viernes, 17 de noviembre de 2017

Una razón para vivir. Llorad, malditos.

Título original:
Breathe
Año:
2017
Fecha de estreno:
17 de Noviembre de 2017 
Duración:
118 min
País:
Estados Unidos
Director:
Andy Serkis
Reparto:
Andrew Garfield, Claire Foy, Tom Hollander, Ed Speelers, Camilla Rutherford
Distribuidora:
Diamond Films



El problema de las películas “inspiradoras” es su dificultad para mantener los pies en el suelo cuando las emociones baten sus alas. La frontera entre la emotividad sutil y la manipulación flagrante es realmente estrecha, lo cual provoca que muchos cineastas caigan en las fauces de la segunda sin darse cuenta, y otros tantos la abrazan para que su trabajo tenga un mínimo impacto, aunque sea exiguo y pasajero. Una razón para vivir baila en esos dos terrenos, encallándose con frecuencia en sonrisas constantes que no parecen reflejar la realidad de una condición tan compleja como la del protagonista y su familia, cuyos inquebrantables lazos sirven de venas y arterias de un corazón que late por momentos.


Al estar basada en hechos reales sería estúpido emitir juicios sobre la figura de su protagonista, Robin Cavendish, relevante activista por los derechos de los discapacitados. En su caso fue la poliomielitis la que le postró en una cama, con una limitación extrema de movimientos. Ese revés del destino le golpeó en su veintena, cuando la flor de su vida se mostraba más exuberante. La luz que le mantuvo vivo fue proyectada por Diana, su devota esposa, que al parecer nunca sufrió un momento de duda ni la tentación de querer vivir plenamente. Andy Serkis, que debuta en la dirección con esta película, ofrece en el comienzo de la misma unas cuantas escenas para mostrar el veloz enamoramiento de la pareja, secuencias tan trilladas que pasan ante los ojos con una agilidad sorprendente. Es un amor de libro, del que nos han inculcado desde Hollywood toda la vida. Ese que no existe en la vida real. Ese que empuja a los responsables de una película a envejecer más al protagonista masculino que a la femenina en la sala de maquillaje cuando cuentan una historia que cubre décadas.

Más allá de las convenciones narrativas, que uno habría esperado que hubieran sido sorteadas por alguien tan rompedor en otros ámbitos como Serkis, hay que reconocer que su manejo tras las cámaras es notable, al igual que las entregadas interpretaciones de Andrew Garfield y Claire Foy. Sin embargo, lo que hace especial a una historia es la unicidad de sus personajes, algo que no sucede con Una razón para vivir. Sus protagonistas se podrían intercambiar con los de otras cintas de esas que se califican como “conmovedoras” en sus propios pósters, dígase Invencible, La teoría del todo o los últimos filmes de Bayona, que se esfuerzan en exceso por activar los lacrimales de los espectadores. Así se olvidan de que la verdadera emoción reside en la credibilidad de unos personajes terrenales, no paradigmas andantes, de vidas aparentemente ejemplares, sin contradicciones ni fisuras emocionales. 

5/10

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