Del
creador en los ochenta de títulos tan singulares y cachondos como
Sueca bisexual busca semental y No me toques el pito, que
me irrito (a ver quien es el listo que los lee sin una sonrillisa
en la cara) llega, tras treinta años de parón en la gran pantalla (ha
trabajado en series de TV y TV movies) Serie B, título que
pretende homenajear a ese género marginal de su título, las
películas de bajo presupuesto, con altas dosis de carnaza, sangre y
mala leche en sus venas.
Dirigida
principalmente a los cinéfilos frikis, amantes de la caspa que
simplemente desean pasárselo teta con este tipo de películas.
Ya,
en el prólogo de la película, el propio Reguant nos avisa de lo que
vamos a ver, un homenaje a esas películas de tetas y culos de los
setenta/ochenta/noventa, de guión fácil y divertimento igual de
gratuito. Avisa que puede herir sensibilidades tanto emocionales como
artísticas... Y acto seguido, unos títulos de crédito cutres (como
deben de ser) como si una parodia de las de James Bond pero con
estilo salvapantallas de Windows, cantado por Gisela (sí, la de
Operación Triunfo). Declaración de intenciones en toda
regla.
En
este tipo de películas, no se exige un guión excelente ni
interpretaciones para el recuerdo. La serie B se juzga con otras
“reglas” menos objetivas y que variarán mucho según el tipo de
frikismo y caspa que lleve de serie el espectador. Lo que para unos
es una brillante obra maestra bizarra para otros puede ser una
aburrida ida de olla con falta de gancho. Teniendo esto como premisa,
esta crítica, por tanto, es simplemente una visión personal desde
mi particular visión de lo que debe ser una película de serie B
decente y destacable.
Destacando
en el reparto el clásico del género Manuel Zarzo (con unas ciento
cincuenta películas en su haber) y la televisina Sonia Monroy, el
argumento se reduce a la típica película de venganza sangrienta
entre escenas de sexo gratuito. Si bien no se la puede criticar por
algo que no pretende ser, sí se puede decir que queda demasiado
'light' en casi todos los aspectos como para dejar huella. Tienes
toques de humor, añadidos a las malas actuaciones (buscadas o no) y
a los movimientos de cámara y zooms cutres a conciencia; pero la
película aqueja de un ritmo poco fluido, falta de más mala leche,
poco sangrienta y poca “chicha” para lo que se podría esperar de
ella.
Y
no hay nada peor que ir de rebelde y quedarse en el intento.
No
nos meteremos con sorpresas estúpidas de guión, pues le dan 'salsa'
dentro de la cutrez necesaria, pero la auténtica serie B, la que
intenta homenajear, es algo más que cuatro tetas, guiones malos y
algo de sangre. Son películas que, por amor al arte, se hicieron
pretendidamente buenas pero por falta de medios quedaros cutres pero,
dentro de su cutrez, se les notaba cierta magia, un 'no-se-qué' que
las separa de las otras aberraciones fílmicas y las lleva al paraíso
de las “cutres con encanto”. Tienen en sus historias ingeniosas
absurdeces, frases memorables que repetirán sus seguidores y escenas
para el recuerdo.
Lamentablemente,
por mucho que sea de agradecer que alguien apueste por la serie B
como género predilecto en su filmografía, la película de Ricard
Reguant no posee estas cualidades para hacerla memorable, sólo un
breve pasatiempo, con mayor o menor acierto según el humor de cada
uno, la compañía y la bebida que acompañe en el día de su
visionado.
Al
menos, eso sí, podemos decir que Serie B satisface uno de los
placeres ocultos de muchos espectadores: ver a Sonia Monroy recibir
contundente (en varios sentidos, además).
2/10
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