The Big Sick
Año:
2017
Fecha de estreno:
3 de Noviembre de 2017
Duración:
120 min
País:
Estados Unidos
Director:
Michael Showalter
Reparto:
Kumail Nanjiani, Zoe Kazan, Holly Hunter, Ray Romano, Linda Emond, Vella Lovell, Bo Burnham, Aidy Bryant
Distribuidora:
Caramel Films
Obviando que la
traducción del título es una aberración destinada a captar al habitual
consumidor de comedias románticas, “La Gran Enfermedad del Amor” (a partir de
ahora The Big Sick) no es la típica comedia romántica americana. O por lo menos
eso se dice. Debo confesarme muy poco amante de este género y, desde mi nulo
conocimiento sobre el contexto de la producción de estas películas, es muy posible
que no sea la persona más adecuada para entender qué es lo que ha hecho de esta
película algo tan alabado en el medio ni cuáles son las específicas razones por
las que representa un paso adelante en cuanto a sus poco agraciadas producciones
hermanas. Entiendo que no es un romance entre blancos con problemas de gente
blanca y eso le bastará a quien está empapado del género para entenderla como
algo superior a cualquier otro engendro que se estrene, sin embargo yo no logro
encontrar en ella algo más destacado que eso para rescatarle.
The Big Sick cuenta
una historia real escrita por quienes fueron sus protagonistas, Kumail y Emily (Kumail
también se interpreta a sí mismo). Lo primero con lo que uno choca al ver el
film es con que parece haber un notorio esfuerzo en que los hechos no parezcan
reales ni naturales. Esto, que evidentemente no es a propósito, surge de la
elección de las convenciones de la comedia romántica como soporte para el
relato: la idealización de lo romántico y lo obvio de los resortes que
dispararan el drama resultan problemáticos cuando lo que se busca es trasmitir
algo cercano a lo real. Pero ese es el menor de sus problemas. El más
importante pasa por el evidente parecido de su inicio con Master of None, la
gran obra seriada de Aziz Ansari para Netfix que ya había tratado con
anterioridad, y con mucho más acierto, un tema tan complejo como el de las
relaciones en tiempos de pluralidad étnica. El protagonista de The Big Sick,
también comediante, recuerda demasiado al de la serie de Netflix por lo que es
inevitable tener presente como todo lo que está bien en aquella, está bastante
más limitado en la película.
Pero a pesar de que
el inicio y el empaque parecen apuntar a una comedia romántica con un
desarrollo de manual, la película de Showalter da un giro dramático promediando
sus (largas) dos horas de duración, que lleva la historia por otros derroteros.
Si bien el relato nunca se aleja demasiado de los cánones establecidos, y en
este tramo empieza a coquetear con otros más cuestionables como lo son los de
un cine de autoayuda, su alejamiento de la cuestión romántica trae los mejores
momentos de la obra. Es arriesgado decirlo, pero dado que es Kumail quien protagoniza
este momento clave de la película (Emily quedará a un lado debido a la gran
enfermedad del título), uno puede intuir que el guionista y protagonista de su
propia historia estaba más capacitado para contar específicamente su particular
momento existencial que para contar la historia de su gran romance: La relación
de Kumail con los padres de Emily que pone en perspectiva la vida personal y
profesional del protagonista, así como la conflictiva relación con sus padres y
la tradición que se siente obligado a respetar, condensan los mejores momentos de
un guion en extremo mediocre.
No queda mucho por
decir. Si The Big Sick es realmente una de las mejores en su género de los
últimos años, es evidente que la comedia romántica experimenta un momento
execrable. Pareciera que ese mismo pluralismo de etnias que esta película busca
resaltar, configura nuevas formas de entender el amor y las relaciones que han
vuelto ridículos y obsoletos los antiguos clichés del género. Por mi parte,
sólo puedo decir que hay una versión más interesante de lo que quiere contar esta
película en Netflix y se llama, como ya he dicho antes, Master of None. The Big
Sick puede ser obviada.
4/10
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