jueves, 24 de octubre de 2013

Todos queremos lo mejor para ella. Fisioterapia y psicoterapia.





Elegida el pasado 19 de octubre para inaugurar la 58º edición de la Seminci de Valladolid, Todos queremos lo mejor para ella supone la vuelta de Mar Coll tras su prometedor debut Tres días con la familia. Recibida con tímidos aplausos y cierto “desconcierto”, el mismo que traía por título la película provisionalmente pero que al final cambió al actual, su singularidad radica en los rasgos que ya se veían en su anterior película, una frialdad y transparencia al tratar temas familiares que en principio pueden dejar a más de uno fuera de la trama, pero que si se hace un ejercicio de empatía y se conecta con los personajes, se vislumbra que tras esa capa exterior, anida multitud de matices vivos y ricos que hacen las delicias de espectador más avispado.
Espléndida Nora Navas, como reina de la función, aportando tanto el tomo dramático como el cómico cuando Coll se lo requiere, haciendo de este cuadro de sensaciones una tragicomedia de la vida. En este aspecto, la banda sonora también ayuda a quitar hierro al asunto, centrando sus acordes a subrayar los momentos más alocados en las acciones de Geni.

El segundo largometraje de Mar Coll nos narra la vida de Geni tras un peligroso accidente automovilístico que casi le cuesta la vida y le ha dejado secuelas en su rodilla. Pero aparte de estas secuelas físicas, su difícil recuperación y reincorporación al mundo laboral, el accidente despierta en ella la sensación de reconducir su vida, de disfrutar de ella y ver mundo como deseaba a los 18 años, pero que, también por accidentes de la vida, no pudo ir de viaje con su amiga del alma Mariana. Y es justo cuando se encuentra de nuevo tras tantos años con ella en una entrevista de trabajo que su mundo interior perderá el norte y deberá luchar por lo que considera “lo mejor para ella”.


Y es que justamente uno de los grandes puntos de interés de la historia radica en la frase que da nombre a la película. Sus familiares, ella misma, los espectadores incluso... todos queremos los mejor para Geni, pero... ¿Quién sabe qué es lo mejor para ella? Cada uno la empuja y la aconseja hacia lo que buenamente creen que le será mejor, pero nadie sabe a ciencia cierta qué le hará más feliz a través de los años, si la estabilidad económica, el disfrute de sacarse la espitita que tiene clavada desde el pasado... Geni solo sabe que en su interior no hay paz y que tiene que hacer algo antes de que sea demasiado tarde.

Así, la cicatriz del accidente responde a su vez al reflejo de la cicatriz interior por no haber podido viajar junto a Mariana. Y el inteligente guión se encarga de hacernos ver que la misma Mariana quiere sentar cabeza y ya no le sirve ser una trotamundos, para que no haya malentendidos con el espectador. No hay una solución buena o mala, todo tiene sus riesgos y Geni deberá arriesgar para ser feliz. Así, dos mundos distintos, el de la burguesía catalana de la familia de Geni y la bohemia Mariana. Y Mar Coll no se posiciona con ninguno, deja ver los vacíos legales en la forma de vida de cada uno. Por ello me parece un guión inteligentemente planteado, sin maniqueismos ni enseñanzas morales, sólo una película sencilla, bien planteada, con buena ejecución tras las cámaras y un trasfondo reflexivo sin posicionamiento.


Mar Coll, que ingresó a los 18 en la ESAC y terminó sus estudios con el cortometraje La última polaroid, a sus 32 años sabe que se espera mucho de ella, sobre todo tras su debut en el largometraje, Tres días con la familia, que le otorgaron un Goya, aparte de triunfar en Málaga y los premios Gaudí.
Con Todos queremos lo mejor para ella sigue demostrando que en España hay buenos directores emergentes con mucho que contar y con buenas maneras de hacerlo. Esperemos que su siguiente proyecto siga esta progresión ascendente en la carrera de la directora catalana.

7/10

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