Al
Capone, en aquella clásica cinta de Brian De Palma. Una brigada de
pocos hombres al margen de la ley para derrocar a un capo que se ha
hecho con la ciudad, métodos poco ortodoxos, malo caricaturesco... y
otras cosas que ya sería entrar a contar partes importantes de la
trama. Y no hay nada peor que emular a una cinta y no estar a su
altura. Y eso que no es que me entusiasme del todo la película de
Kevin Costner...
Aquí, lo que importa es hacerse notar,
generosos ríos de sangre y balas por doquier, frases calculadas para
ser ingeniosas pero sin la chispa de la espontaneidad, malotes de
tebeo que no traspasan el 2D pegados al tópico con patas que
utilizan como guión (lo cual no sería tan malo si no se tomase tan
en serio...), pero que, paradójicamente, se utiliza el formato
digital para darle un tono más veraz (algo que ya me disgustó en
Enemigos Públicos, de Michael Mann). Y, me pregunto yo, ¿cómo va a
quedar veraz un pegote sin alma? Y, efectivamente, más que veraz
queda ridículo. Por si esto no fuera suficiente, enamorado de sí
mismo, Fleischer se recrea gratuitamente con el slow-motion
convirtiendo en atracción de circo, mero show vacuo, cada vez que
quiere recalcar una escena importante a su modo de ver. Cuánto daño
ha hecho en este sentido Guy Ritchie, Zack Snyder y demás...
A todo esto hay que sumarle los
personajes estereotipados, nada profundizados y, por lo tanto, poco
importantes para el espectador, meros fuegos artificiales utilizados
cuando viene en gana para la gran explosión vistosa. Los actores, parecen tomarse poco en serio su trabajo en la película, y nadie les culpa, pero lo mejor
se lo guarda Fleischer para el clímax final... escena de esas que
acaban dando vergüenza ajena (homenaje/copia incluido a El precio
del poder, de, otra vez, De Palma) .
De hecho, el resultado final no es más
que un refrito de muchas películas, actualizado, eso sí, a las
nuevas generaciones del 'Fast Food, Fast Film', películas de consumo
rápido y olvidables al día siguiente.
La sensación de haber desaprovechado
un gran reparto en un endeble guión es lo que realmente queda en la
memoria al día siguiente de su visionado. Ojalá Fleischer haga
reflexión y refresque sus ideas, aunque todo apunta a que quedará
para esos directores que se encargan de los trabajos mediocres para
rellenar las carteleras sin dejar huella alguna en sus películas.
4,5/10
Vaya! Con lo bien que pintaba... Aún así la veré para ver si comparto tu opinión sobre la mediocridad llegando a la ridiculez del film.
ResponderEliminarBuena crítica.
Un saludo