sábado, 17 de junio de 2017

Unbreakable Kimmy Schmidt. Temporada 3. No tan inquebrantables






En la actual coyuntura política de los Estados Unidos, con un presidente polémico que parece estar dispuesto a abrir debates que la sociedad creía ya superados, son muchas las reivindicaciones sociales que han encontrado en el cine y la televisión su más importante medio de expresión contra las políticas de estado. Las mujeres y el feminismo no iban a ser la excepción y han dicho presente con series importantes este año como la adaptación de la distopía literaria de Margaret Atwood por parte de Hulu, The Handmaid’s Tale, y también la más sutil e incómoda Feud: Bette and Joan. Por lo particular de 2017, esperábamos con ansias lo que tuviera que decir una de las feministas más ácidas y reconocidas del medio, Tina Fey, cuya “Unbreakeable Kimmy Schmidt” no tocaba el tema de la mujer directa y exclusivamente pero no por ello dejaba de ser un compendio de todas las ideas de la mente de su autora. La misma promoción parecía apuntar que venían grandes emociones al respecto. Sin embargo, si una palabra puede definir la nueva tanda de episodios de nuestra querida Kimmy sería tibieza, una sorprendente tibieza por parte de una Fey que tantas veces fue tan incómoda con sus comentarios. Ha sido tibia la comedia, que ha visto un retroceso importante en varios capítulos más allá de lo brillante de otros; se ha debilitado el lugar de la protagonista, finalmente abducida por el carisma de sus compañeros de reparto; y sobre todo ha sido tibio el mensaje de lucha que transmite, revelando la faceta más lamentablemente burguesa de sus ideas feministas. De estas tres cosas estaremos hablando en los próximos párrafos.

El año pasado ya se decía que en esta serie el personaje de Titus Andromedon acabaría por comerse a todos y, en cierta manera, para muchos acabó pasando. Sin embargo, a quienes nos interesan los personajes y su evolución pudimos notar que existió el loable esfuerzo de hacer avanzar los conflictos emocionales y sociales de su tridente protagónico, de tal forma que ninguno fue menos importante que el otro. Kimmy (Ellie Kemper) pagaba el precio de ser el personaje menos carismático de la función, claro, pero había allí un personaje con un gran desarrollo detrás. En esta tercera temporada da la sensación de que eso se pierde o, más bien, no se logra. En ningún momento de la nueva tanda de episodios ha parecido que el arco argumental del personaje del título vaya hacia alguna parte, y más allá del vago tema de la temporada “aprender a ser una mujer independiente en el mundo moderno”, nunca logramos ver su historia más que como un conjunto de sketches mal interconectados. Titus, en cambio, vuelve a ser el corazón de la fiesta y tanto sus conflictos amorosos como las surrealistas situaciones en las que se ve envuelto van convirtiendo la ficción en un Unbreakable Titus que ya no se puede eludir. La entrega física de Titus Burguess a tan extravagante personaje es una de las claves para entender el verdadero furor que ocasiona nuestro gay favorito cada vez que sale en pantalla.



Pero si hay un personaje que sube peldaños de manera decisiva ese es el personaje interpretada por Jane Krakowski, Jacqueline, quien en esta temporada vuelve a enfrentarse a la alta sociedad pero esta vez mirándola desde afuera. El talento máximo de Fey vuelve a explotar en esta sátira con tintes surrealistas que tendrá en los acontecimientos en torno a su nuevo marido, Russ (David Cross), el acierto más importante de toda la temporada.



Y ya que hablamos de Cross, bien podemos enlazarlo con los principales problemas que ha sufrido la comedia. La serie ha perdido este año a dos de sus personajes más cómicos. Uno de ellos es el propio personaje de David Cross, del cual han decidido deliberadamente prescindir la mayor parte de la temporada por cuestiones de la trama. Su ausencia se ha hecho notar porque el marido de Jacqueline había sido uno de los grandes añadidos del año pasado, sin embargo es una ausencia a perdonar porque ha propiciado el más inteligente y divertido capítulo de esta tanda (muy cerca de ser un episodio top de toda la serie), y un momento clave en la evolución de Jacqueline como personaje. Mucho peor ha sido la desaparición del que fuera el trágico interés romántico de Kimmy, Dong, al que directamente han borrado de un plumazo tras darle mucha importancia en las primeras dos temporadas. Ignoro si hay aquí cuestiones contractuales pero es doloroso que el guion no haya hecho nada por su personaje. Y es que el tándem cómico que el actor coreano Ki Hong Lee hacía con Kemper, ayudaba mucho a solventar la evidente disparidad que existía entre el carisma de los tres personajes principales.



Unbreakable Kimmy Schmidt siempre apostó por la diversidad y por la rotura de lo normativo y si bien este año nos ha dado una buena muestra de que está totalmente dispuesta a que sus mujeres sean capaces de prescindir de los hombres en sus vidas, ha habido algunos episodios que contrastan con la habitual inteligencia que la autora suele demostrar. Como ejemplo fundamental se puede dar el contraste entre dos episodios particulares: el 3x03, “Kimmy no puede ayudarte”, y el 3x06, “Kimmy es feminista” (paradójicamente, como ya veremos). En el primero el personaje invitado interpretado por Laura Dern se presenta ante Kimmy buscando la firma de un divorcio que le permitirá casarse con El Reverendo (el gran villano de la ficción). A Kimmy le conviene firmar porque así obtendrá el dinero para la universidad, sin embargo la firma significa condenar al personaje de Dern al martirio de una relación con el posesivo y despreciable hombre que tuvo secuestrada 15 años. Aquí, Fey demuestra manejar el concepto de sororidad y alienación como la feminista más intransigente. El episodio es brillante como pocos (otro top de la serie, posiblemente, y es cada vez más paradójico que haya dos episodios tan enormes en la temporada más floja) porque logra condensar esa ideología en media hora de duelo interpretativo ente Dern y Kemper. Es un dato interesante notar que Fey jamás pontifica en sus guiones, siempre sugiere sutilmente (todo lo sutil que sus caricaturescas parodias puedan ser). En el 3x06 vemos lo contrario. Fey muestra cierto desprecio por la combativa feminista adolescente, haciendo una parodia poco feliz y a veces inexacta de las formas de feminismo moderno. El episodio tiene la cualidad de ser el más flojo también por la forma en que se narra su resolución. Si revisamos el 3x09, “Kimmy va a la Iglesia”, volvemos a tocar fondo: Kimmy descubre en una iglesia evangélica esa igualdad que parecía estar negada para la mujer en el culto (El reverendo en una mujer) pero va descubriendo poco a poco los claroscuros de las personas que asisten. El episodio es resuelto por una artimaña de guion que no hace justicia a la genialidad de la serie, y que apela a una vocación por el no-conflicto que pareciera incompatible con lo mismo que se plantea. Más allá de lo loable de las intenciones de paz entre las partes, parece una tibieza de parte de la creadora optar por ser tan poco punzante en tiempos en que su conocida capacidad para herir con el humor es requerida. No olvidemos que los temores ante el avance de grupos religiosos retrógrados son parte de lo que hoy hace de completa actualidad la novela de Atwood llevada a la pantalla por Hulu (ya hablaremos de esa maravillosa ficción también), por lo que es un tema muy candente como para tratarlo con la liviandad emocional con que la trata Fey.



Está claro que la ideología no es ni debe ser la razón por la cual juzgar una obra. Sin embargo tampoco se puede negar que cierta tibieza de juicios resulta decepcionante (es innegable que el humor es otra forma de expresar ideología) y hace de esta temporada de Unbreakeable Kimmy Schmidt una experiencia menos desafiante de lo esperada. Si a eso le sumamos que la tercera temporada ha tenidos serios problemas para alcanzar la vara alta dejada por la season 2, la espera por la cuarta nos deja con bastante preocupación. En un contexto en que las series de Netflix parecen incapaces de proyectarse en el tiempo con la misma fuerza con la que empezaron (según muchos House of Cards y Orange is the New Black están en franca decadencia), ¿será Kimmy la próxima víctima? Esperemos que no y Tina Fey vuelva para demostrar que los tropezones no son caídas y que es tan difícil de batir como sus personajes.


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