Ferdinand
Año:
2017
Fecha de estreno:
22 de Diciembre de 2017
Duración:
108 min
País:
Estados Unidos
Director:
Carlos Saldanha
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Fox
Niño huérfano busca película de
Disney. Cambia humano por toro y Disney por Fox -aunque ya no quede mucho que
distinguir entre ambos estudios-, y el resultado de la ecuación será Ferdinand, un producto tan simple como
manido, que ha sido nominado a mejor filme animado en los Globos de Oro, destapando
una vez más el circo mediático que son esos premios. Precisamente sus vergüenzas
se airean cuando la comparamos con una de sus compañeras de nominación, la
fabulosa y exuberante Coco. Ambas tratan
de sumergirse en culturas ajenas a los dominios estadounidenses, y solo una de
ellas triunfa en el intento.
En resumidas cuentas, Ferdinand trata del salto a la madurez
de un toro que se rebela contra las normas establecidas en el ámbito de la
tauromaquia: los estándares de masculinidad y la violencia como espectáculo. La
película trata de ser respetuosa con la sociedad que forma su entorno inmediato,
pero cae en la zanja en la que se encuentran tantas cintas estadounidenses que
tomaron España -o mejor dicho, su versión estúpidamente idealizada- como
referencia e inspiración. Ni todos tenemos la tez morena, ni barba de dos días,
ni bailamos flamenco, ni vamos a los toros con la bandera en volandas. Y por
mucho que lo digamos, nos siguen juzgando y mirando a través del prisma de
nuestras tradiciones más arcaicas. Pero lo más preocupante es que todo en la
película es tan previsible y genérico que daría igual que estuviera ambientada
en un pueblo andaluz o en una aldea de la Patagonia.
El arco argumental del
protagonista es un corta y pega del Disney más canónico, sin los elementos que
dotan de vida a buena parte de las películas del estudio de Mickey Mouse. He de
reconocer que ha sido un ejercicio de irresponsabilidad comparar a Ferdinand en primer momento con una de
las mejores obras de Pixar -compañía que inspira sensibilidad, pasión y cariño
con cada trabajo-, ya que está a eones de tocar ese techo. Un par de gracietas
y un diseño amigable de los personajes captará la atención de los niños y las
mentes más infantiles, pero cuando un servidor ve a un grupo de toros comiendo
churros en un autobús de la EMT, se le cae el mundo encima. El Madrid de
Carmena llega a Hollywood.
4/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario