El hijo del otro. Mi lugar en el mundo.

Título original:
Le fils de l'autre
Año:
2012
Fecha de estreno:
Por determinar
Duración:
105 min
País:
Francia
Director:
Lorraine Lévy
Reparto:
Emmanuelle Devos, Pascal Elbé, Jules Sitruk, Mehdi Dehbi, Areen Omari, Khalifa Natour, Mahmood Shalabi, Bruno Podalydès
Distribuidora:
Surtsey

Hace apenas unos meses pudimos ver la película nipona De tal padre, tal hijo. En ella se abordaba la cuestión de la paternidad tras conocerse, unos seis años después, que los hijos de dos familias de diferentes estratos sociales habían sido intercambiados al nacer. El hijo del otro parte también de la premisa del intercambio en el nacimiento pero no se focaliza sólo en la reacción de los padres si no que profundiza, además, en cómo esa revelación afecta a los hijos y a su forma de ver el mundo tras conocer que han vivido la vida correspondiente al “otro”.

Cuando Joseph se hace las pruebas médicas para ingresar en el ejército israelí, la familia descubre que no es hijo biológico de sus padres. Casi dos décadas atrás, durante los bombardeos de scuds en Haifa, fue intercambiado por error con Yacine, hijo de una familia Palestina. Para acrecentar más el dolor y el rechazo de esta revelación, hay otro problema: la familia de Joseph es judía; la de Yacine, árabe. Este contexto histórico irreconciliable sirve para exacerbar las emociones de un conflicto interno marcado por la pérdida de la identidad.

No obstante, Lorraine Lévy, directora de la película, no está interesada en contar el problema político ni religioso en sí -sólo lo utiliza para enfatizar la historia. Su intención es mostrar un drama familiar sobre el lugar que ocupamos en nuestra propia vida y en la de quienes nos rodean así como las relaciones entre padres e hijos pues la familia como núcleo vital, como punto de partida para forjarnos una identidad, se ha convertido en una de las principales obsesiones de la directora. En El hijo del otro las familias no tratan de buscar culpables ni explicaciones ante un error tan grave. La película se centra en el viaje íntimo de unas familias tambaleantes ante la dolorosa aceptación de una revelación tan sustancial.

El daño ya está hecho. Los hijos han vivido una vida diametralmente opuesta a la que les hubiera tocado. Y el tema espiritual, ante dos religiones condenadas a odiarse, magnifica la concepción de crisis de identidad sobre todo desde la perspectiva de los hijos. Así, Joseph se encuentra ante un difícil dilema moral cuando descubre que no es judío de nacimiento. Para el papel de los hijos, se optó por buscar actores que físicamente encarnaran los sentimientos de los personajes. Joseph (Jules Sitruk) es un chico con pocas preocupaciones y con la cara aniñada. Yacine (Mehdi Dehbi), criado en un entorno hostil, es un muchacho con facciones más maduras.

Al mismo tiempo, los padres se cuestionan sobre si la paternidad surge con el hecho biológico en sí o al criar a tu hijo. Precisamente, son los padres quienes se muestran más reticentes a un acercamiento a la otra familia con un carácter taciturno, receloso, enjaulado en su conciencia política -no hay más que ver la escena de la cafetería entre ambos, incapaces de articular una sola palabra. Por su parte, las madres afrontan con determinación la nueva situación y aprenden a seguir adelante y a querer también al “otro”. Han ganado otra familia.

Con El hijo del otro, Lévy deja entrever una pequeña reconciliación entre Israel y Palestina a través de dos familias que basan sus relaciones en la comprensión y aceptación. La música, como idioma universal, forma parte importante en el proceso de integración de las nuevas relaciones paterno-filiales. Lorraine Lévy ha construido un complejo y profundo drama familiar plagado de humanidad que evita, con solvencia y a pesar del telón de fondo empleado, caer en la demagogia barata. Una película para emocionarte y reflexionar sobre el destino, sobre nuestro lugar en el mundo y sobre el significado de muchos temas vitales.

7/10