viernes, 23 de junio de 2017

Maudie, el color de la vida. Pinceladas de pasión.

Título original:
Maudie
Año:
2016
Fecha de estreno:
23 de Junio de 2017 
Duración:
115 min
País:
Canadá
Director:
Aisling Walsh
Reparto:
Sally Hawkins, Ethan Hawke, Gabrielle Rose, Kari Matchett, Zachary Bennett
Distribuidora:
Karma Films



La teoría del todo nos mostró recientemente que el declive físico que va ligado a una enfermedad degenerativa no implica necesariamente un hundimiento emocional. Maudie, el color de la vida se adentra con mayor precisión en esa delicada tesis y su gran atractivo es una fascinante pareja protagonista que se esfuerza por encontrar la comodidad en la situación marginal en la que han quedado recluidos. Esta película canadiense, cuarto largometraje (para la gran pantalla) de la cineasta irlandesa Aisling Walsh, aprovecha el inconmensurable talento de Ethan Hawke y Sally Hawkins para exponer una compleja situación, en la que priman los obstáculos emocionales de dos personajes terriblemente apartados del núcleo social.


Una mujer que sufre de artritis quiere vivir una vida normal -signifique lo que signifique ese concepto- a pesar de sus dificultades motoras, pero su familia la mantiene encerrada en una insatisfactoria vida que termina por empujarla a huir del hogar. Así es como Maudie conoce a Everett, un arisco comerciante de pescado que vive en una minúscula casa en la periferia del pueblo. Los caminos de ambos se cruzan y las frustraciones de ambos salen a la luz, ya que chocan al mismo tiempo que se entienden mejor que nadie. Los dos saben qué significa la incomprensión y entre ellos nace una fricción inherente a su condición solitaria. Tanto Maudie como Everett quieren salir del pozo del aislamiento, y cada uno será la salida idónea para el otro.

Walsh teje el relato alrededor de dos actores excelsos, que transmiten ternura y frustración con cada intercambio de miradas. Además de la fundamental conexión entre Hawkins y Hawke, la pintura juega un papel primordial, ya que es la gran pasión de Maudie, la que impulsa a ambos personajes a aceptar sus complejidades internas. Sus cuadros tienen un aspecto aparentemente simple, pero recogen una visión de la vida dulce y única, de la misma forma que Walsh trata de plasmar la relación entre ambos personajes. Esos paisajes sirven de terapia introspectiva, y la película recurre a un tono sobrio, acorde con la idiosincrasia de sus protagonistas, que no pretenden conquistar el mundo, sino que buscan no quedar apartados de él.

Maudie, el color de la vida es un canto al poder del arte como medio de expresión emocional, que permite a los creadores encontrar un refugio en el que encontrarse a sí mismos junto al mundo que les rodea. Aunque la pausa en la narración sea constante, Walsh logra un resultado muy solvente y absorbente por momentos, que nos pone en la piel de un personaje tan apasionante como Maudie a lo largo de un trayecto revelador.


7/10

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