Verónica
Año:
2017
Fecha de estreno:
25 de agosto de 2017
Duración:
105 min
País:
España
Director:
Paco Plaza
Reparto:
Sandra Escacena, Bruna González, Claudia Placer, Iván Chavero, Ana Torrent, Consuelo Trujillo, Sonia Almarcha, Maru Valdivieso, Leticia Dolera
Distribuidora:
Sony
Paco Plaza es un cachondo. Lo demostró
cuando cogió las riendas en solitario de la franquicia [Rec] en
la dicharachera y divertidísima tercera entrega [•REC]³:
Génesis, precuela con la cual
rompió el tono de las anteriores películas. Y lo corrobora con
Verónica, una
aproximación al cine de terror más primigenio -el de las presencias
y posesiones demoníacas- sin perder nunca de vista su sello
personal. Porque Plaza jamás olvida los puntos de humor que, en
Verónica, sobre todo,
derivan de la inocencia y candidez de los niños aunque, también, de
algunas elecciones formales como el grito transicional que abre la
película.
Verónica se
inspira en el conocido "caso Vallecas" ocurrido a principio
de los años 90 en el que una adolescente muere unos días después
de haber practicado una ouija con unas compañeras de clase. La chica
y su familia notaban presencias a su alrededor, fenómenos
paranormales de difícil explicación -armarios que se abren solos,
manchas en la mesa... - que la policía recogió en su informe
policial siendo éste el único caso donde un inspector de las
fuerzas de seguridad admite haber encontrado actividad paranormal en
su investigación.
Partiendo
de este hecho real, Verónica comienza
con la policía personándose en el domicilio familiar de Verónica
para observar lo sucedido. Después, un flash-back
para contar al espectador cómo hemos llegado a esta situación.
Verónica (Sandra Escacena), una estudiante de COU, es amante de lo
oculto – cuánto daño hicieron los coleccionables por fascículos
de la época. Cuida de sus tres hermanos pequeños mientras su madre
(Ana Torrent) atiende el bar que regenta. Un día realiza una ouija
con unas compañeras para contactar con su padre fallecido. Desde
este momento, unos entes fantasmales y diabólicos la perseguirán, a
ella y a sus hermanos, con un acoso creciente y cada vez más
peligroso para sus vidas.
Un filtro granulado nos transporta en
lo visual 25 años atrás. La música, con Héroes del silencio por
bandera, también. Y la elección de su canción Hechizo no
es casual pues su letra evoca esa mezcla entre realidad y alucinación
donde habita Verónica, una cuenta atrás hacia la locura de la
posesión. Un descenso a lo oculto, a lo demoníaco, del que también
da parte el papel del cosmos omnipresente que, aunque parece querer
dar una explicación, en realidad, no termina de aportar la
suficiente carga simbóloca ni coherente con el relato clásico de
posesiones. Dejando atrás razonamientos y conexiones metafísicas,
las decisiones formales de énfasis en eclipses, estrellas y
distorsiones lumínicas son una manera de estilizar visual y
psicológicamente la obra, de cargarla de una teórica profundidad
que, en la práctica, está vacía, etérea, sin cuajar.
No obstante, Verónica sí
posee otros significados que ya nos han mostrado otras películas de
género anteriores con adolescentes. La protagonista tiene su primera
menstruación durante la película, momento que marca la transición
a la adultez, y Plaza juega con ello para "endemoniar" a la
protagonista, para hacerla madurar y crear una conexión con los
eventos paranormales de su vivienda. Los ejemplos en el cine de
terror con la primera regla como detonante de sucesos inexplicables
los tenemos en Carrie y
en la más emparentada por el tono con Verónica,
Ginger Snaps – ésta
última con el licantropismo como metáfora de la pubertad y un
sangriento despertar sexual.
Los puristas del género de terror no
van a poder evitar pensar en la ridiculez de los insertos cómicos
-ay, esa monja ciega...- como ya sucediera con [•REC]³. Pero
es que Plaza no
persigue apegarse al género en el sentido clásico y serio. Sí, al
final Verónica es harto convencional en cuanto a la trama de posesiones, con su
punto de vista adolescente y acaba cayendo en algunos efectismos de
sustos y sonidos con la representación física del ente acosador.
¿Que si hubiera jugado a la sugestión en vez de mostrar al demonio
-algo similar a lo conseguido por James Wan en Expediente
Warren- hubiera conferido un
aura más terrorífica al dejar volar la imaginación del especator?. Pues sí. Pero no era su intención. Plaza se divierte con el público
a quien aterroriza y contenta a partes iguales. Se agradece, además,
la ausencia de primeros planos del demonio a pesar de las subidas de
volumen y sustos fáciles premeditados.
7/10
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