Título original:
The Autopsy of Jane Doe
Año:
2016
Fecha de estreno:
13 de Enero de 2017
Duración:
99 min
País:
Estados Unidos
Director:
André Øvredal
Reparto:
Emile Hirsch, Brian Cox, Ophelia Lovibond, Michael McElhatton, Olwen Kelly, Jane Perry, Parker Sawyers Distribuidora:
A Contracorriente Films
La muletilla clásica
que suele usar el gran público cuando habla del cine de terror es: “Ya no se
hacen películas como antes”. En efecto, los que tuvimos la dicha de crecer
viendo las grandes películas que el género dio en los 70s y los 80s, cometimos
la imprudencia de reducir el cine de horror a la mera sensación de pavor. Esta
manera de ver el género ni es tan cierta ni tan obvia como puede parecer, pero
es la más extendida entre el público que consume este tipo de cintas, y ha
llevado a sus seguidores a despreciar estas películas casi tanto como las
consumen. Los más viejos ya no nos impresionamos como antes, mientras que los
más jóvenes, en un mundo como el de hoy, quizá nunca gozaron de esa maravillosa
capacidad. El Cine de Terror simula agonizar porque su público objetivo pide a
gritos sensaciones imposibles de transmitir a la vez que es renuente a aceptar
que el género se transforme; por ello vemos pasar sin éxito aquellas cintas que
rompen el molde y que representan verdaderos aportes al género en los últimos
años. La búsqueda de un equilibrio entre ser un fresco aporte y no abandonar el
camino de lo convencional es lo que caracteriza a La Autopsia de Jane Doe, y es
por ese tira y afloja que considero que no llega a explotar todo su potencial. Siendo
una cinta con varios puntos positivos acaba quedando lejos de las grandes
propuestas de los últimos años.
El prólogo mismo de
la cinta presenta los primeros problemas. La policía entra a una casa donde han
ocurrido terribles asesinatos a los que no se les encuentra un factor externo.
En el sótano encuentran el cadáver de una misteriosa mujer a medio enterrar (o
desenterrar). Los primeros compases de la película delinean en nuestra cabeza
lo que será el argumento más predecible de la misma y, aunque es una jugada
interesante, el desarrollo de la cinta echará por tierra las posibilidades que
esto ofrece dado que no habrá descubrimientos interesantes en el camino ni nada
digno de recordar. Es que literalmente no habrá más: ese prólogo contará la película de tal forma, que todo lo
demás sobrará.
La cinta es una especie
de revisita a ciertos temas del slasher con esa pequeña novedad del cadáver como
agente del mal, que bien podría ser la primera de una larga saga. La escueta
información que se va descubriendo sobre el posible origen del cadáver es poco
interesante hasta el punto que la he olvidado casi en su totalidad, mientras
que ninguno de los personajes es lo suficientemente interesante como para que
nos importe sus destinos, puesto que empatizamos con ellos y con su drama
enlatado casi tanto como con las primeras víctimas que aparecen (a las que ni
siquiera vimos vivas). Lo que “La Autopsia de Jane Doe” hace bien es el manejo
de la tensión y el buen uso del elemento sobrenatural en el clímax, así como el
buen montaje de ciertas escenas, particularmente durante la autopsia, momento
en que todavía esperamos que la película vaya hacia algún lado. Esto permite
que la cinta no sea una chapuza más y demuestre que había talento tras la
cámara.
Si André Øvredal no
ha logrado más es porque ha querido mantenerse siempre en la línea de lo comercial y fácilmente digerible, contando una historia manida pero efectiva para asegurar cierto
impacto masivo en su cinta. En parte le ha funcionado, dado que la crítica ha
respondido y el público habla bien de ella, pero al menos a mí me ha faltado
menos atención en una historia sin interés y más de ese excelente trabajo de
cámara y edición del final. Aún así estaré atento a sus próximos proyectos.
5/10
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