Cuatro
años han pasado desde la primera adaptación al cine de los G.I.
Joe,
aquellos muñecos de acción, la competencia de las Barbie en el
sector masculino, que salieron a la luz de la mano de Hasbro en los
sesenta.
Esta
vez se encarga del proyecto Jon Chu, el cual su carrera estaba
bastante ligada a lo musical hasta ahora, con las películas Step
up
2 y 3 y el documental Never
say Never
de Justin Bieber, un, en teoría, inexperto en la materia, pero que
no peca de ello en absoluto.
Después
del retraso que supuso su conversión al 3D (estaba previsto su
estreno para el verano pasado), llega ahora a las carteleras G.I.
Joe: Venganza,
como si de un nuevo capítulo televisivo se tratara, ya que su
visionado podría ser totalmente independiente de la primera G.I.
Joe,
como una nueva misión. En ésta, nuestros fornidos guerreros
patrióticos deberán hacer frente, no sólo a su archienemigo Cobra
y su banda, sino también las amenazas y traiciones que llegan desde
su propio gobierno.
Realmente,
la película ofrece lo que promete, ni más ni menos, y eso, ya según
las pretensiones de cada uno será mucho, poco o nada. Lo que está
claro es que no se toma en serio a sí misma y la película solo
trata de ser un mero pasatiempos entretenido sin ningún tipo de
trascendencia, lo que significa que olvídense de cualquier mínima
trama interesante, sólo importa que el mundo está en peligro y los
G.I. Joe deben salvarlo. Fin.
Si
bien el 3D ni molesta ni destaca, se nota que su inclusión responde
a intereses monetarios más que estéticos o cualquier otro que se
relacione con la narrativa cinematográfica. Aceptando de antemano
esto, sólo queda rendirse a la ensalada pirotécnica y a los
esperados enfrentamientos entre los muñecos, digo... personajes de
la película.
En
esta segunda entrega, el rey de la función es Dwayne
Johnson, quien debajo de todos esos músculos oculta un hombre
simpático y que sabe caer bien al público. También contamos en
esta ocasión con la siempre agradable presencia de Bruce Willis, que
aunque sea menor de lo esperado, es de agradecer.
Al
césar lo que es del césar, y hay escenas, como la que trascurre en
las montañas nevadas que están bastante logradas, siempre valorando
dentro del género, claro está, más el típico final donde todo el
arsenal se pone en juego.
Y
es que, al fin de cuentas, hablamos de ese tipo de películas que
están hechas para funcionar en taquilla y olvidarse de ellas (por
parte del productor), así como pasar un rato entretenido
desconectando del mundo (por parte del espectador) olvidándose al
poco de haberse visto, al estilo de Battleship o Transformers (qué
coincidencia, todas de Hasbro), esas que alabarán los palomiteros y
defenestrarán los gafapastas, pero las cosas están claras desde el
principio, quien se equivoque de sala al entrar, es culpa suya.
Entonces,
¿es buena o mala? Ni lo uno ni lo otro, o ambas a la vez, según
quien la juzgue.
Para mi, una más del género.
5/10
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