Yves Saint Laurent
Año:
2014
Fecha de estreno:
19 de Septiembre de 2014
Duración:
101 min
País:
Francia
Director:
Jalil Lespert
Reparto:
Pierre Niney, Guillaume Gallienne, Charlotte Le Bon, Laura Smet, Marie de Villepin, Nikolai Kinski, Ruben Alves, Xavier Lafitte
Distribuidora:
Vértigo
Llegan este año dos biopics sobre el diseñador Yves Saint Laurent. El primero que se va a estrenar en España es la versión de Jalil Lespert, una visión condescendiente con el genio francés. El otro, de Bertrand Bonello (Casa de tolerancia), es una propuesta más arriesgada y estimulante, según aquellos que pudieron verla en Cannes. De momento, nos tenemos que conformar con acercarnos de forma convencional a la figura del famoso diseñador en cuanto a estructura narrativa y estilo cinematográfico se refiere. Tampoco es de extrañar esta elección por parte de Lespert ya que su versión, al contrario que la de Bonello, cuenta con el beneplácito de Pierre Bergé, pareja y apoyo de Saint Laurent durante gran parte de su vida.
El consentimiento de Bergé para que esta película se llevara a cabo se nota en lo bien parado que sale retratado el propio Bergé (parece que en la de Bonello su figura está más maltratada), quien a modo de flashback cuenta en segunda persona, en una conversación ficticia con Yves, las vivencias y los hitos personales de quien fuera el amor de su vida. La historia comienza cuando Saint Laurent era un joven inexperto pero con gran talento a las órdenes de Dior. Después se centra en cómo llegó a ser ese diseñador tan admirado, querido y copiado.
Lespert no puede obviar la parte sentimental de la vida de Saint Laurent, la cual incluye a Bergé y a otros hombres pero, aunque se intuye la irrefrenable pasión de Saint Laurent, Lespert opta por no meterse en terrenos pantanosos más de lo necesario. Su película habla de los vaivenes personales del diseñador, sus problemas psicológicos, su adicción a las drogas pero de puntillas, sin arriesgar en el ámbito dramático. Este descenso a los infiernos, que tanto gusta ver reflejado en la pantalla grande, provocará indiferencia en el espectador por haber intentado ser tan correcta. Encima no ahonda en cómo transformó el mundo de la moda más allá de presentar sus colecciones y decir que fueron un éxito o muy imitadas.
Precisamente las colecciones de moda están muy representadas en la película con muchos -quizá demasiados- desfiles de moda lo cual empaña el ya de por sí poco fluido ritmo del filme. Eso sí, el diseño de vestuario es soberbio, recreando no sólo los trajes salidos de la mente de Saint Laurent, si no toda su época de ascendencia. Otro punto a favor es el asombroso parecido físico del joven intérprete galo Pierre Niney con el diseñador. Su cara, su nariz, su pelo, sus tímidos movimientos, la introspección de su mirada... todos esos detalles te hacen creer que estás ante el verdadero Yves. Menos convincente resulta Guillaume Gallienne (Guillaume y los chicos ¡a la mesa!) en su rol de novio sufridor.
El consentimiento de Bergé para que esta película se llevara a cabo se nota en lo bien parado que sale retratado el propio Bergé (parece que en la de Bonello su figura está más maltratada), quien a modo de flashback cuenta en segunda persona, en una conversación ficticia con Yves, las vivencias y los hitos personales de quien fuera el amor de su vida. La historia comienza cuando Saint Laurent era un joven inexperto pero con gran talento a las órdenes de Dior. Después se centra en cómo llegó a ser ese diseñador tan admirado, querido y copiado.
Lespert no puede obviar la parte sentimental de la vida de Saint Laurent, la cual incluye a Bergé y a otros hombres pero, aunque se intuye la irrefrenable pasión de Saint Laurent, Lespert opta por no meterse en terrenos pantanosos más de lo necesario. Su película habla de los vaivenes personales del diseñador, sus problemas psicológicos, su adicción a las drogas pero de puntillas, sin arriesgar en el ámbito dramático. Este descenso a los infiernos, que tanto gusta ver reflejado en la pantalla grande, provocará indiferencia en el espectador por haber intentado ser tan correcta. Encima no ahonda en cómo transformó el mundo de la moda más allá de presentar sus colecciones y decir que fueron un éxito o muy imitadas.
Precisamente las colecciones de moda están muy representadas en la película con muchos -quizá demasiados- desfiles de moda lo cual empaña el ya de por sí poco fluido ritmo del filme. Eso sí, el diseño de vestuario es soberbio, recreando no sólo los trajes salidos de la mente de Saint Laurent, si no toda su época de ascendencia. Otro punto a favor es el asombroso parecido físico del joven intérprete galo Pierre Niney con el diseñador. Su cara, su nariz, su pelo, sus tímidos movimientos, la introspección de su mirada... todos esos detalles te hacen creer que estás ante el verdadero Yves. Menos convincente resulta Guillaume Gallienne (Guillaume y los chicos ¡a la mesa!) en su rol de novio sufridor.
En conclusión, el biopic firmado por Jalil Lespert trata de ser respetuoso con Saint Laurent y ello se traduce en un filme acartonado, filmado en compartimentos estanco. Sin ahondar en las inspiraciones de Yves, este biopic sirve para conocer un poco la figura del legendario diseñador y cómo un genio llega al proceso de autodestrucción. Pero aunque su puesta en escena sea brillante y Lespert lo haya vestido con trajes de alta costura, el complaciente contenido de su trabajo sigue siendo feo, tan poco agraciado como un espantapájaros.
5/10
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