La tortue rouge
Año:
2016
Fecha de estreno:
13 de Enero de 2017
Duración:
80 min
País:
Francia, Bélgica, Japón
Director:
Michael Dudok de Wit
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Karma Films
Sin importar el dispositivo
empleado para registrarla, la función principal de una película es emocionar.
Ghibli comprendió esa máxima mejor que nadie desde el momento de su nacimiento
en 1985. Los genios Hayao Mikazaki e Isao Takahata han experimentado con la
técnica de la animación a lo largo de estas tres décadas, transitando historias
rebosantes de fantasía que mostraban la plenitud de la naturaleza y la relación
de unos especiales humanos -o no tan humanos- con ella. Con ‘La tortuga roja’,
el estudio nipón sale por primera vez de las fronteras de su país para coproducir
un film tan espectacular como sencillo en su planteamiento. Sin ser peyorativa
esa calificación de sencillez, sino un verdadero elogio al minimalismo tan bien
elaborado y planteado por Michael Dudok de Wit.
El realizador neerlandés ha
prescindido de todo diálogo para entregarnos una experiencia visual y sonora,
centrada en la comunión entre un náufrago y una isla desierta. Las imágenes
concebidas por Dudok de Wit reflejan esa sencillez expositiva que recuerda al
lema cinematográfico de Nicolas Winding Refn: “Menos es más, nada es todo.” No
se muestra la relación entre el protagonista humano y el entorno natural como
algo idílico, ya que la frustración y la rabia le invaden durante el inicio de
su estancia, pero la progresión planteada es realmente enriquecedora para el
espectador. Las olas y las inclemencias nos recuerdan la ferocidad de la
naturaleza, que nada tiene que envidiar a la furia que puede llegar a albergar
un hombre en su fuero interno. Las reflexiones sobre la armonía entre ambos se traducen
en unas preciosas imágenes que se suceden durante unos breves 80 minutos, que
albergan todo lo necesario para cruzar el umbral de la sala de cine con una
sonrisa y un mensaje vital en mente; con la seguridad de que nuestro
comportamiento no distaría demasiado del de ese náufrago, que llegará a
conocerse a sí mismo alejado de sus iguales. Para darse cuenta que no solo
compartimos emociones y atributos con nuestra elitista especie.
Tanto Miyazaki como Takahata deben estar orgullosos de esta nueva incorporación a su preciado estudio, que con talentos como el de Dudok de Wit tiene la inmortalidad asegurada. ‘La tortuga roja’ es su debut en el largometraje, lo cual invita a esperar lo mejor de él en un futuro que se antoja prometedor. En cuanto a su ópera prima, el recuerdo la va afianzando en la memoria, ya que se ha quedado a unos centímetros de alcanzar el elevado cielo de Ghibli.
7,5/10
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