miércoles, 26 de marzo de 2014

2 francos, 40 pesetas. El regreso.


Título original:
2 francos, 40 pesetas
Año:
2013
Fecha de estreno:
28 de marzo de 2014
Duración:
100 min
País:
España / Suiza
Director:
Carlos Iglesias
Reparto:
Carlos Iglesias, Javier Gutiérrez, Nieve de Medina, Ángela del Salto, Adrián Expósito, Luisber Santiago, Isabel Blanco
Distribuidora:
Festival Films


Carlos Iglesias, en su faceta como director de cine, se ha focalizado en realizar un recorrido por la amarga historia española más reciente, con el drama de los emigrantes como telón de fondo. Debutó tras las cámaras con el largometraje Un franco, 14 pesetas en el cual relataba la historia de Martín (Carlos Iglesias) y de Marcos (Javier Gutiérrez), dos hombres obligados a buscarse la vida en Suiza. La película tuvo bastante éxito en España y al director -también guionista y protagonista de la misma-, algún que otro espectador le sugirió una secuela para conocer qué había sido de estos dos entrañables personajes, sobre todo tras la vuelta de Martín a su país natal. Con Ispansi, Iglesias se centró en el envió de niños a la Unión Soviética al comienzo de la Guerra Civil española. En su tercer largometraje hasta la fecha, Iglesias, respondiendo a la demanda popular, retoma la historia de Martín y Marcos.
En 2 francos, 40 pesetas, la acción tiene lugar a mediados de los 70, siete años después de donde acabó la primera entrega. Martín malvive en Madrid con su mujer Pilar y su hijo Pablo. Trabaja como chapuzas en cualquier trabajillo por pequeño que sea. La crisis azota a España, el trabajo escasea. Tal y como ocurría años atrás cuando decidieron emigrar. Pablo, ya casi en su mayoría de edad, quiere viajar por interraíl por Europa y volver, así, a su añorada Suiza. Mientras tanto, Marcos y Mari Carmen continúan viviendo en Uzwil (Suiza), con un aceptable nivel de vida. El nacimiento y posterior bautizo de su segunda hija provocará que Martín y Pilar regresen a Suiza donde se enfrentarán a antiguos temores, romances interrumpidos y recuerdos agridulces.


Si bien Un franco, 14 pesetas era una película más bien dramática con toques cómicos, para la continuación Iglesias ha optado por un tono de comedia más pura, al estilo neorrealista, con cabida para los tintes dramáticos y momentos para la reflexión. Este cambio de género le sienta genial pues la hace más amable a ojos de los espectadores. Porque, ante todo, 2 francos, 40 pesetas es una película que se disfruta más por su mensaje que por la labor tras las cámaras, por su forma de apelar a la nostalgia de tiempos pasados -a lo cual ayuda, por cierto, un paisaje bucólico en medio de las montañas. La historia nace de la propia experiencia del director, cuando de niño emigró con su familia a Suiza. De hecho, el personaje de Martín está basado en el padre del propio Carlos. Algunos hechos, por inverosímiles que puedan resultar, parten de una realidad, como lo del cura cantaor de flamenco.

Para esta suerte de secuela, otra vez nos encontramos al mismo reparto de la primera parte, más la introducción de algunos personajes nuevos tan “enriquecedores” (Rita) como pintorescos (las abuelas) que nos harán soltar varias carcajadas. Avisamos, para alguien que no haya visto la anterior película, 2 francos, 40 pesetas define bien su historia por tanto, no es obligatorio -sí recomendable- conocer los hechos anteriores para disfrutarla.

Siete años han pasado en la línea argumental y siete años ha tardado en ver la luz la secuela, tiempo más que suficiente para echar la vista atrás y poder hacer balance sobre qué fue de estas dos familias. Pablo es el personaje que más ha cambiado personalmente. En la primera película era tan sólo un niño cuya vida daba un giro drástico al cambiar de país, aprender un idioma y una nueva cultura. Ahora, en plena madurez, sus recuerdos son nostalgia pura, no existen las barreras, Suiza representa una buena vida, una forma de volver a comenzar... justo lo contrario que opina su madre.

Oportunista o no, lo cierto es que 2 francos, 40 pesetas llega a las carteleras en un momento económico difícil. La actualidad no dista demasiado de aquellos años 70. ¿Quién de nosotros no ha emigrado o tien un familiar cercano en el extranjero por obligación? Iglesias aprovecha la coyuntura  para criticar una situación, al igual que hiciese con su ópera prima, mediante un discurso moralista donde no falta el “quédate a luchar por tu país”. No obstante, la forma de introducirlo en su historia  queda muy natural, como naturales son sus personajes a los que no nos disgustaría ver en una futura, aunque improbable, tercera entrega.

6/10

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