jueves, 8 de junio de 2017

El sueño de Gabrielle. Hacia la locura por amor.

Título original:
Mal de pierres
Año:
2016
Fecha de estreno:
09 de junio de 2017
Duración:
120 min
País:
Francia
Director:
Nicole Garcia
Reparto:
Marion Cotillard, Louis Garrel, Àlex Brendemühl, Brigitte Roüan, Victoire Du Bois, Aloïse Sauvage
Distribuidora:
Festival


Encuadrada en la sección oficial del Festival de Cannes de 2016, la actriz y directora Nicole Garcia presentó El sueño de Gabrielle, su último trabajo tras las cámaras -hasta la fecha-, con una recepción un tanto fría. Y es que el trabajo de la francesa adolece de una concepción clasicista del drama de la protagonista, tanto a nivel formal como del relato, con unas connotaciones letárgicas aún a pesar -o quizá a causa de ello- de un final con vuelta de tuerca incluida.

Adaptación de la novela Mal de piedras (Mal de pierres, en el original) de Milena Agus, El sueño de Gabrielle se centra en la vida de Gabrielle (Marion Cotillard), una joven francesa entusiasta, ardiente, adelantada a su tiempo y acorralada en un entorno asexual (y asexuado) donde la chica se siente presa de sus irrefrenables pulsiones sexuales, de su deseo carnal. La madre le ata en seco imponiéndole un matrimonio con un jornalero español (Àlex Brendemühl), quien considera puede ser un buen marido. La represión social, las barreras e imposiciones del entorno chocan con el carácter libre y apasionado de una joven que se siente conducida a la locura.


Todo un melodrama que no oculta su ascendencia telenovelesca. Pero la cosa se pone más interesante -ejem, ejem- cuando a Gabrielle le detectan piedras en el riñón (el mal de piedras del título) e ingresa en un balneario para tratarse la dolencia. Allí conoce a un soldado herido (Louis Garrel) con quien mantiene una intensa relación pasajera que marcará el resto de su vida.

Nicole Garcia pretende hacer, en cuanto a la trama en sí -pues ella adapta junto a Jacques Fieschi la novela-, un drama romántico tormentoso en varios niveles. Desde una protagonista aquejada de falta de amor y soledad, a un marido acomodado en la infelicidad tras huir del franquismo y la guerra civil, a un amante distante pero contundente. No obstante esto, en el tono falla pues no transmite la locura febril de ese amor apasionado de la protagonista ni siquiera cuando le llega la liberación en la figura de Louis Garrel -y eso que son los mejores momentos de la película. El tratamiento formal, elegante en exceso para una historia de paranoia romántica, favorece el desarrollo convencional y Garcia intenta destacar con una fotografía "bonita" que, en realidad, no aporta valor añadido a lo que se pretende contar.


Contada a modo de flashback, El sueño de Gabrielle conecta la escena inicial con su parte final para advertir al espectador, desde el principio, de la tragedia que está a punto de presenciar sobre la infelicidad de la protagonista. El giro narrativo sorpresivo -detonante de la tan ligera y mascada moraleja- es digno de cualquier novela romántica de medio pelo y se inserta de un modo incoherente con el relato, de manera que cuesta encajarlo en la narración sin cuestionarse la cohesión de la historia -porque ni en un segundo visionado eso tendría un sentido argumental sólido más allá de forzar el final feliz. A destacar la entregada interpretación de Marion Cotillard, espléndida en su apatía, en su impotencia y en su delirio.

5,5/10

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