Réparer les vivants
Año:
2016
Fecha de estreno:
4 de agosto de 2017
Duración:
105 min
País:
Francia
Director:
Katell Quillévéré
Reparto:
Tahar Rahim, Emmanuelle Seigner, Anne Dorval, Gabin Verdet, Bouli Lanners, Kool Shen, Monia Chokri, Alice Taglioni
Distribuidora:
Caramel
Para
su tercer largometraje, la directora Katell Quillévéré ha optado
por adaptar la novela homónima de Maylis De Kerangal superventas en
Francia Reparar a los
vivos (Réparer
les vivants).
Su interés parte del tema central del libro, la donación de órganos
y, en especial, las connotaciones personales de cada uno de los
implicados en el proceso que, en palabras de la propia Quillévéré
"abren perspectivas científicas, poéticas y metafísicas"
llevando a preguntas como "dónde
termina la vida, qué es la muerte, qué es la vida o sobre la
naturaleza simbólica de las partes de nuestro cuerpo".
Reparar
a los vivos
comienza con una despedida furtiva de un adolescente quien, tras
coger su bicicleta, se encamina con unos amigos a surfear antes de
que rompa el amanecer. En el camino de vuelta, un accidente con la
camioneta trunca la vida de Simon, el único de los tres chicos que
no llevaba puesto el cinturón de seguridad. No obstante, aunque se
encuentra en muerte cerebral, sus órganos funcionan con normalidad.
Entra en juego el componente ético y la perspectiva de la donación
de órganos. Pero también el dolor de unos padres, la psicología de
unos médicos intermediarios, las inseguridades de una mujer enferma
del corazón...
Para
Quillévéré, esta tragedia del adolescente, le sirvió como punto
de partida para hablar de la necesidad de cambiar la condición
inalterable de los humanos: la mortalidad. "Y
al hacer esta película, lo que espero transmitir por encima de todo
es la sensación metafísica del movimiento de una entidad viva,
hacer que el flujo de continuidad orgánica que es la sangre circule
por el cuerpo humano. Un corazón deja de latir en un cuerpo para
prolongar la vida de otro... es un increíble viaje en el que un ser
humano se da cuenta de que es un eslabón de una cadena, que forma
parte de un todo. Está conectado.".
Y
efectivamente. La directora recrea una cadena enmarañada de
seguimiento a varios personajes sobre la decisión de la donación de
órganos. Una interconexión dramática a raíz de una muerte que
puede salvar una o más vidas y el recorrido que realiza ese corazón
no sólo como algo físico. Este drama médico de implicaciones
compasivas adolece de frialdad -sí, a pesar de la dureza del tema,
no consigue implicación emocional- además de un desarrollo pesado y
tedioso derivado de las subtramas de relleno hasta llegar a la meta
de la operación final. Hay un empeño constante en desarrollar el
lado humano de los médicos que, en realidad, no aporta nada a la
trama central. Ese énfasis en humanizar y sentimentalizar a los
personajes – como en ese flash-back para contarnos un poco cómo
era Simon en vida- acaba mutando en punzaditas de sensiblería, en
cierto modo también remarcadas por la música de Alexandre Desplat.
Al
final, uno no puede evitar quedarse con la sensación de que Reparar
a los vivos
se convierte en una oda a la donación de órganos. El éxito de la
novela se debió, en parte, a la polémica del tema tratado más allá
de la calidad literaria -que no la pongo en duda, ojo-. De Kerangal
peca de un lirismo recargado en sus descripciones y Quillévéré ha
trasladado elementos poéticos a su adaptación cinematográfica. La
descripción visual del cabalgar de las olas y el posterior accidente
de tráfico inundado por la inmensidad del mar y el impacto sonoro son de lo más
potente de la película. Todo ello junto al meticuloso trabajo de
investigación y recreación de las operaciones y todo el proceso
médico que dotan de verismo a una película que, en general, se
nutre de la combinación de un estilo realista con metáforas
visuales (éstas condensadas sobre todo en el tramo inicial).
5/10
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