Título original:
The Grand Budapest Hotel
Año:
2014
Fecha de estreno:
21 de marzo de 2014
Duración:
99 min
País:
Estados Unidos
Director:
Wes Anderson
Reparto:
Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, F. Murray Abraham, Jude Law, Adrien Brody, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Bill Murray
Distribuidora:
Fox
¿Es
Wes Anderson el autor -porque es más que un director y guionista- con más
personalidad del cine actual? Posiblemente, sí. Su detallada,
cuidada e inmaculada puesta en escena es un sello identificativo
inconfundible. Nos basta una sola imagen de vivos colores y estética
vintage para asociarlo a su cine. Con el paso de los años, sus
películas se han visto más afectadas con su original toque
personal. Si con la entrañable Moonrise Kingdom
nos llegó al corazón mediante su particular visión del amor
preadolescente, ahora con El gran hotel Budapest
se centra en una historia de aventuras, ladrones y villanos pero,
como siempre, envuelta visualmente en el marco incomparable de una
inherente belleza naïf, acrecentada en esta película.
Aquellos
que repelen a Wes Anderson por considerarle un hipster amante de una
iconografía exagerada, que se abstengan de ver El gran
hotel Budapest. En su última
película, más que nunca, Wes explota de forma desmesurada el
imaginerío visual y la elegancia a la hora de filmar sus característicos travellings. Vivos colores de tono pastel, que
recuerdan a los cupcakes
tan de moda en la actualidad, en unos encuadres simétricos y
estudiados en escenas ricas en detalles (también en segundo plano),
al servicio de una historia tan extraña como su sugerente y
maravillosa puesta en escena.
El
gran hotel Budapest cuenta las
aventuras de Gustave, el famoso y excéntrico conserje de dicho hotel
situado en una ciudad ficticia durante los años 30, y de Zero, el
botones que acaba siendo su amigo fiel. Tras la muerte de la
anciana Madame D., Gustave se convierte en heredero de un cuadro de
incalculable valor. Pero, como la familia de Madame D. no está
conforme con la herencia, Gustave y Zero se ven obligados a robar el
cuadro, comenzando así una persecución por parte de la adinerada
familia de la anciana para saldar cuentas. Estamos ante una
inclasificable obra que, aunque en teoría se disfraza de película
de aventuras, va mucho más allá de eso, con trazos de otros muchos
géneros.
Anderson
se ha caracterizado por retratar en sus films familias
disfuncionales, con problemas. En este caso, no existe una familia
como tal pero sí vemos cómo se establece una relación
paterno-filial entre los dos protagonistas lo cual da pie a una
mezcla de momentos cómicos con otros menos dulces. No olvidemos que
sus personajes nunca son convencionales; flirtean con el ridículo,
pero el esmero y el cariño puestos en su construcción gracias a los
cuales desprenden simpatía y patetismo a partes iguales, los sitúa
en una zona de 'intocables'. Es fácil enamorarse de ellos.
Como
decíamos, la película destaca en su colorido y barroco plano visual lo cual le otorga un aura alegre y de fábula. Estructurada por
capítulos, – al igual que otros anteriores trabajos como por
ejemplo Los Tenenbaums. Una familia de genios - como
si fuera un cuento, El gran hotel Budapest
resalta la figura del narrador omnipresente, que te va contando los
hechos “tal y como sucedieron”. Este narrador está interpretado
por F. Murray Abraham, en la versión adulta del joven Zero quien le
relata las desventuras vividas junto a Gustave a un escritor
encarnado por Jude Law, quien a su vez es la versión joven de Tom
Wikilson, el escritor supremo de la historia.
La
película presenta una concepción coral, con numerosos personajes
paseando a lo largo de la trama. Principiantes en el universo
andersoniano como F. Murray Abraham o el genial Ralph Fiennes, se
unen a caras conocidas del de Houston: Owen Wilson, Bill Murray,
Jason Schwartzman, Adrien Brody o Edward Norton, entre otros muchos.
Reparto de lujo pues todo el mundo quiere trabajar con Wes Anderson
aunque sólo sea durante unos segundos en pantalla. Y es que el buenazo
de Anderson se ha ganado a pulso una reputación como autor
personalísimo, ingenioso e inteligente.
El
gran hotel Budapest se convierte
en la más representativa a nivel formal de sus películas con
esa estética retro marca de la casa y, a su
vez, está plagada de los tics y las filias que más adoramos de él.
Una película entre el absurdo y la realidad; con sus toques cómicos
jocosos para aligerar la intensidad de una trama en la que cabe hasta una
crítica a la descomposición de un país tras el auge de un régimen
totalitario y con sus toques de un humor negro cuasi grotesco y
terrorífico. Un perfecto contraste entre la viveza de los “buenos”
con la negrura de los “malos”. Literalmente.
8/10
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