En 2007 Julie Delpy nos presentó '2 Días en París', una especie de sitcom sin risas grabadas (y, para un servidor, sin risas en absoluto) sobre una pareja que iba a visitar a los padres de la chica a París. Y muchos enredos, tópicos, gracietas sin gracia, mucho divagar aparentando decir cosas interesantes y mucho sexo, o al menos su idea, porque eso hace mucha gracia, claro está.
Ahora nos llega la secuela, o su 'blaxploitation', ya que viene a ser lo mismo pero con protagonista de color. Ahora tenemos a Chris Rock en vez de a Adam Goldberg (un acierto, las cosas como son), ahora es la familia de ella la que les visita a Nueva York, y se atenúa, muy levemente, lo grotesco de París (todos sabemos que los parisinos son unos salidorros, y Delpy como francesa más aún, al parecer) pero no escapamos de los tópicos, que, aunque se atisba que con intenciones de reírse de ellos, acaba nadando y sucumbiendo a ellos.
Esta versión cultureta y refinada de 'Los padres de ella', contiene muestras de sutil humor e ingenio como medir el pene a un niño, chistes de drogas o de incomprensión lingüística (del tipo Mingus-Cunnilingus), monólogos de Chris Rock ante un cartón de Obama, fingir un tumor cerebral o, como no, basados en el sexo. Y no me cuelan críticas al arte moderno (como un artista que vende literalmente su alma) cuando la directora está haciendo lo mismo, venderse al chiste fácil, a la gracia de turno, al guión vacío rellenado de sketches pretenciosamente inteligentes. Y es que no por más hablar se es más inteligente, y que Delpy no es Linklater se nota demasiado. Y eso que se mejora (cosa no difícil) con respecto a su homóloga parisina, no sé si porque esta vez en el guión participan los actores Alexandre y Alexia aparte de la propia Delpy o porque tuvo momentos de lucidez, pero... Julie, ¿Esto es lo mejor que se te ocurre?
Repite la desinhibida sobreactuación de 'papi' Delpy, la guarrilla de la hermana, el ahora novio Manu, ex de Marion en la anterior, la insoportable Marion y algún que otro cameo curioso.
El humor es algo muy particular y lo que a unos hace gracia puede a la vez no causar ni pizca a otro, por ello puedo decir que a quienes disfrutaron con la película de 2007, volverán a disfrutar de ésta, tiene la misma esencia, y además Chris Rock tiene más gracia de Adam Goldberg, pero, si eres de los que, como yo, acabó con vergüenza ajena viendo aquella, huid como alma que lleva al diablo.
3,5/10
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