Los
ejercicios nostálgicos suelen tener un buen recibimiento. Jugar con
los recuerdos, viejas glorias, la infancia... nos gusta a veces
anclarnos en el pasado y la moda retro, y es que ya se sabe,
cualquier tiempo pasado fue mejor, como decía Jorge Manrique.
Tirando
de esta premisa, nos llega Tipos
legales,
donde tres gángsters, ya retirados, rememorarán por última vez sus
viejas correrías, mientras terminarán un último trabajo pendiente.
Y
quien mejor para este ejercicio nostágico que Fisher Stevens,
instalado en la memoria colectiva como el actor de de las dos
Cortocircuito y, en menor medida, Super Mario Bros; aparte de
numerosas apariciones en varias series de éxito.
Ahora,
en su faceta de director, tras la pobre aceptación por parte del
público de su debut Beso en Manhattan, pero haber conseguido un
Oscar por la producción del documental Cove, nos ofrece una
película liviana, una tragicomedia (bastante más cómica que trágica) sin mayores aspiraciones que apelar a la memoria
colectiva, bien para los films de culto del subgénero gangster,
por ver a viejas glorias del cine una vez más en acción y juntos o
simplemente por ver a unos ancianos con síndrome de Peter Pan, que
siempre tiene su aquel
Está
claro que para que esta propuesta funcionase medianamente bien, era
necesario un reparto a la altura de lo que se cuenta, viejas glorias
que nos creen simplemente con verlas ese viaje mental al pasado, Al
Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin, un trío de ases que, si
bien no será un papel que se recordará el día de su epitafio,
tampoco será el que les haga avergonzarse cuando estén de fiesta
con otros colegas del gremio y salga a relucir dicha colaboración.
Da un poco de pena verles tan cascados, pero aún siguen
recordándonos por qué son tan grandes, una simple mirada o gesto
sirven para llenar la pantalla.
Sin
tomársela muy en serio, se puede pasar un buen rato, siempre
entrando en su juego, sin esperar un guión muy elaborando y pasando
por alto alguna escena de, vulgarmente hablando, empalmado (a veces,
hasta literalmente). Hubiera sido interesante un tratamiento más
adulto-crepuscular, acorde a la temática, pero eso sería ya tener
ciertas pretensiones que Fisher Stevens dudo que siquiera se haya
planteado. Habrá que conformarse con algún que otro guiño
cinéfilo, ver a tres pedazos de actores pasándoselo pipa y pasar un
rato entretenido, que tampoco está mal.
Y
para rematar la añoranza, Jon Bon Jovi en la banda sonora, con uno
de los dos temas incluso nominado a los Globos de Oro
En general, la película puede verse como las batallitas que suelen contar los abuelos, en cierta parte poco novedosas (porque se repiten como el ajo) y a veces cansinos si les escuchamos superficialmente, pero si realmente nos sentamos a escuchar lo que dice, encontraremos historias divertidas, emotivas, pero, sobre todo, apreciaremos
más a aquellos que ya ha vivido el doble (como mínimo) que
nosotros.
6/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario